El limo extraterrestre de Veneno Mortífero

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Sobre el planeta cayó un meteorito. Los humanos lo observaron al momento de cruzar el cielo. El pedazo de tierra espacial dejó una marca en la corteza del planeta, al mismo tiempo que se producía un sismo de buenas proporciones. Las personas llegaron al lugar apartado de la vida. Se verificaron desmoronamientos en los suelos adyacentes. Cuando se llegó al centro del asunto no encontraron nada. Buscaron entre los alrededores pero ningún trozo de tierra les hizo pensar que fuera un objeto diferente y especial.

Así pasaron varios días, la gente siguió buscando respuestas y las autoridades más científicas del mundo se entristecieron al ver que no había ningún ser espacial.

Unas semanas después, en la oscuridad, escapó de su escondite una espesa sustancia gelatinosa. Era un minúsculo trozo de vida que deambulaba en la noche.

No había nada conocido como esa presencia en este mundo.

Poco a poco el tiempo y algunos pequeños insectos favorecieron su crecimiento amorfo. Comenzó a parecer un pequeño bicho sin forma ni extremidades.

Luego de varios días sintió algo insólito cuando la luz del día lo golpeó.

No tenía conocimientos sobre lo que debía hacer. Apenas desarrollaba la sensibilidad gracias a la atmósfera que lo rodeaba. Las sensaciones siguieron llegando y el hambre comenzó a volverse más especial. Devoraba todo a su paso para seguir creciendo y las presas pequeñas ya no eran suficiente.

Tenía una forma irregular, un ser gelatinoso y de color oscuro.

La atmósfera era buena con él, lo calentaba y protegía. Era cómodo estar aquí solo hacía falta absorber para desarrollarse. Comenzó a sentir las superficies rugosas y suaves, húmedas y secas. Encontró sustancias de varios sabores que abraso a través de su cuerpo. Algunas escupió y otras absorbió.

En medio de un mundo plagado por la tecnología el pedazo ser amorfo pasó desapercibido por los otros seres del planeta donde había llegado. En las cercanías escuchaba sonidos extravagantes. Percibió el matiz de la sociedad a través de sus incomprendidos sentidos.

Así transcurrió su vida irregular hasta que en medio de su viaje percibió que un sujeto espeluznante y agresivo se acercaba y aspiraba su olor. Normalmente se encogía y los seres lo ignoraban. Este, sin embargo, era más agresivo, en medio de los bruscos movimientos la enorme entidad se lo tragó de un bocado.

— ¡Shiro!

Grito una niña buscando a su perro.

— ¿Dónde te has metido? ¿Qué comes? ¡Sabes que te puedes enfermar! ¡Ven, ven, ven aquí, Shiro!

Al día siguiente, Shiro estaba muerto. Encontraron su esqueleto y su collar que traía siempre consigo.

Nadie adivino que un ser de otro mundo había tragado a quien lo engullo.

La mancha siguió creciendo en medio de la ciudad Capital.

Quienes se cruzaban cerca de él no se percataron de la masa que seguía tragando seres vivos, avanzando lentamente hacia la evolución, hacia el conocimiento, la ansiedad y las malignas intenciones de devorar todo.

¡Una bendición para este sorprendente Spider-man!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora