Consecuencias

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I — Gaileux

Ubicación: Región Noroccidental de Teurissia – Imperio de Gaileux.


Hace más de una década, una feroz guerra estalló entre los imperios aliados de Gaileux y Rheintherra contra el poderoso Imperio Hisparita. La Emperatriz de Hisparia, astuta y ambiciosa, urdió un plan para apoderarse de las regiones del suroeste de Gaileux y el noroeste de Rheintherra. Sin embargo, sus maquinaciones fueron frustradas por un grupo de valientes héroes. Pero esto solo condujo a una terrible guerra entre los tres imperios, una guerra que no solo resultó en la derrota de los temibles Tercios Hisparitas, sino también en la independencia del Ducado de Gaerritraes. Aun así, las tensiones entre los imperios persistían, amenazando con un nuevo conflicto más que inminente.

Gran parte de estas tensiones se debían al apoyo de la depuesta Emperatriz Felicia al culto de los iluminados. Este culto siniestro contaba con el respaldo del poderoso Archi Cardenal Ignacio Du Montsegur, quien anhelaba obtener el control de la región de Gaenderoc y destituir a su sobrina, la Baronesa Odette Du Trancavel. Ignacio era una marioneta en manos de la maliciosa ambición de la emperatriz, quien no dudaría en manipularlo desde las sombras después de haber abdicado en favor de su hijo Rodrigo.

Varios meses después de su regreso, Jeanne atendía a su padre, el conde Tresoreux, con sus habilidades curativas. Sin embargo, su anciano cuerpo no reaccionaba bien, como el conde solía decir: —432 años no pasan en vano, aunque seas un assaree, hija.

De esta manera, Jeanne tuvo que combinar el cuidado de su padre con el cumplimiento de sus deberes como doncella de armas de Neurdentria y capitán de los caballeros imperiales. Así, la joven se veía obligada a viajar a las fortalezas de Maendeross y Montsegur, ya que se habían recibido informes de la presencia de nuevos herejes iluminados en las aldeas de Laendreto, Thaendia y Dhandherii. Sin embargo, estos sectarios eran difíciles de localizar.

A pesar de ello, continuaron con sus patrullas, ya que Jeanne sabía por experiencia propia que no podía bajar la guardia. Ella y su regimiento se mantuvieron en esta labor durante varios meses. En cierta ocasión, cuando llegaron a la ciudadela de Montsegur, Bertrand, el capitán de la guardia, les informó sobre un levantamiento en una aldea cercana. Sabían que no llegarían a tiempo, ya que el poblado se encontraba a medio día de distancia.

De todos modos, partieron al día siguiente, llevaron refuerzos de hombres de armas y ballesteros. Al llegar, encontraron a varios aldeanos muertos: algunos colgados de las paredes de las casas, otros yacían en el suelo. Cuando interrogaron a los supervivientes, no quedaron dudas en la mente de la impulsiva y audaz pelirroja sobre quiénes eran los responsables.

Durante varios meses, los buscaron sin descanso. Con la ayuda del cuerpo de guardabosques imperiales, lograron ubicar al grupo cerca de la frontera del ducado de Gaerritraes con Hisparia. Enviaron un mensajero para solicitar permiso de paso a doña Xendria, quien, aunque accedió, les exigió que fueran acompañados por sus propios caballeros y exploradores.

Rhuanna de TheirinicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora