O C H O

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Seokjin se despertó en el futón de Hoseok, cansado después de dormir algunas horas escasas. Comprobar a Namjoon cada dos horas había sido duro.

Nadie debería verse obligado a evaluar a un hombre que no llevaba nada más que ropa interior ajustada y una sonrisa baja calzoncillos. ¿Y qué podría ser incluso peor? Pues sus inolvidable palabras.

¿Tú obsesión por tomar el control? Me gustaría comprobar eso.

El cerebro de Seokjin dibujó la visión de Namjoon inclinado delante de él, mirando sobre su hombro con ojos ardientes, una sonrisa arrogante en su cara y un tono claramente provocativo diseñado para conseguir atraer a Seokjin.

El poderoso impulso de necesidad casi funde el cerebro de Seokjin.

No era más capaz de imaginarse a Namjoon y toda esa energía bajo su control, de lo que era capaz de imaginarse un cohete y el intentar dirigirlo solo con su propia voluntad. Follarse a su exnovio estaba fuera de cuestión. Y no se ceñía a sus nuevas reglas sobre citas. Seokjin no se podía permitir desearlo. No podía permitirse enamorarse de Namjoon otra vez y luego que el tipo se largara y se quedara esperando a que volviera...

A Seokjin se le revolvió el estómago.

No podía vivir así nunca más, esperando por algo que nunca pasaría.

Con los ojos cerrados, Seokjin, masajeó su cuero cabelludo y se centró en una imagen relajante, la cual no contenía a Namjoon. Se aclaró la mente, enfocándose en la calma, la claridad. Concentrándose en la respiración profunda, para que su ritmo cardíaco se recuperara y la tensión abandonara su cuerpo.

Quince minutos después, por fin se sintió con fuerzas para enfrentarse a Namjoon durante el desayuno y Seokjin rodó fuera del futón. Antes de ir a trabajar, se apegaría a su rutina y daría una larga carrera para mantenerse en forma.

Cuando entró en el salón, oyó voces procedentes del pasillo. Una era de Hoseok, pero la otra pertenecía a una mujer. Curioso, Seokjin ralentizó los pasos mientras pasaba por la puerta y se quedó mirando la cocina.

La madre que me parió.

Sentada en la isleta central estaba la exmujer de Namjoon, Hwasa. El intento de Seokjin por lograr un estado zen, retrocedió un paso.

Hace años, cuando descubrió que Namjoon se había comprometido, Seokjin se había permitido echar una mirada al anuncio y a la foto de la feliz pareja antes de tirar el periódico a la basura. Ahora se dio cuenta de que la imagen que tenía de ella no hacía justicia a la apariencia real. Pómulos altos, ojos negros y una tez café con leche que le daba una apariencia exótica, lo que demostraba una herencia mixta, según sospechaba, tenía una fuerte dosis de raíces hispanas. Su cabello largo y oscuro estaba recogido en una cola de caballo. Sus pantalones y blusa eran formales, pero ligeramente casuales, lo cual era algo típico del estilo de Los Ángeles.

新郎的选择² [ NamJin | JinNam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora