—Señor Byun, ya llegó la señorita "no sé tocar la bocina" —la señora Lee apareció de la nada en mi habitación. Su carácter es quizás de los más fuertes, nunca vi a una persona tratar así a su empleador—. ¿Estás preparado? —me preguntó asomándose por la puerta; asentí ante su pregunta— Bien, le voy a decir al niño de la cocina que te ayude —se fue sin dar un portazo.
Respiré profundamente. Es complicado a veces tratar con ella, pero hoy, particularmente, me siento emocionado. No sé cómo expresar esta tormenta de alegría. Quizás el pensamiento de ser útil es más fuerte que el hecho de tener mi pierna nuevamente saludable.
Abroché el último botón de mi camisa. Me miré al espejo peinándome con la mano por ultima vez y me dirigí al salón con las muletas para encontrarme con Ahn.
Ella estaba parada en la puerta hablando con la señora Lee que la estaba reprendiendo por algo.
—Ya sé, ya sé —le contestaba Ahn con la cabeza agacha—. Será la última vez que lo haga, solo quiero terminar con esto y así quedará saldado el tema. No pierdo mucho.
—Pierdes horas de sueño y hace mal eso, mira, ya estás más arrugada que esta señora —le dio un golpe en la frente—. No tienes tan buena cara.
Ahn me miró a lo lejos y sonrió a medias. Dirigió nuevamente su mirada a la empleada y le tomó las manos.
—Lo hablaremos más tarde, ¿sí? —le sonrió y se me hizo un ademán para que fuera hacia donde se encontraba ella— Pequeño Eun, ayúdalo por favor.
—¡Sí! —respondió él caminando rápido hacia mí.
—Hoy me sacan la bota y aún así me ayudan... —susurré un poco ofendido.
—No sea gruñón, es por su bien —Eun-woo se puso a mi derecha para ayudarme.
—No.
Lo aparté y me acerqué igual hacia la dueña del hogar mirándola con molestia. Ella me sonrió y abrió la puerta tras de si pero se agachó para colocarme uno de los zapatos. Eun-woo acercó un banquito para sentarme.
—Ya te lo dije: a veces se necita ayuda y está bien tomarla —me sacó suavemente la pantufla y colocó un zapato marrón en su lugar.
—¡Hump! Espero que el señor Byun haga lo mismo cuando se mejoré —refunfuñó la ama de llaves yéndose con una escoba hacia la habitación de la joven.
"Claro que lo haré, es lo mínimo que puedo hacer".
—Listo —se incorporó y me ayudó a levantarme—. Vamos.
No pronuncié ni una palabra y nos fuimos hacia el auto. Abrió la puerta por mí, todo como la primera vez. Me hacía sentir pequeñito ante ella. Cuando ya estaba todo listo, nos dirigimos hacia la clínica. Hablamos de cosas superficiales, cada vez que yo hablaba sobre algún tema literario ella me respondía asombrada e interesada. Era la primera vez que me prestaban ese tipo de atención, sacando de lado a los profesores. La tormenta de alegría se mezcló con la angustia.
—Oh, ya llegamos —pronunció un poco abatida—. ¿Qué se siente dejar de estar lisiado? —rió tras la "broma". Al ver que no me reí, se disculpó—. Lo lamento, creí que sería un poco gracioso... no era mi intención incomodar.
Sentí un nudo en la garganta, pero preferí no hablar. Pensar que por ese hijo de puta estoy así. Apreté la mandíbula y me bajé del auto sin su ayuda y con las muletas me puse en camino hasta la entrada. Ahn me siguió en silencio, provocándome la necesidad de darme vuelta y decirle que no se tomé tan en serio eso. Sin embargo, mi orgullo volvió para solo comportarme como un iceberg. "Parezco bipolar".

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SB: Diente de León
Fanfic/Side Story: Capítulo 10/ Ese bastardo, ese maldito bastardo se distrajo, necesito escapar. Quiero huir de esta pesadilla, de este trato estúpido que solo me hizo ser un trapo. Comencé a correr desesperado, alejarme de ese psicópata hacia que aquel...