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Connecticut
Parte 2

Patrick.

Vera se sentó en el lado de la ventana. Dejamos el equipaje en el compartimiento del techo del avión y ya estábamos poniéndonos los cinturones.

James e Ingrid, estaban sentados en los asientos a nuestro lado. Sin embargo, luego de diez minutos ambos estaban dormidos.

Vera leía algunos artículos sobre Ed y Lorraine. Y yo estaba viendo una película.

— Mira, —. Señaló con su dedo índice un párrafo en su laptop —. "Ed Warren fue el primer y único demonólogo que sin ser sacerdote ni tener relación directa con la iglesia fue reconocido por esta institución. Lorraine por su parte, posee el don de la clarividencia, por lo que es capaz de comunicarse con seres de luz, ver espíritus y ver el “aura” de las personas" —. Leyó.

— Así que Ed, tenía algunos privilegios al respecto de la iglesia —. Dije.

Me miró y sonrió —. Si, eso parece. Lorraine es asombrosa...

Se quedó en silencio unos segundos y luego googleó "Ed y Lorraine Warren fotos". 

Vimos muchas y en la mayoría, se veía la felicidad que se transmitían.

Durante todo el vuelo estuvimos hablando y riendo, en voz baja claro está. Pero fue un buen vuelo.

— Patrick, ¿Te dije que no me gustan los aterrizajes? —. Mencionó unos segundos después de que nos dijeran que en veinte minutos aterrizabamos.

— ¿De verdad? —. Respondí en tono burlón.

Asintió.

— Cuando nos avisen que ya aterrizaremos, me das la mano. A lo mejor no es demasiado, pero puedes sobrellevar el miedo —. Sonreí.

Me devolvió la sonrisa y veinte minutos después, avisaron que estábamos por aterrizar.

Tomé su mano y ella apretó la mía, cerró los ojos y yo reí.

— Está bien, todo está bien —. Pasé un brazo al rededor de sus hombros y ella apoyó su cabeza en mi hombro.

— Me debo estar viendo como una ridícula.

Fruncí el ceño —. Por supuesto que no. Probablemente te moleste con esto dentro de unas horas, pero ahora esto es serio.

Escuché como se reía.

Al aterrizar, todos comenzaron a levantarse.

— Ya aterrizamos —. Le dije aún abrazándola.

— ¿Seguro? —. Abrió los ojos.

— Al menos que esté alucinando yo.

Nos levantamos de los asientos y tomé el equipaje de nuevo.

Salimos del avión y nos encontramos todos.

— ¿Qué tal el vuelo? —. Preguntó James.

— Genial —. Respondimos.

Amor del buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora