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El lunes fue un día más de trabajo tanto para Javi como para Sandra, con la diferencia de que volvieron a terminar juntos la jornada. Él tenía espectáculo en el teatro y había invitado a su amiga a asistir. Estaban en el camerino cuando Teddy entró sin llamar, como solía hacer. Se sorprendió un poco al ver a la chica sentada en el sofá donde él se tumbaba habitualmente.

Era la segunda vez que veía a Sandra. La muchacha le caía bien, no sentía nada contra ella, lo cual no quería decir que le gustara la relación que tenía con Javi. Conocía a su amigo, sabía que estaba enganchado a ella igual que se había enganchado antes a otras relaciones; el problema era que Sandra estaba en una relación de pareja y Teddy no tenía expectativas de que aquello fuera a cambiar. Sin embargo, y viéndolo con perspectiva, comprendía que mientras Javi pasara tiempo soñando con un amor imposible al menos no estaría en un bar metiéndose coca. Por eso dibujó una sonrisa y se acercó a saludar a la joven lo más amablemente que supo.

El almeriense, al verlo, caminó hasta él y le dio un abrazo. Había estado algo incómodo desde la última vez que se vieron en El Templo del Gato, cuando Teddy se marchó para evitar una discusión. Así que en ese instante se sintió aliviado por su gesto hacia Sandra.

El resto de la noche transcurrió tranquilamente entre risas y bromas. Tras la actuación volvieron pronto a casa, Teddy a la suya y Sandra y Javi a la de éste. El sevillano buscó la mirada de su amigo para decirle sin palabras lo que pensaba de aquello, pero no la encontró porque Javi no estaba dispuesto a que nadie le arruinara su felicidad.

Esa noche se repitieron las confidencias y las caricias. Él se apoyaba en su amiga, descargaba con ella todas sus preocupaciones, sus frustraciones, sus amarguras y decepciones. Hablaban de Mateo, de lo agobiante que resultaban los chillidos de sus fans, de lo muchísimo que echaba de menos su tierra, de lo mal que llevaba la fama. Y al día siguiente volvía a compensarla invitándola al cine, o llevándola a bailar, o pasando su único día libre en el parque de atracciones al que ella llevaba algunos años queriendo ir. Un día tras otro brillaba el sol; Javi se sentía animado, motivado y con energía. Pero, como suele decirse, todo lo bueno tiene un final. Cuando quisieron darse cuenta volvía a ser domingo, y Sergio estaba de regreso en la ciudad.

Así, todo volvió a la normalidad. Sandra dormía otra vez en la cama que compartía con su novio, y Javi... solo. Para la chica, sin embargo, la rutina de pareja que nunca le supuso ningún problema, de repente comenzó a pesarle.

-Amor, ¿hacemos algo esta noche? –entró al despacho de su novio.

-¿Algo como qué? –él no levantó la vista del ordenador.

-No sé, como ir a bailar...

-¿A bailar? –Sergio soltó una carcajada, todavía sin mirarla-. Tú estás loca, será por lo que me gustan a mí esas cosas.

-¡Jo! –se cruzó de brazos e hizo un puchero-. Pues yo qué sé, otra cosa... Podríamos ir a ver el espectáculo de Javi.

Sergio cambió su expresión, que dejó de ser risueña.

-Tengo mucho trabajo, enana, otro día vamos.

-Pero es viernes... tienes todo el finde para trabajar... ¿no?

-¿No lo has visto suficiente esta semana o qué? –él intentó sonar bromista y relajado, pero ella lo conocía demasiado bien.

-Sergio...

-Era una brooomaaa... -el chico la miró y sonrió muy levemente-. Ahora ya estoy metido en la dinámica y prefiero no cortar. Mañana hacemos algo, ¿vale? Ven, dame un beso, princesa.

Sandra se rindió. Se acercó a besarlo y salió de la habitación. Se acostó temprano, aunque no logró descansar tan bien como acostumbraba. Y por la mañana, en lugar de quedarse acurrucada junto a Sergio, se levantó temprano, desayunó y salió a pasear. Una parte de ella sentía la rabieta de niña pequeña por no haber conseguido lo que quería la noche anterior. Ella quería divertirse, quería disfrutar, y no es que con Sergio no sintiera esas cosas, lo que ocurría es que había pasado unos días tan intensos con Javi que comenzaba a darse cuenta de que no deseaba la monotonía en su vida.

Aquélla era su manera de rebelarse y vengarse de su novio, irse de casa sin despertarlo ni despedirse. Pensó en su amigo, le apetecía llamarlo, o presentarse directamente en su casa, sabiendo en su fuero interno que eso llamaría mucho más la atención de Sergio. Estaba decidida a hacerlo cuando su teléfono sonó. Por un lado se sintió aliviada al ver la imagen de Sergio en la pantalla; por otro, sintió decepción, pero esto prefirió omitirlo de su consciencia. De repente comprendió lo infantil de su comportamiento. Aun así, rechazó la llamada. Desanduvo el camino hasta casa, donde el chico la esperaba en bata, con un desayuno de lujo sobre la mesa y un beso en los labios. Hasta las partículas del aire sabían lo que estaba pasando, pero ni Sergio ni Sandra lo mencionaron. Fue la primera vez que no aclaraban una situación que les incomodara. La chica sintió que algo se rompía. Él simplemente lo negó en su interior.

-Cariño... -la acompañó hasta la mesa- ... tengo una sorpresa para ti.

Sandra, que ya había desayunado, fingió tener mucha hambre y comenzó a untarse una tostada.

-¿Otra más? Miedo me das... -rió con una tristeza olvidada.

-Nos vamos de fin de semana a Asturias, he reservado una casita en un lago. Hemos tenido suerte, tienen mucha demanda –Sergio también tomó asiento y dio un trago a su zumo de naranja.

-Asturias... -Sandra estaba alucinada- ...¡me encanta! Llevo más de un año queriendo ir.

-Lo sé, y vamos a ir. Ya verás, te va a encantar, he visto unas fotos impresionantes.

La chica recuperó el ánimo. Miró a su novio y pensó que quizá ya llevaban tiempo suficiente como para tener alguna que otra rencilla. Ablandada por la ilusión del viaje, se confesó.

-Esta mañana me he ido sin decirte nada porque estaba enfadada contigo.

Él, sorprendido ante aquella declaración, sonrió y extendió los dedos para acariciar su mejilla. Se aferró al instante, convencido de que no había nada que temer.

-Lo entiendo. Ya sabes que anoche estaba trabajando...

-Ya, ya lo sé –lo interrumpió-, es sólo que tenía muchas ganas de hacer algo diferente contigo.

-Pues ya está, solucionado, una escapada romántica, solos tú y yo.

Intercambiaron sonrisas. "Todo está bien". 

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2016 ⏰

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