Martina y Cristina compartieron sus luchas internas, creando un vínculo más profundo entre ellas. Una tarde, mientras el sol comenzaba a ponerse, las dos chicas se encontraron en un tranquilo parque cercano a la escuela.
Martina: (con la voz temblorosa) Cristina, necesito que sepas algo importante sobre mí. He estado luchando con una adicción y... me siento completamente atrapada. No sé qué hacer.
Cristina: (sus ojos se abren en sorpresa y luego se suavizan) Martina, gracias por confiar en mí lo suficiente como para compartir esto. Lo siento mucho por lo que estás pasando. Pero, sabes, no tienes que enfrentarlo sola. Estoy aquí para ti, de verdad.
Martina se derrumbó en el banco, dejando caer las lágrimas que había contenido durante mucho tiempo. Cristina se sentó a su lado, pasando un brazo alrededor de sus hombros en un gesto de apoyo.
Cristina: (suavemente) Martina, sé que esto debe ser increíblemente difícil para ti. Pero también sé que eres fuerte. No tienes que lidiar con esto en soledad. ¿Has considerado hablar con tus padres sobre esto?
Martina: (entre sollozos) No sé cómo reaccionarán. Temo que estén decepcionados de mí.
Cristina: (con calidez) Martina, tus padres te aman. No importa lo que haya sucedido, lo que más desean es tu bienestar. Creo que hablar con ellos podría ser un paso importante para tu recuperación.
Después de esa conversación, Martina decidió enfrentar sus miedos y hablar con sus padres. Aunque se sentía nerviosa, sabía que necesitaba el apoyo de su familia para superar su adicción. Los mensajes entre Martina y sus padres reflejaron la seriedad y la delicadeza del tema:
M: Mamá, papá, necesito hablar con ustedes. ¿Podemos sentarnos y hablar esta noche?
Padres de Martina: Por supuesto, Martina. Estaremos en casa. ¿Estás bien?
M: Estoy lidiando con algo importante y necesito su apoyo. Por favor, tómense un tiempo para esto.
La conversación con sus padres fue intensa y emocional, pero finalmente encontraron un camino hacia adelante juntos. Buscaron un psicólogo especializado en adicciones y comenzaron el proceso de recuperación de Martina como familia.
Al mismo tiempo, Cristina también decidió enfrentar su autoexigencia y buscar ayuda profesional. Sus mensajes con sus padres transmitieron su necesidad de encontrar un equilibrio en su vida académica y personal:
C: Mamá, papá, necesito hablar con ustedes. ¿Podemos tener una conversación esta noche?
Padres de Cristina: Por supuesto, Cristina. ¿Todo está bien?
C: Estoy lidiando con algo que me está afectando. Quiero que sepan lo que está pasando.
La conversación con sus padres abrió una puerta para que Cristina pudiera trabajar en su autoexigencia con el apoyo de su familia y un psicólogo.
A medida que ambas chicas avanzaban en sus procesos de sanación, compartían sus avances y desafíos en conversaciones cada vez más cercanas:
M: Cristina, hablé con mis padres y estamos buscando ayuda. Me siento un poco más esperanzada.
C: Martina, eso es increíble. Estoy muy orgullosa de ti por dar ese paso. Y estoy aquí, siempre.
Al día siguiente, la energía en el aula estaba cargada de emoción mientras los estudiantes se preparaban para comenzar el día. La profesora de tutoría habló sobre las próximas actividades extracurriculares que estarían disponibles para el nuevo año escolar.
Profesora: Buenos días, chicos y chicas. Como saben, se acercan las actividades extracurriculares. Es una gran oportunidad para explorar nuevos intereses y conocer a otros estudiantes. ¿Alguna pregunta o sugerencia?
Las expresiones de los estudiantes variaban, algunos mostraban entusiasmo mientras otros estaban más pensativos. Las respuestas llenaron el aula.
Lucía: (levantando la mano) Me gustaría unirme a un club científico. Siempre he tenido curiosidad por la química.
Laura: (sonriendo) ¡Yo estaré en el club de moda! Adoro la moda y ya tengo algunas ideas geniales para diseñar.
Carlos: (levantando la mano) ¿Hay un equipo de fútbol?
Sofía: (sonriendo) ¡Sí, hay un club de arte! Me encanta dibujar y pintar.
Julio: (con una sonrisa) El club de ajedrez suena interesante. Me gusta el desafío mental.
Cristina: (asintiendo) Estoy considerando el club de debate. Me encanta discutir y presentar argumentos.
Marta: (vacilante) Estoy interesada en hacer skate, pero no veo un equipo para eso...
La profesora asintió y tomó nota de las preferencias de cada estudiante mientras revelaban parte de sus personalidades y preferencias. Al final de la clase, la conversación se centró en grupos de amigos que podrían unirse juntos.
Lucía: (sonriendo a Marta) Marta, ¿por qué no te unes al equipo de baloncesto conmigo?
Marta: (riendo) ¡Podría ser divertido! Aunque nunca he jugado baloncesto antes.
Carlos: (mirando a Cristina) Cristina, si te unes al equipo de debate, ¡podría ser nuestro cerebro estratégico!
Cristina: (sonriendo) ¡Podría considerarlo! Pero solo si alguien más se une también.
Julio: (dirigiéndose a Lucía) Si estás interesada en el club de ajedrez, yo también podría estarlo.
Sofía: (mirando a Laura) ¡Laura, el club de arte necesita a alguien creativo como tú!
Laura: (riendo) ¡Definitivamente lo consideraré, Sofía!
A medida que los estudiantes compartían sus intereses y se unían en diferentes grupos, sus personalidades comenzaron a brillar aún más. Al final del día, mientras Martina se preparaba para regresar a casa, su teléfono sonó.
Laura: (llamando) ¡Hola, Martina! ¿Has escuchado el último chisme?
Martina: (riendo) ¡Hola, Laura! ¡Dime, dime!
Laura compartió el chisme sobre un rumor que circulaba sobre uno de los profesores, lo cual generó risas y sorpresa de parte de Martina. Después de una breve conversación, Laura y Martina se despidieron, dejando a Martina con una sonrisa en el rostro mientras reflexionaba sobre cómo incluso en medio de los desafíos, había amistad y humor para iluminar su camino.
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Cruce de corazones
Novela Juvenil"En su último año de secundaria, Martina, una chica rebelde, y Cristina, una alumna brillante, descubren un amor impredecible mientras sus personalidades opuestas chocan y se complementan, tejiendo una historia de pasión y descubrimiento en un mundo...