Black Cat

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— Demonios, solo a mí me dan ganas de cagar en el peor momento.

Uno de los matones se apresuró en ir al baño a hacer sus necesidades.

Parece que los nervios ganaron y su cuerpo no pudo aguantar.

La zona de servicios higiénicos estaba cerca de la entrada principal, donde estaba la zona de descanso.

Si quería inmovilizar al tipo, tenía que actuar en silencio. 

Con total cautela me trepe por el techo y llegue a la cabina del delincuente.

— Parece que hoy no es tu día.

Dije, al tipo sentado en el retrete.

El me regreso una mirada totalmente sorprendida.

Inmediatamente se lanzó hacia su arma sin importarle la parte inferior de su cuerpo.

Actué mas rápido y atrape el arma con mi telaraña. Sin esperar el siguiente movimiento le propine un golpe con su propia arma.

El tipo cayó de cara mostrando la parte inferior desnuda.

— ¡Hey, al menos súbete los pantalones!

Grité a la vez que apartaba la vista.

Demonios, la próxima esperaré que termine sus asuntos antes de ir al ataque.

Maldito trauma que me he llevado.

— ¿Qué pasa Spider-man?, escuche un grito.

La voz de Black Cat llegó por el intercomunicador en mi oreja. Era un aparato que la señorita me había dado con el fin de mantener nuestra comunicación activa.

— No es nada, solo vi algo asqueroso.

— Sea lo que sea, alertó a dos más. Están yendo a tu dirección. ¿Quieres mi ayuda?

Dijo en tono burlón.

— No es necesario. Espero que hayas terminado tu parte.

— Por aquí todo listo. Solo espero tu lado.

— Entendido, ahora término.

Black Cat me entrego la información de los dos que se acercaban.

Eran simples delincuentes pero el hecho de que tuvieran armas y rehenes a su poder se volvían peligrosos.

Debía tratar como se debe.

No quise subir los pantalones del idiota que desmaye así que lo llene de telarañas y me lo traje al pasillo del baño a rastras.

Use mis telarañas como un resorte experimental y las pegue al cuerpo del delincuente apuntando en dirección de la puerta. Paso a paso, retrocedí hasta sentir la máxima tensión en mis redes.

Cuando la puerta se abrió vi a los dos matones con las armas en la mira, sin perder el tiempo solté al ladrón.

El cuerpo salió disparado e impacto en los dos matones.

Fue algo sencillo.

Ya en el suelo les di un par de golpes y quedaron inconscientes.

Después de tomarme la molestia de llevarlos al baño y pegarlos sobre el inodoro mas cercano, confirme al auricular.

— Prepárate, Black Cat, ya estoy listo.

Ella respondió algo descontenta.

— Uhm... no me gusta Black Cat, puedes llamarme Chris, si quieres.

¿Chris?

— ¿De dónde vino eso?

Fue tan de repente que lance una pregunta.

¡Una bendición para este sorprendente Spider-man!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora