Querido Diario...
La tensión está en su punto máximo. Cada día que pasa, siento que mi venganza está más cerca de consumarse. Las amenazas continúan llegando a Jotaro Kujo, y puedo ver cómo se tambalea, cómo su seguridad y confianza se desvanecen lentamente. No puede escapar de la sensación de que en cualquier momento, en cualquier lugar, podría ser atacado.
Mi equipo en Passione ha estado trabajando incansablemente para mantener la presión sobre Jotaro. Las amenazas son cuidadosamente planeadas, diseñadas para hacer que su paranoia aumente. Y yo, desde las sombras, observo cómo lucha por mantener el control mientras todo se desmorona a su alrededor.
Hoy recibió una nueva advertencia. Una carta en la que se detallan todos los momentos en los que estuvo cerca de ser atacado, momentos en los que su vida estuvo en peligro sin que él lo supiera. Quiero que sienta el peso de su propia vulnerabilidad, que vea cómo cada paso que da está siendo vigilado de cerca.
No puedo negar que el placer que siento al verlo sufrir es casi adictivo. Cada vez que siento que estoy logrando doblegarlo un poco más, mi satisfacción aumenta. Es como una especie de juego siniestro en el que tengo todas las cartas a mi favor. Y estoy decidido a ganar.
Pero a medida que avanzo en mi búsqueda de venganza, también siento que estoy perdiendo algo de mí mismo. Esta obsesión me consume, me hace cuestionar mis propios valores y principios. A veces me pregunto si estoy convirtiéndome en aquello que más detesto, en alguien lleno de odio y rencor.
Sin embargo, cada vez que veo el miedo en los ojos de Jotaro, la duda se disipa. Esta venganza es mi propósito, es lo que me mantiene en pie y me impulsa a seguir adelante. No descansaré hasta que haya logrado lo que vine a hacer.
ESTÁS LEYENDO
El diario de un buen padre - Dio Brando (Terminada)
FanfictionEn el oscuro y retorcido corazón de un hombre, es posible que existan destellos de luz que, aunque parezcan insignificantes, puedan marcar una diferencia en su camino. Aunque una vez fuera la encarnación del mal en su máximo esplendor, no se puede n...