Sorpresa

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El despertador sonó y Carina gruñó por ser despertada tan temprano. Maya lo apagó rápidamente. Por desgracia el sonido no era lo que había despertado a Maya ya que realmente no había conseguido pegar ojo más de dos horas consecutivas en toda la noche. Se levantó sin ánimo, pero de todas formas no le queda otra. Intentó hacer el menor ruido posible, cogió su ropa de deporte y se preparó sin siquiera molestarse en bañarse ya que pensaba hacer un intenso entrenamiento cuando llegara a la estación.

Salió del cuarto sin despedirse de Carina, lo prefiere así. Volvió a abrir la puerta solo para observarla por un momento antes de irse, la vió con todo su pelo salvaje por toda la almohada, se veía adorable y a la vez sexy. Su cuerpo estaba enrollado en sí, como un bebé. Sonrió sin poder evitar la ternura que le transmite verla tan inocente. Quería acercarse y despedirse, pero otra parte de ella terminó por cerrar la puerta antes de dejarse llevar y recibir un rechazo por parte de su mujer.

Con el mismo sigilo fue hasta la habitación de su hijo. Se rió al verlo dormir en la misma posición que su mujer. Lo arropo y le dejo un beso en la frente antes de irse.

Según sale por la puerta de su casa le vuelve a invadir la presión en su pecho. Cuando llega a la estación nota como los que ya han llegado se quedan en silencio al entrar. Ella finge no darse cuenta y los saluda con la mayor naturalidad que puede ofrecer. Sin más se dirige hasta su despacho, ansiando llegar para dejar de fingir. Cierra la puerta y se sostiene tras ella, sus manos están temblando y casi corre hasta sentarse en la silla de su escritorio para recobrar un poco de sentido común. Cierra los ojos y se concentra en su respiración. Trata de alejar de su cabeza las palabras de aquel chico, pero cuanto más se esmera en tratarlo más parece fijarse en su memoria.

Un golpe seco contra su puerta la vuelve a la realidad.

–Pase –dice alzando la voz para que le escuchen desde el otro lado.

Detrás de la puerta aparece el Jefe por lo que se levanta para recibirlo.

–Buenos días, Bishop –la saluda con una sonrisa en el rostro.

Ese gesto tranquiliza a Maya porque quiere decir que no trae malas noticias.

–Buenos días, Jefe –respondió fingiendo una sonrisa.

Se levanta rápidamente para estrechar su mano con la de él.

–¿A qué debo el placer?

–Puedes estar tranquila. Solo vine a traer un nuevo integrante.

–Ya –murmura consciente se que es debido a la falta de personal por lo sucedido.

–Señorita Michelle puede pasar –le informa el jefe.

Michell entra con una sonrisa que no puede sacarse. Maya al verla se acerca contenta y estrecha su mano.

–Vaya sorpresa.

–¿Se conocen? –pregunta el hombre ajeno.

–Sí –afirma Maya sin querer dar más detalles.

–Entonces, seguro que te adaptas bien –comenta. Mira su reloj con preocupación–. Me tengo que ir. Mucha suerte –dice mirando a la novata.

–Gracias señor –responde.

–Buen día –se despide antes de salir con prisas.

Cuando la puerta se cierra Michelle corre a abrazar a Maya, quien recibe con ganas el gesto.

–Sorpresa –le susurra en el oído.

–Te lo tenías muy callado-

Maya observa a Michelle. Su pelo recogido en una coleta alta y con el uniforme impecable.

–Pareces otra persona. No estoy acostumbrada a verte con el pelo recogido.

–Lo prefiero suelto, pero es lo que hay.

–Sí –murmura Maya.

Se aleja de ella para ir a su escritorio.

–Vamos, que te presento a...–comienza a decir, pero antes de que pueda acabar la alarma comienza a sonar.

Su encanto tan sencillo. Segunda parte. (Fanfic Marina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora