La noche de fiesta fue una mezcla de risas, música estruendosa y luces parpadeantes. Martina se movía entre la multitud con una energía desenfrenada, sumergiéndose en la atmósfera de euforia. La música vibrante retumbaba en sus oídos mientras compartía risas y conversaciones con amigos y desconocidos por igual.
Sin embargo, entre el caos de la noche, hubo un momento que destacó. Martina se encontró bailando con una chica cuya mirada la atrapó en una conexión instantánea. La conversación fluyó fácilmente, la cercanía se volvió más íntima y, antes de que lo supiera, sus labios se encontraron en un beso cargado de emociones encontradas. Fue un momento fugaz, pero en ese instante, las dudas y los miedos parecieron desvanecerse.
Pero mientras Martina se perdía en la fiesta, Cristina experimentaba una tormenta interna. Había sentido un pinchazo de celos cuando vio a Martina besando a la chica. Eran emociones contradictorias: la sensación de pérdida se mezclaba con el resentimiento hacia sí misma por sentirse de esa manera. Incapaz de soportarlo más, Cristina se retiró de la fiesta sin decir una palabra.
Al día siguiente, Martina se despertó con una resaca debilitante. El dolor en su cabeza parecía reflejar el torbellino de pensamientos en su mente. Entró a la escuela sintiéndose como si un elefante estuviera sentado sobre su cráneo. Sin embargo, su malestar físico era insignificante en comparación con la ausencia de las palabras de Cristina.
A lo largo del día, Martina intentó entablar conversación con Cristina durante los intercambios de clase, pero cada intento fue recibido con un silencio helado. Las miradas que solían ser juguetonas ahora eran esquivas y distantes. La tensión entre ellas era palpable.
Finalmente, al final del horario escolar, Martina no pudo soportarlo más. La confrontación había sido inevitable. Se enfrentaron en medio de los pasillos casi vacíos, sus voces elevándose en una mezcla de frustración y dolor. Las palabras crudas y los sentimientos reprimidos salieron a la superficie mientras discutían sobre la noche pasada y lo que había sucedido desde entonces.
—No puedo creer que te estés comportando de esta manera —exclamó Martina, su voz temblorosa de emoción.
Cristina apretó los puños, sus ojos brillando con una mezcla de enojo y tristeza. —¿Cómo crees que debería sentirme después de verte besar a alguien más? ¿No significaba nada para ti?
Martina sintió un nudo en la garganta mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. —No tenía sentido, Cristina. Fue un momento, una locura de la fiesta. No puedo creer que pienses que significó algo.
Las lágrimas amenazaban con desbordarse en los ojos de Cristina. —¿Por qué estás actuando como si no le dieras importancia? ¿Crees que puedes besarte con alguien más y luego pretender que nada pasó?
La discusión fue un torrente de emociones, cada palabra revelando la profundidad de su conexión y la confusión que la rodeaba. Al final, sin embargo, no parecía haber una resolución clara. Ambas estaban heridas y frustradas, incapaces de encontrar un terreno común.
Al día siguiente, mientras las tensiones continuaban, Martina buscó a Laura en busca de consejo. Hablaron en voz baja en un rincón del patio, Martina compartiendo los detalles de la pelea con Cristina y la forma en que sus palabras parecían haber causado un abismo entre ellas.
Mientras tanto, Cristina buscó a Lucía, su amiga de confianza, en busca de una perspectiva externa. Compartió su versión de la discusión, tratando de poner en palabras sus sentimientos tumultuosos y la confusión que experimentaba.
Ese día, Martina decidió que necesitaba un respiro. Durante una hora en la que tenía clase, optó por saltársela. En su lugar, se encontró con algunos amigos externos al colegio. En un rincón apartado, rodeada por las sombras de los árboles, encontró consuelo momentáneo en un par de porros. Las risas ahogaron las preocupaciones mientras compartían experiencias y pasaban el tiempo.
Sin embargo, cuando regresó a la escuela para la siguiente hora, su apariencia y su comportamiento no pasaron desapercibidos. El profesor la miró con recelo, su aspecto desaliñado y su mirada vidriosa eran pruebas suficientes de su escapada. La reprimenda no se hizo esperar y, finalmente, fue enviada a la oficina del director.
En jefatura, Martina fue informada de que sería expulsada de la escuela durante dos días como consecuencia de su comportamiento. La noticia cayó sobre ella como un peso, una consecuencia de sus acciones impulsivas. Mientras el director hablaba, su mente volaba entre la discusión con Cristina, la noche de fiesta y su lucha interna.
Martina se vio atrapada en un mundo de desafíos y dilemas.
![](https://img.wattpad.com/cover/349419698-288-k762291.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cruce de corazones
Teenfikce"En su último año de secundaria, Martina, una chica rebelde, y Cristina, una alumna brillante, descubren un amor impredecible mientras sus personalidades opuestas chocan y se complementan, tejiendo una historia de pasión y descubrimiento en un mundo...