Ya con los análisis en mano, ya lo demás era pan comido.
Después de recogerlos se dispusieron ir al departamento a terminar de organizar todo.
Arreglaron muy bien y bonito, la recámara en especial. Y cada una se turnaba para hacer cada cosa, entre chistes y bromas como cinco horas después ya habían acabado.
–Bueno, así con todo esto preparado, que se de por bien servido, mira que lindo quedó.–dijo Alba mientras tomaban asiento.
–Imagínate, cuando lo vea le va a encantar, ni digamos cuando le dé la noticia. –rieron.
–Bueno, ya te toca comer tía, vamos.–
–No, vamos a la oficina a terminar otras cosas que tengo pendientes y allá pedimos algo.– se dispusieron a salir.
Mientras un loco Esteban llevaba toda la mañana esperándola. Ya sabía estaba con Alba pero de todos modos...
La extrañaba.
Media hora más o menos se tomaron para terminar de llegar a la oficina, así que Marcia se dió prisa para hacer todo lo que tenía pendiente, y acudir a algunas reuniones tenía que era lo que más tiempo le iba a robar.
Acudió a las reuniones para organizar el próximo show, y siempre estuvo nerviosa y ansiosa.
Nerviosa por Esteban, y ansiosa también por Esteban...
[...]
–¿Sí? –respondió la llamada.
–¿A qué hora te puedo ver?–
–Nos vemos en dos horas en mi departamento, ¿Te parece?–
–Me parece. –colgó la llamada lleno de felicidad.
Pero aquellas dos horas parecían siglos... Cada segundo se hacía eterno.
[...]
–Alba, me tengo que ir al departamento, tú ya sabes a que... –recogió sus cosas.
–Que te vaya bien, me cuentas todo. –rieron.
Tenía que estar en el departamento antes, para terminar de checar todo y esperarlo ansiosa.
Se le pararon los pelos cuando escuchó que alguien tocaba afuera, supo que era él y por alguna u otra razón estaba nerviosa por lo que le iba a decir.
–Esteban, pasa. –le abrió la puerta y lo recibió con un cálido beso para después seguirlo hasta la sala.
–Que bonito, ¿Qué es todo esto? –la vio confundido pero con una sonrisa. –¿Qué estamos celebrando? –rió.
–Bueno... No se necesita una fecha especial o algo que celebrar para tener estos detalles. –se acercó a él –Pero, en efecto, tengo que darte algo.–sonrió nerviosa.
–¿Qué es?–
El empresario la vió aún más confundido cuando su mujer le entregó un sobre para que viera lo que contenía dentro.
Cuando vió lo que contenía el sobre hizo que hasta cambiara de colores.
Para que luego su mujer le entregará una pequeña cajita de regalo...