Si no lo digo, no se nota.

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YoonGi estaba de pronto con el ánimo renovado a pesar de su fatiga, había descansado lo suficiente y a tiempo para no tener un meltdown, aunque no se salvó del shutdown, ese apagón por estar tan sobreestimulado que no podía ni hablar.

—Así que hubo beso. Tu momento fama.— Canturreó HoSeok enseñando el celular con una foto del suceso.

—A ver—Dijo NamJoon mirando la pantalla.

YoonGi tomó el celular y lo bloqueó.

—Sí, hubo beso, no es para tanto, es incómodo.—Dijo y Hobi hizo un puchero en respuesta.

YoonGi no quería que NamJoon se hiciera ideas equivocadas, aún cuando decirle que le gustaba no estaba en sus planes. 

—Bueno, bueno. Traje snacks, podríamos compartir con los amigos de tu chico, ¿No?—Hobi siguió con la conversación.

Porque YoonGi aún en la cama y ellos sentados en el piso no parecía muy alentador.

—A mi me encantaría.—Dijo NamJoon.

—Es bastante, así calmamos al ansioso de NamJoon.—HoSeok sabía que Joon tenía trastorno alimenticio inespecífico.

Ortorexia, con tendencia al atracón por la presión que significaba restringir grupos de alimentos. Se comía sus pensamientos, sus ansiedades, sus inseguridades, para proceder a ir al gym porque le aterraba lucir mal, tenía una reputación de infancia que le hacía creer que era feo, vivía de apariencias.

—Que te jodan.—Dijo Nam.

—Aquí me tienes.—Dijo HoSeok abriendo las piernas.

—No empiecen con sus homosexualidades o se largan.—Intervino YoonGi.

—¿Vamos?—Negarle algo a HoSeok no era opción.

—Vayan, quiero dormir.—Dijo YoonGi.

—¿Seguro?—Dijo Nam.

YoonGi asintió con la cabeza.

—Estoy cansado.

No dejaría que vieran como la distimia se apoderaba de él otra vez, era tan horrendo estar agotado, su vida era simplemente desalentadora y era un insípido, percibido como un flojo, estaba harto de todo.

O quizás era su pensamiento polarizado haciéndole sentirse pesimista respecto a la vida en un mal momento.

Sus amigos al ver con detenimiento las ojeras en el rostro del autista, accedieron.

~♡~

Y mientras se presentaban y comenzaban a compartir, YoonGi sólo pudo sollozar en su habitación. Su vida nunca fue como la de otros, quería tanto ser como los demás, hablar de manera espontánea y hacer amistades sólo porque sí, pero no podía, mierda, no podía.

Cayó profundo en compadecerse a sí mismo que no imaginaba que JiMin y su reloj interno muerto y sus infinitas alergias también eran difíciles, pero no por ello tenía menos valor, tampoco YoonGi.

Aquel odiaba tanto ser autista porque no sentía que no servía para el mundo tan extraño en el que le tocó vivir, se odiaba a sí mismo porque no podía cambiarse.

Incluso creía que sus tan insistentes amistades le hacían un favor a su mamá por algo a cambio, ella intervenía en muchas de sus cosas, porque aunque lo odiara, no podía valerse por sí mismo y era una mierda. ¿Por qué insistirían ante una persona como él? No le hacía sentido.

Aunque si en vez de pensar, hubiera escuchado, lo sabría.

—Aunque le cuesta interactuar o se niega a hacerlo, es una gran persona, una vez sólo por sacarle tema de conversación le dije que estaba abrumado por una receta, ¿Qué era, hobah?—NamJoon habló.

No, Nos Amamos. | YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora