T R E C E

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Cuatro días después, Namjoon se paró en el decimoquinto piso de un edificio abandonado y bajó la mirada hacia la multitud reunida en la calle bloqueada de Charlotteville. Ubicada entre LA y San Francisco, probablemente la sufrida ciudad no había visto tanta acción desde que la empaquetadora local había cerrado, llevándose con ella un gran número de los trabajos de la ciudad. Por ello, el ayuntamiento había estado dispuesto a ofrecer incentivos financieros para que filmaran parte de Los Indestructibles en este lugar. En unos cuantos minutos, Namjoon caería desde cuarenta y seis metros con nada más que un cable, un descensor mecánico y airbag para evitar que se estrellara en el suelo.

No se permitían las segundas oportunidades.

Se habían establecido dos cámaras para filmar al especialista y el camarógrafo voluntario para el comercial de Barcherlor Bid también estaba aquí. Namjoon también sabía que Seokjin estaba por allí abajo, en algún lugar.

Su estómago se agitó de forma desagradable, pero no a causa de la altura.

Hace menos de una semana, los dos se lo habían pasado mejor que nunca. Seokjin lo había perdonado por irse de esa manera tan bastarda, disfrutaron un día juntos en las calles y habían realizado una escalada divertida. Lo mejor de todo, Seokjin había procedido a hacer estallar la mente de Namjoon por segunda vez.

Por un breve y brillante momento, las cosas casi se sintieron... bien. O, por lo menos, algo adyacente a bien. Independientemente de todo lo que había pasado, toda la tensión persistente sobre el pasado se había desvanecido, y Seokjin parecía relajado y accesible. El tiempo juntos se había sentido tan bien. Pero esos dos malditos pasos hacia adelante habían sido seguidos por un gran y estúpido paso hacia atrás, porque Namjoon lo había arruinado todo.

Dios, era un tremendo idiota.

El estado de letárgico post-sexo había abierto su gran bocaza en una confusión que había hecho que su tenue paz se fuera al infierno. Desde que había llegado San Francisco, Namjoon había estado debatiendo consigo mismo en cuanto a escupir sus pensamientos por completo. Al final, había decidido no poner su -en el mejor de los casos- "titubeante" y reciente relación en riesgo al compartir esa horrible verdad. ¿Cuál había sido el punto? ¿Por qué querría volver a lastimar a Seokjin? ¿Namjoon no había hecho suficiente ya? Y, sí, sabía que las razones eran parcialmente egoístas.

Sólo quería volver a disfrutar de la compañía de Seokjin, el hombre al cual, alguna vez había amado más que nada, antes de que muy probablemente todo se fuera a la mierda por segunda vez.

La velocidad de su corazón se aceleró y dejó salir una larga y lenta exhalación, rodando sus hombros para aliviar la repentina tensión y se estiró para masajear los músculos adoloridos. Y entonces, en contra de las estrictas instrucciones de su cerebro, sus dedos aterrizaron en el pequeño bulto en su cuello.

新郎的选择² [ NamJin | JinNam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora