Capítulo 5: Enredos y Descargas

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La clase avanzaba en un ritmo constante mientras los estudiantes se sumergían en el proyecto sobre parejas históricas. Martina y Cristina estaban juntas en su mesa, hundidas en sus conversaciones mientras intentaban evitar las distracciones del aula.

Martina: (susurrando) Así que, ¿en qué pareja histórica quieres enfocarnos?

Cristina: (sonriendo) Creo que podría ser interesante investigar sobre Marie Curie y Pierre Curie. Su colaboración en la investigación científica fue impresionante.

Martina: (asintiendo) ¡Eso suena genial! Empecemos a buscar información después de la clase.

Cristina: (susurrando) Martina, tengo que admitir que Carlos está comenzando a agobiarme. Siempre está tratando de ligar conmigo y no entiende que no estoy interesada.

Martina: (frunciendo el ceño) Eso suena molesto. ¿Has considerado hablar con él claramente para que lo entienda de una vez?

Cristina: (suspirando) Sí, he estado pensando en eso. Quizás deba quedar con él una vez y dejarle claro que solo quiero ser amiga.

Martina: (sintiendo un pizca de celos) Bueno, si eso te hace sentir mejor y te ayuda a manejar la situación, adelante.

Cristina: (con una sonrisa traviesa) ¿Sabes qué, Martina? Noté algo curioso cuando mencioné a Carlos. ¿Celos?

Martina: (sorprendida) ¿Qué? ¡No! Solo estaba pensando en tu situación, eso es todo.

Cristina: (riendo) Bueno, bueno. Si alguna vez empiezas a sentir celos de alguien, me lo haces saber.

Martina: (murmurando) No tengo razones para sentir celos.

Cristina: (divirtiéndose) ¿Segura? Porque puedo ver la forma en que miras cuando hablamos de Carlos.

Martina: (sintiéndose picada) ¡Oh, por favor! No es para tanto.

Cristina: (riendo suavemente) Vamos, Martina, solo estoy bromeando. No quería incomodarte.

Martina: (murmurando) No me incomodas. Solo es que... nunca importa.

Cristina: (suavemente) Lo siento si me pasé. (acercándose y dándole un beso en la mejilla) Solo quiero que sepas que eres importante para mí.

Después de la clase, mientras Martina se unía a sus amigos para hacer skate, la tarde caía lentamente y el sol teñía el cielo de colores cálidos. El grupo exploró sitios abandonados para practicar su pasatiempo.

Por otro lado, Cristina se dirigía a su clase de natación, encontrando tranquilidad en el agua mientras nadaba de un lado a otro de la piscina. La sensación del agua la ayudaba a liberar el estrés acumulado durante el día.

A medida que avanzaba la tarde, Martina y su grupo de amigos del skatepark comenzaron a explorar sitios abandonados para practicar su pasatiempo. La adrenalina de deslizarse por las rampas y hacer trucos la ayudaba a desconectarse de sus preocupaciones y liberar sus emociones acumuladas.

La mañana de sábado llegó con un sol radiante y un aire fresco que animaba a salir al parque. Lucia, Laura, Martina y Cristina habían decidido pasar tiempo juntas, disfrutando de un día relajado y lleno de risas.

Mientras caminaban por el parque, las amigas se sumergieron en conversaciones animadas. Lucía compartía datos curiosos sobre las aves que veían a su alrededor, sorprendiendo a todos con su conocimiento. Laura, por otro lado, no se quedaba atrás, compartiendo anécdotas graciosas sobre sus experiencias en el café que planeaban visitar más tarde.

En un momento, pasaron por un estanque donde un grupo de patos nadaba plácidamente. Cristina señaló a los patos y dijo en tono humorístico: "Vida pato, ¿eh? Siempre en calma, sin preocupaciones reales."

Martina no pudo evitar reír y respondió con sarcasmo: "Sí, sin exámenes ni proyectos. Deberíamos aprender de los patos."

La dinámica del grupo estaba llena de energía y complicidad. Se reían de las ocurrencias de cada uno y compartían historias mientras exploraban el parque. De repente, se encontraron con un grupo de músicos callejeros que tocaban melodías alegres. Lucia expresó su amor por la música y sugirió quedarse un momento para escuchar.

Mientras disfrutaban de la música, una exposición de arte al aire libre llamó su atención. Pinturas y esculturas coloridas adornaban el paisaje, y las amigas se detuvieron para observar y comentar sobre las obras.

Martina señaló una escultura abstracta y dijo con una sonrisa: "No tengo ni idea de lo que esto significa, pero me gusta. ¿A ustedes?"

Laura se rió y asintió. "¡Estoy contigo, Martina! A veces, es mejor simplemente disfrutar del arte sin tratar de descifrarlo."

Las risas y las conversaciones ligeras continuaron mientras recorrían el parque. A medida que compartían anécdotas y opiniones, la conexión entre ellas se fortalecía aún más. Había una sensación de comodidad y entendimiento mutuo en el aire.

Al final de su paseo, se detuvieron en un café acogedor. Mientras se relajaban con sus bebidas, Lucia compartió una historia divertida sobre una vez que intentó hacer latte art y terminó con un diseño que se parecía más a un alienígena que a una flor.

Martina no pudo contener la risa y bromeó: "Bueno, al menos no serviste un alienígena en vez de café, ¿verdad?"

Cristina intervino riendo: "Imagino que sería difícil encontrar a alguien que pidiera eso."

Las carcajadas resonaron en el café mientras compartían más historias y chistes. A medida que pasaba la mañana, quedó claro que su amistad estaba creciendo y fortaleciéndose con cada momento compartido.

Mientras el sol seguía brillando en el cielo, las cuatro amigas continuaron disfrutando de su día juntas, explorando, riendo y creando recuerdos que permanecerían en sus corazones mucho después de que el día llegara a su fin.

Cruce de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora