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Fue una semana horrible para Javi, empezando por el mensaje que recibió el lunes por la noche: "Todo está solucionado, don't worry. Sergio quiere que hagamos algo los tres juntos, así os conocéis mejor. Llámame si tienes hueco esta semana". Lo que ella no sabía es que no había estado preocupado por si no lo arreglaban, sino justo lo contrario.

Para continuar, las relaciones entre sus compañeros de programa se iban minando muy despacito, pero notablemente. Más bien, era con Mateo con quien cada vez se sentía más incómodo. Continuaba copiándole frases y robándole protagonismo, y cuando intentaba hablarlo con él era imposible. Había llegado a pensar que su colega se hacía el loco, o el ciego, o el tonto; le quitaba importancia a lo que ocurría y parecía no enterarse de que para Javi todo aquello significaba algo más que trabajo. Su confianza había sido traicionada; quedaba claro que Mateo no sentía la amistad que él creía que existía entre ellos.

Por si fuera poco, su representante había decidido que Javi tenía que colaborar en un proyecto benéfico para una ONG. Su ayuda consistía en ser el premio de un sorteo: a la ganadora o ganador se le concedería el honor de cenar con "El Gran Genio de la Comedia Nacional", o eso era lo que rezaba en la descripción. Así que a mitad de semana compartió mesa y mantel con una adolescente de quince años que no paró de abrazarlo, agarrarlo y hablarle de lo mucho que fliparían sus amigas y de lo muchísimo que la odiarían las zorras de su instituto.

Teddy lo escuchaba narrar por tercera o cuarta vez sus lamentables aventuras. Javi había vuelto a recuperar su tono lánguido y quejicoso, el mismo que se apoderó de él cuando Elena lo dejó. Su amigo esperaba que después de desahogarse se animara un poco.

-Bueno, ¿y cómo fue lo del viernes?

-¡Oohh! –Javi escondió la cabeza entre los brazos, apoyado en una de las mesas de El Templo del Gato-. Fue patético, tío, ¿Sandra no se dará cuenta de verdad o se hace la tonta o qué le pasa? ¿Por qué está con ese tío? Estuvo marcando el territorio toooodo el rato. Menos mal que me pude quitar de en medio pronto.

-Pasa de ella –el moreno no añadió nada más.

-¿Qué? –Javi lo miró incrédulo.

-¡Pasa de ella! Está claro que quiere a su novio, que te adora pero eres su amigo, su ¡amigo!

-No creo que sea feliz.

-No, Javi, TÚ no eres feliz. Ella SÍ es feliz.

-Vete a la mierda.

-Vale, no sé ni por qué me meto –Teddy levantó las manos, retirándose.

-Creo que la conozco mejor que tú y sé de lo que hablo.

-¡¿Que la conoces?! Conociste a una niña hace un siglo y ahora te has encontrado con una tía que, probablemente, no tendrá nada que ver. Las cosas cambian.

-No tienes ni puta idea –tomó el vaso con violencia.

-Mira, Javi, me piro por hoy porque me da que vamos a discutir y no quiero.

El almeriense se limitó a encogerse de hombros. Teddy le dio una palmada en la espalda que no obtuvo reacción alguna y se marchó. Javi estaba enfadado consigo mismo, pero lo pagaba con la persona a la que quería como a un hermano. Le jodía que su amigo tuviera razón, aunque no quisiera reconocerlo siquiera ante sí mismo. Sacó el móvil del bolsillo y se dejó llevar por el impulso que quería hacerle escribir un mensaje a Sandra: "No me hubiera importado pasar esta semana en la Cosa Cálida y volver a los doce años. ¿Tú cómo estás? Un beso, guapísima." Lo leyó varias veces hasta que decidió no enviarlo. Se levantó, sintiéndose en parte abandonado, y caminó hasta el grupo donde charlaban, entre otros, Roque y Tomás.

Llorar de risaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora