Sentimiento.

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Ambos salimos del departamento todavía somnolientos. Llamé el ascensor y mi mente empezó a maquinar una idea, no sé que tenían esas malditas cabinas pero en las historias ficticias y en la realidad siempre lo mejor pasaba en ellas.

Hice toda la fuerza humana posible para reprimir la idea, sin embargo cuando las puertas del ascensor se abrieron me abalancé contra Satoru pegando nuestros labios en un beso hambriento y pasional. Él me correspondió al instante rodeando mi cintura con sus brazos. Mientras el ascensor descendía hundí mis dedos en su cabello y luego ambos tuvimos que separarnos en busca de aire. Reposé mi frente en la suya, respirando con dificultad, él aún me sostenía con fuerza.

El beso fue ardiente, lleno de deseo acumulado y emociones reprimidas. Era como si ambos estuvieramos liberando la tensión que habíamos estado sintiendo desde que nos conocimos. Sabía que esto era arriesgado, que nuestra relación era profesional y que arriesgaba todo en nuestras vidas solo por probar sus labios, pero en ese momento, todo eso quedó en segundo plano.

El sonido que indicaba que habíamos llegado nos sobresaltó, Satoru me soltó y yo me despegué de él con un brinquito, ambos compartimos una mirada cómplice antes de salir del ascensor y del edificio, creo que los dos sabíamos que a partir de este momento nuestra relación había cambiado por completo y si bien era algo aterrador, me encantaba la adrenalina de saber que estábamos rompiendo leyes y probablemente lo perderíamos todo si no eramos cuidadosos.

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El lunes de vuelta al trabajo, me indicaron que Mei Mei había decidido que de ahora en adelante mis sesiones de terapia serían en un lugar diferente. En realidad es porque le habían dado algo de libertad a Satoru pero cualquier persona que quisiera verlo antes de que yo llegara siempre lo veían en esta sala. Un cuadrado blanco solo con una mesa y dos sillas en la mitad, no había cámaras a la vista, ni una ventana sospechosamente grande, solo cuatro paredes, una mesa y dos sillas. Al llegar, saludé a los hombres de seguridad que no me respondieron el saludo como siempre y entré. Satoru ya estaba sentado, sin embargo no con la característica relajación que manejaba.

"Prefiero el sillón de tu oficina."

Se sinceró, asentí mientras tomaba asiento frente a él.

"Buenas tardes, Satoru, la verdad es que yo también prefiero mi oficina, pero creo que ya hemos roto suficiente las reglas."

Dije abriendo mi laptop y poniéndola en marcha para tomar apuntes. La sesión transcurrió como de costumbre, la diferencia es que esta vez él me entregó las notas que había tomado sobre sus pensamientos, confesó que sabía que todo el mundo de hechiceros y maldiciones no era real solo que a veces le gustaría una justificación para entender lo que pasó aquella fatídica noche en la casa de su mejor amigo. Me sorprendió saber que su mente lentamente volvía al principio de realidad.

"Si le hubieran permitido asistir a terapia desde el principio, hubiera recuperado su cordura hace años."

Pensé algo enojada para mi misma, era increíble lo que podía hacer la negligencia, sin embargo entendí porque Mei Mei me asignó a este tipo, ella sabía que los novatos siempre íbamos más allá, que todavía teníamos la ética profesional muy presente porque el trabajo no había consumido nuestra empatía aún.

"Muy bien, Satoru. Como siempre, muchas gracias por ser sincero y compartirme tus pensamientos, creo que el informe de este mes te beneficiará bastante."

Creo que no entendió por qué lo decía, me miró algo confundido y luego se levantó de la silla.

"Nos vemos luego, Doc."

Miré mi reloj, aún teníamos quince minutos de sesión.

"Espera."

Mi voz lo detuvo justo antes de tocar el pomo de la puerta, se volvió para mirarme y una sonrisa burlona y ladina apareció en su rostro, él sabía que quería y también sabía por qué lo detuve. Volvió sobre sus pasos para acercarse a mí y tomar mi cuello con su gran mano, apretó un poco, sentí como el flujo de oxígeno a mi cerebro disminuía, solo podía mirar a sus ojos mientras sentía como me derretía en su toque. Cerró la distancia con un beso, lento pero apasionado, agarré su brazo libre en busca de apoyo mientras él me devoraba. El beso se tornó tan húmedo y el ambiente tan caliente cuando su lengua hizo bailar la mía. Las lágrimas de deseo picaban en los bordes de mis ojos cuando él simplemente se detuvo y se alejó un poco. Tuve que tomarme un segundo para recuperar mi aliento y postura.

"Nos vemos luego."

Dije entre suspiros, él sonrío de manera maligna, tal vez estaba orgulloso de que lo que estábamos haciendo estaba mal. Simplemente salió de la sala.

𝑃𝑇𝑆𝐷 || 𝐺𝑜𝑗𝑜 𝑆𝑎𝑡𝑜𝑟𝑢 - 𝐽𝐽𝐾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora