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"Apagada..."

4 years later...

Cuatro años habían pasado desde el cumpleaños de la mediana de los Byers. Ella y Harrington seguían juntos y eran ese prototipo de pareja que todos querían... _____ terminó la universidad, ahora es dueña de una prestigiosa empresa de moda. Steve trabaja en una empresa multimillonaria, por lo tanto, a ninguno le hacía falta nada... ______ ahora se encuentra en su empresa, está diseñando un nuevo modelo.

_______ Byers

— Señorita, Byers. Tiene una llamada en línea, es su
esposo. — Habló mi secretaria entrando a mi oficina.

— Claro, gracias, Mónica. — Tomé el teléfono y atendí la llamada.

¿Hola?

¡Darling!

¿Qué sucede?

Hoy saldré temprano de la empresa, ¿Quieres que pase por ti? Te tengo una sorpresa...

¡Una sorpresa! Claro, pasa por mí.

Bien, saldré a las 12:30 p.m.

Bien, te veo después.

Adiós, darling.

Adiós...

Colgué la llamada y una sonrisa boba se escapó de mi.

— Después de tantos años sigues con esa maldita sonrisa. — Dijo Danielle entrando a mi oficina con dos cafés en la mano. Trabajábamos juntas.

— Cállate, que tú cuando miras a Robin te quieres derretir. — Sacó su lengua infantilmente y reímos.

— ¿Qué harás hoy? — Preguntó entregándome un café para sentarse frente a mí.

— No lo sé, Steve vendrá por mi a las 12:30 p.m., dijo que me tenía una sorpresa.

— Uy... ¿Se viene nuevo ser en nueve meses? — Mis mejillas tomaron un color carmesí. Tomé un lápiz y lo lancé hacia Danielle.  — ¡Oye! — Exclamó riendo a lo que yo hice lo mismo.

— No, Danielle. No se viene un nuevo ser en nueve meses.

— ¡Ay! ¿Por qué? Quiero un hermanito. — Dijo. Reí y ella hizo lo mismo, desde que su amistad con Steve creció ella se autodenominó como "nuestra hija". — Oye, ¿Encontraste departamento? — Preguntó y yo negué.

— Es difícil encontrar un departamento estilo loft, créeme. — Dije yo ahora dibujando un pequeño boceto.

— No sé para qué estás buscando un departamento si prácticamente YA VIVES CON STEVE. — Exclamó Danielle con un toque de exageración.

— Tampoco es para tanto.

— Ajá, claro, sobre todo porque allá no tienes más de la mitad de tu closet. Tu poco maquillaje, tus perfumes, collares, anillos, pijamas, brasieres-

— ¡Okey, ya! Entendí tu punto. — Dije interrumpiendola. Danielle iba a hablar cuando alguien entró a mi oficina.

— Llegué. — Pronunció mi lindo novio con una sonrisa.

— ¡Harrington! Son las 12:20 p.m., ¿Y ya me quieres quitar a mi madre? — Dijo Danielle dramatizando.

— Sí. — Reí. Steve se acercó a mí y dejó un suave beso sobre mis labios.

— Eso, humillenme ahorita que no está Robin. — Danielle fingió quitarse unas lágrimas imaginarias y nosotros reímos. Robin; su novia, había salido de viaje a una escuela de artes visuales desde hace una semana, ella y Danielle solo se comunican por llamadas.

— ¿Ya te quieres ir, darling? — Dijo Steve.

— Claro. Danielle, ¿Te llevamos? — Pregunté mirando a mi mejor amiga y ella asintió con un puchero. Salimos de mi oficina y entramos al elevador, íbamos directo a la salida principal pero antes me acerqué a mi secretaria.

— Mónica, ya no regresaré hasta mañana a las 10:00 a.m., si llega la señora Willow le dices que salí de viaje. — Fruncí mi entrecejo y mi secretaria rio. Ella sabía que la señora Willow me caía mal.

— De acuerdo, que le vaya bien jefa. — Le sonreí y comencé a caminar a dónde se encontraban mi novio y mi mejor amiga.

Cuando llegué con ellos estaban jugando piedra, papel o tijera. Reí al ver la situación y los tomé del brazo para llevarlos a mi auto donde ya se encontraba ahí mi chófer.

— Después te ganaré, rata. — Exclamó mi mejor amiga viendo retadora a mi novio.

— Ya acepta que nunca me ganarás. — Pronunció mi novio.

— ¡¿Quieres ver que si?! — Mi mejor amiga era orgullosa y nadi le ganaba. Mi novio asintió y comenzó otra vez su lucha de piedra, papel o tijera; reí ante la situación y llevé mi vista hacia la ventana viendo el hermoso camino...

30 minutos después.

— Señorita, Byers, llegamos a la casa de la señorita
Danielle. — Exclamó mi chófer.

— ¡Ay! ¿Por qué? — Danielle hizo un puchero y yo le sonreí tiernamente.

— Después te veo, ¿Sí?

— Pero, es que me quedo sola y Robin no está.

— Más tarde volveré por ti, ¿Okey? — Ella asintió con un puchero, se extendió para darme un cálido abrazo y después dejó un golpe en el brazo de Steve a lo que éste se quejó.

Danielle bajó del auto y mi chófer comenzó a dar camino hacia la casa de mi novio. Me recargué en el hombro de Steve y éste tomó mi mano.

— ¿Estás bien? Te noto algo apagada, darling... — Pronunció Steve acariciando mi mano.

— Estoy cansada. Es todo, no te preocupes. — Le sonreí tranquilamente pero él quedó con duda, Steve me conocía perfectamente...


















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Darling... | Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora