[ 15 ]

489 41 5
                                    

Su esposo no dilató ni 10 minutos en llegar, fue más la preocupación y el querer saber que era lo que le pasaba a su mujer.

Su esposo no dilató ni 10 minutos en llegar, fue más la preocupación y el querer saber que era lo que le pasaba a su mujer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Que bueno que ya estás aquí.- se separó del abrazo.

- ¿Qué pasa, por qué no podías decirme eso por llamada?.-

- Esteban, prometeme que no vas a repetir esto que te voy a decir.-

- Eso no tienes ni que pedirlo, lo sabes. ¿Qué te pasa?.- la ve confundido.

- Me llamó un tipo diciéndome que es Antonio Gil.- lo dice en voz baja.

- ¿Qué? - la ve confundido.

- Te lo juro, me habló por teléfono, me dijo que mañana estaría aquí en la cuidad de México.- susurró

- ¿Cómo consiguió tu número?.- susurró también para que nadie escuchara nada.

- Yo que voy a saber,- se acercó más a él - pero no voy a desaprovechar esta oportunidad, tengo que verlo.-

- ¿Qué estás diciendo?.- frunce.

- En cuanto esté en la cuidad, lo tengo que ver.-

- Es un tipo muy peligroso, Marcia.- cambia de semblante. - Date cuenta por favor, no quiero que te pase nada.-

- No nos va a pasar nada, ni a m- - se calló de golpe cuando al recordar que casi mete la pata mencionando a su bebé. Afortunadamente él no sospechó ni se le hizo raro nada.

- Bueno, te acompaño.-

- Tú estás loco, Esteban. Por supuesto que no.-

- Marcia, entiende por favor, no te puedo dejar ir sola.-

- Entiende tú, lo que yo no puedo es dejar pasar esta oportunidad para lograr decirles todo a mis hijos.- se dirigió al escritorio.- Bueno, a Lucía y a Rafa.-

- Si te entiendo, pero siquiera déjame vigilar que estés segura y ese imbécil no te haga nada.- se acercó a ella.

- Pero de lejitos.- cuando sintió las manos de su esposo en sus caderas.

- Sí, de lejitos.- le da un beso.

- Esteban, no hagas eso.- ríe al sentir los besos del hombre en su cuello.

- ¿Porqué no?.- siguió besando.

- Bueno sí, has eso.- lo besó.

Otra vez se estaban dejando llevar por las ganas y por el momento, sólo que no era el lugar.

- No es momento, espérate que nos van a ver.- lo separó de su cuerpo. - Tranquilo.-

- Si es el momento.- se vuelve a acercar para intentar besarla.

- Puede que sí, pero no el lugar.- lo detuvo. - Por dios, eres un impaciente... que barbaridad.- finge indignación y se aguanta las ganas de reír cuando ve la cara de culpa de su marido.

- ¿Impaciente porqué?.- se asusta.

- Por no esperarte a que lleguemos a casa.- sonríe de lado.

- Ah,- suspira - me asustas.-

- Bueno, ¿nos vamos temprano?, hoy no tengo mucho que hacer.-

- Si yo igual.- ve la hora.

- ¿Entonces?, y aprovechamos para descansar.- levanta ambas cejas.

- Me parece perfecto.- sonríe - vengo por ti en una hora, ¿te parece?.-

- Me parece.- sonríe.

- Bueno, pues entonces me doy prisa a terminar lo que falta.- se despide con un beso y se va.

Ambos se pusieron pilas a terminar ya que les urgía "descansar".
Él terminó de enviar algunos correos y firmar unos papeles, y ella sólo hizo algunas llamadas y checó que todo marchara en orden respecto a contratos, etc.

- ¿Lista?.- entrando a la oficina.

- Lista, vamos.- se tomaron de las manos y se dispusieron a salir de la empresa.

- ¿Crees que esté alguien en la casa?.- pregunta encendiendo el coche.

- Alguna de tus hermanas, los muchachos no creo. Sabes que Lucía pasa con Pablo casi todas las tardes, Rafael en la iglesia del padre visitando a Ximena y Huguito pues está trabajando.-

- Pues ojalá tengamos casa sola.- la ve y ríen.

- No creo, pero no va a ser un problema. Siempre resolvemos.- ríen.

Así pasaron el largo trayecto de camino hacia la mansión, ya que había mucho tráfico.

- ¿No hay nadie?.- pregunta entrando a la casa.

- Sería lo mejor, ¿no crees?.- vuelven a reír.

- Buenas tardes.- los saluda la muchacha.

- Hola Esperancita, ¿no hay nadie?.- pregunta la pelirroja.

- No,- una sonrisa descarada se formó en los labios del hombre - la señora Lucrecia salió a una cita y la señora Inés fue con el padre José.-

- ¿Dijeron a qué hora volvían?.- pregunta alegre.

- No, solo avisaron que salían.-

- Está bien, gracias Esperanza.-

- Permiso.- se retiró.

- Bien, ¿qué hacen dos enamorados con casa sola?.- le pregunta pícaro.

- ¿Relajarse?.- sonríe seductora.

- Vamos a relajarnos entonces...- subieron.





Si está mal escrita, es porque
eran las 4 a.m. y me estaba durmiendo JADJJA

Voten. 😘✨

Juntos para Sıempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora