D O C E

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Namjoon nunca antes había rehuido de un desafío, y no iba a empezar ahora.

Su truco favorito había sido saltar del puente que se extendía sobre el Eagle Valley Gorge y caer en paracaídas sobre el remolque de un tractor en movimiento en la carretera de abajo. La hazaña no había sido fácil. Si podía efectuar esa maniobra, seguramente un día recorriendo las calles de San Francisco con Seokjin debería ser pan comido. ¿Cuán difícil podría ser?

Tenía el presentimiento de que estaba a punto de descubrirlo.

Namjoon miró el callejón lleno de grafitis, ignorando el olor preocupante y observando la puerta de la carnicería a través de la cual su ex había desaparecido hace diez minutos. Seokjin había estado en lo cierto. Cuando Namjoon había preguntado si la prensa los seguiría hoy día, Seokjin había dicho que a nadie le importaba cuando hacía sus rondas por aquí.

Después de espiar a un charco sospechoso, Namjoon se cambió de pierna y entonces pisó algo suave. Levantó su pie, una desagradable plasta de una cosa pegajosa inidentificable se extendía entre sus zapatos deportivos y el pavimento.

Jesús, no se preguntaba por qué los reporteros no se molestaban en entrar aquí.

Seokjin salió de la tienda con su camisa estándar y la corbata en su lugar. —¿Puedes cargar esto por mí? —Con una pequeña mochila colgando de su hombro le extendió un saco de papel con una gran mancha de grasa en el fondo.

—¿Qué es esto? —dijo mientras tomaba la bolsa.

—Regularmente la carnicería se lo dona a Fritz y Opal.

Namjoon abrió el saco y un olor desagradable golpeó su nariz. Hizo una mueca y bajó la mirada a los dos huesos que todavía tenían pegados algunos pedazos de carne, su estómago se sacudió de forma poco placentera.

—Maldición, Jin. Eso es asqueroso. —Cerró la bolsa para ponerle fin al ataque en su nariz—. No pueden ser para tus pacientes.

—Lo son.

La mandíbula de Namjoon casi cayó. Y luego vislumbró el rápido destello de luz en los ojos grises de Seokjin y se dio cuenta de que el chico estaba jugando con él.

Interesante.

Desde que Namjoon había aparecido esta mañana, Seokjin casi parecía... alegre, como si hubiese establecido un plan y anhelara llevarlo a cabo. Más específicamente, un plan con Namjoon en mente. Lo cual debería preocuparlo, pero la mirada divertida de Seokjin era un poco deslumbrante.

—Namjoon tomó la decisión de seguirle el juego. —Bien —dijo—. Cargaré los huesos.

—Excelente —dijo Seokjin—. Sígueme. —Y luego se dio la vuelta y avanzó.

新郎的选择² [ NamJin | JinNam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora