Capítulo 10

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En otras circunstancias la boda me hubiera parecido un acontecimiento precioso. Aunque aparentemente no se había escatimado en gastos, la verdad es que todo se consiguió en un precio relativamente bajo. La iglesia estaba adornada con rosas blancas y su dulce fragancia la inundaba por completo. A los invitados los acompañaban un par de músicos encargados del piano y el violín, así como tres fotógrafos que Conrad había contratado para documentar el evento.

Carlo abrió la puerta del coche. Bajé de este del brazo de mi padre, quien vestía un esmoquin hecho a la medida. Se veía estupendo en él, pero también pareciera que los años le habían caído encima. Su paso era más lento y cansando de lo que yo recordaba. En su mirada pude ver que no era feliz. Sonreí para él, para reconfortarlo un poco, pero no pareció relajarse.

Mis pasos fueron acompañados por el sonido de la marcha nupcial y una profunda sensación de tristeza inundó mi corazón. A mi encuentro esperaban las sonrisas de personas con las que nunca antes había cruzado palabra. Procuré no mirarlas, no pensar en el momento, distanciarme de él. Fijé mi mirada al frente, al altar. En donde Conrad me esperaba vestido con un elegante traje de terciopelo azul. Su cabello había crecido y ahora caía en suaves ondulaciones sobre sus hombros. Sonreía con suficiencia. Sus ojos estaban clavados en mí, pero en ellos no aprecié nada aparte de su característica curiosidad. Supuse que lo único que le interesaba era saber qué tan bien podrían ejecutarse sus planes.

Caminé con todo el aplomo que me fue posible, pero cuando mis ojos se encontraron con los de Minjeong mis pasos empezaron a cavilar. La imagen de ella sentada en esa iglesia entre Sui y su madre es otro de esos recuerdos que perduran en mi memoria. Su rostro estaba aún más pálido de lo habitual. "Algún día seré yo" pude leer en sus labios, esbozando una tímida sonrisa. Mi atención se centró entonces en el brillo de la cadena en su cuello, recordé los anillos que confirmaban la promesa y le devolví la sonrisa. No era momento de dudar, si Minjeong estaba intentando ser fuerte en esta situación, a mí me correspondía hacer lo mismo.

Al llegar al altar mi padre colocó mi mano sobre la de Conrad y se retiró despacio. No recuerdo las palabras exactas que fueron dichas aquel día. Sé que en algún momento hicimos las clásicas promesas de cariño y cuidado eterno. Escuché a Conrad decir que su vida entera estaría entregada a mí y mi bienestar, que sabía que seríamos un equipo perfecto y que a su lado encontraría a un intachable compañero de vida. Yo dije algo como que era inmensamente afortunada de haberlo encontrado en mi camino, que me comprometía a lograr que nuestro matrimonio fuera estable y feliz, que en poco tiempo me había convencido de compartir mis días con él, entre otras cosas. De lo único que estoy segura es que en ningún momento expresé que lo amaba, aunque todo lo demás parecía indicar que así era.

Al final de la ceremonia el ministro dio la indicación a Conrad de que podía besarme. Él me miró con una sonrisa triunfante. Podía sentir la vista de todos clavada en mí, incluyendo la de Minjeong. Hasta ese momento nunca había permitido que Conrad me besara, aunque él tampoco lo había intentado; sin embargo, en ese momento nada se pudo hacer para evitarlo.

Cuando el ministro dijo las últimas palabras miré a mi ahora esposo. Era atractivo y se veía feliz. Sonreía como si fuera el dueño del mundo, seguramente más de una de las invitadas estaba interesada en conocerlo mejor, pero yo sólo quería salir de ahí y no volver a verlo en mi vida.

Salimos de la iglesia camino a la recepción, sujetada todo el tiempo al brazo de Conrad. Él había insistido en que rentáramos un pequeño salón cerca de la iglesia, así que pudimos llegar caminando sin inconveniente alguno. Justo como él esperaba, nuestra deslumbrante procesión llamó la atención de más de uno.

Desde el momento en el que llegamos al salón hasta que estuvimos de nuevo en casa de Conrad, no pude ver a Minjeong o Sui por ningún lado. Tampoco tuve oportunidad de hablar con sus padres o prácticamente con cualquiera de los invitados.

Love you the mostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora