Rutina.

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Advertencia: Contenido NSFW












Pov: Satoru

Se nos estaba volviendo costumbre esto de romper las reglas, no sé si tenía que darle las gracias a alguien en específico o directamente a Dios por dar la orden de que nos teníamos que ver en la maldita sala de visitas pero sin duda había sido lo mejor que me había pasado. La doctora Mizuhara era una mujer estoica, aunque a mi no me engañaba, detrás de ese semblante serio y mentalidad cuadriculada había una mujer sensible y femenina, a veces solo con ver a sus ojos sabía que era lo que quería y por eso, sin ningún aviso de por medio, comenzamos a acortar las sesiones y el resto de tiempo que teníamos antes de que alguien entrara lo aprovechamos de la mejor manera.

Ese era el caso del día de hoy, de alguna manera se las arregló para convencerme de subirla a la mesa y ponerme entre sus piernas mientras nos besabamos, era costumbre también que sus besos siempre parecían desesperados con ritmos erráticos mientras yo intentaba ser más sensual y no perder la batalla.

Creo que nunca en mi vida una mujer me había obligado a obedecerle, ¿tal vez es porque la Doctora y yo tenemos una relación donde claramente ella tiene poder? Aun así parecía que esta mujer que tenía más experiencia curando locos que con relaciones interpersonales podía hacer y deshacer conmigo las veces que quisiera y como quisiera. Y tal vez muy al fondo de mi era demasiado terco para aceptarlo.

Dejé de tomar su cintura para acariciar sus muslos desnudos, ese día había decidido usar falda pero ahora solo era un pedazo de tela arrugado que apenas cubría su pelvis, no me había atrevido a mirar hacia abajo hasta ese momento, deshice el beso y suspiré con pesadez.

Ser hombre es difícil, ¿cómo se suponía que me contuviera si esta mujer me estaba dando una vista completa de su ropa interior color vino? claro que para hacer algo más necesitaría más tiempo y privacidad porque probablemente sus gritos los escucharían hasta Kanto.

Ella pareció notar mi mirada así que tomó mi otra mano, dando un suave apretón, ¿tal vez me estaba concediendo permiso para algo o quería parar? realmente no supe a que se refería así que usé esa misma mano para tomar su cuello y continuar donde nos habíamos quedado.

————

Cuando oí suspirar a Satoru temí por un instante que se estuviera arrepintiendo, casi por instinto mi mano tomó la suya, él ni siquiera me miró cuando tomó mi cuello con algo de fuerza y volvió a besarme, esta vez sentía como mis piernas lentamente se convertían en gelatina y como el espacio entre nuestros cuerpos se cerraba por completo, Satoru movió su mano, deslizandola por mi muslo y finalmente tocando mi entre pierna, gemí de inmediato cuando sentí la sensación electrica recorrer todo mi cuerpo y cuando el calor de su mano me hizo caer en cuenta de la humedad.

A veces era divertido jugar a ser dominante con él, otras simplemente era imposible, y hoy era una de esas veces. No pude evitar mover mis caderas suplicando por fricción y eso ocasionó que Satoru se burlara de mí en mi boca. Puse mis manos en sus hombros y mi frente en su pecho buscando algo de apoyo, a este punto iba a ser imposible controlar cualquier reacción que tuviera mi cuerpo.

Él entendió tan fácil mi descenso a la locura, con habilidad movió mi ropa interior de su camino y tuve que ahogar un grito cuando sentí sus largos dedos hundiéndose hasta lugares tan profundos que ni yo misma conocía. De repente el temor de estar haciendo ilegal comenzó a golpearme. Sentía que me faltaba el aire hasta que una voz gruesa hizo eco en la sala y en lo más profundo de mi cerebro.

"Mírame."

No sé por qué me sorpendí más, si porque me estaba dando órdenes o porque por primera vez desde que nos conocimos utilizó lenguaje informal. No pude evitar comenzar a temblar, sus dedos me hacían jadear y sentía que mi vista comenzaba a nublarse, tuve que hacer una fuerza inhumana para estirar mi cuello y reincorporarme sobre la mesa. Sabía que estaba hecha un desastre, el placer me había hecho soltar una que otra lágrima y sentía mi flequillo pegarse a mi cara por el sudor. En cuanto nuestras miradas se encontraron noté que sus ojos que siempre habían sido brillantes, ahora estaba oscuros y que sus mejillas tenían un leve sonrojo.

"No dejes de mirarme."

Los sonidos húmedos eran tan vergonzosos, quería cerrar mis ojos y mis piernas porque sabía que lo que vendría después sería difícil de limpiar, sin embargo, mi cuerpo le hacía caso sin consultarme.

Comencé a sentir un nudo en mi vientre que rogaba por ser liberado y me sentía patética bajo su mirada depredadora, con algo tan simple todos los músculos de mi cuerpo se contraían, clave mis uñas en sus hombros y arqueé la espalda rompiendo, finalmente, el duelo de miradas. Tuve que morderme los labios obligandome a no soltar un grito y de repente me sentí vacía. Satoru se alejó de mi y tomó algunos pañuelos de los que yo siempre cargaba por si alguien lloraba para limpiar su mano.

"Le dije que no dejara de mirar."

Me bajé de un salto de la mesa y acomodé mi ropa, me sentí estúpida y patética, pero también me sentí rabiosa, ¿cómo se atrevía él a hacer eso?. Su mirada jugetona y sonrisa ladina de repente me parecieron las cosas más aborrecibles del mundo hasta que la temperatura de la habitación que siempre había sido fría comenzó a descender, o tal vez solo era mi percepción térmica. Negué con la cabeza y comencé a recoger mis cosas sobre la mesa.

"Terminemos por hoy, nos vemos pronto, Satoru."

No supe si respondió o no, salí como alma que lleva el diablo por la puerta y luego casi corrí por los pasillos hasta el ascensor. Me sentía humillada, había permitido que él fuera tan lejos solo para que se burlara de mi. Tal vez lo mejor era dejar los juegos por ahora y concentrarme en mi trabajo, estaba siendo demasiado imprudente y al fin y al cabo él solo era un tipo más.

¿O tal vez no?

𝑃𝑇𝑆𝐷 || 𝐺𝑜𝑗𝑜 𝑆𝑎𝑡𝑜𝑟𝑢 - 𝐽𝐽𝐾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora