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Para Javi la semana se pasó entre estrés y trabajo, y una ilusión de fondo. Comenzaba el fin de semana, y esa noche tenía la última actuación hasta el martes siguiente. Su inseparable amigo lo acompañaba en el camerino del teatro.


-¡Por fin viernes! -Teddy hacía el baile del palomo alrededor de Javi mientras éste se reía animado y divertido-. ¡Llegó el momento! ¡La chica espera! -continuaba su exhibición, incansable.


-Bueno, bueno, de momento voy a llamarla para vernos mañana, no sé si ella aceptará.


-¡Seguro que sí! ¡Eres Javi Barderas!


Ambos rieron.


-Eso no funciona con Sandra, ya lo sabes.


-Ya, ya, lo sé, era una broma.


-No he dejado de pensar en ella en toda la semana, tío, me siento diferente desde que la vi.


-Ay, amigo mío... -Teddy comenzó a hablar cual poeta- ...ha vuelto a florecer el primer amorrrr...


Javi le tiró un cojín a la cara mientras su expresión delataba lo mucho que deseaba aquel reencuentro. Había recuperado la alegría en esos días, y sólo habían bastado unos minutos de charla con una chica a la que no había visto desde hacía años.


-¿Y vais a quedar antes de la Gala? ¿O por la mañana? ¿A dónde la vas a llevar? -después de la última pregunta paró en seco; su amigo acababa de cambiar la expresión a "no me puedo creer lo que me está pasando".


-¡Joder! -Javi se llevó las manos a la cabeza-. ¡¿Cómo se me ha podido olvidar?!


Teddy tardó dos segundos de silencio en reaccionar:


-No recordabas que mañana es la Gala Benéfica.


-¡Llevo toda la puta semana esperando tener un puto día libre para llamarla!


Tras una breve pausa, el moreno se apresuró a desbloquear a su amigo.


-Sé que voy a arrepentirme de esto, pero... -suspiró, trágico- ...invítala a venir.


Javi lo miró, esperanzado.


-¿Tú crees que querrá?


-Sólo hay una forma de saberlo -Teddy le acercó el móvil que descansaba junto al espejo y se retiró al sofá caminando como una diva destronada-. Sólo espero que ella sea mejor que yo.


Su amigo volvió a reír mientras lo veía alejarse. Luego agarró el teléfono, se puso serio y buscó el número de Sandra en la agenda. Antes de pulsarlo, carraspeó un par de veces y, finalmente, comenzó la espera. Exactamente tres tonos más tarde, ella respondió la llamada.

Llorar de risaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora