✨ Confesiones Escritas ✨

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En un tranquilo rincón de la ciudad, en una calle bordeada de árboles y casas pintorescas, vivía un chico llamado Evan. A simple vista, parecía un joven sereno y amable, pero en su interior, lidiaba con emociones que apenas comprendía. Cada vez que veía a Gregory, su corazón latía con fuerza, y su mente se llenaba de pensamientos confusos.

Gregory era todo lo que Evan admiraba: inteligente, divertido y lleno de encanto. Cada vez que compartían una conversación, el mundo parecía iluminarse a su alrededor. Pero había un obstáculo que se interponía entre Evan y sus sentimientos: su incapacidad para expresarse.

Evan era una mezcla de inseguridades y dudas. A pesar de su corazón apasionado, sus palabras se quedaban atrapadas en su garganta cada vez que intentaba hablar con Gregory. Temía decir algo equivocado o parecer tonto, así que prefería esconder su admiración detrás de sonrisas tímidas y gestos nerviosos.

Aunque anhelaba compartir sus sentimientos con alguien, no sabía con quién hablar. Su familia no parecía ser una opción. Su padre, un hombre absorto en su trabajo y preocupado por el éxito, apenas le dirigía la mirada. Evan se sentía invisible ante sus ojos, y aunque entendía las demandas de la vida, deseaba un poco de atención.

Su hermano mayor, en lugar de ser un apoyo, lo atormentaba con burlas y comentarios hirientes. Cada vez que Evan intentaba hablar sobre algo personal, su hermano encontraba la manera de humillarlo, dejándolo con la sensación de que sus sentimientos eran un motivo de vergüenza.

Su hermana mayor, aunque amable, tenía una debilidad por el chisme. Evan temía que si le confiaba su secreto, terminaría siendo el centro de las conversaciones de su grupo de amigas. La idea de que sus sentimientos fueran objeto de especulación lo aterraba.

Evan se sentía atrapado en un ciclo de soledad y confusión. Cada día, deseaba encontrar el valor para decirle a Gregory lo que sentía, pero las palabras parecían inalcanzables. El temor al rechazo y al juicio lo paralizaba, y su ansiedad crecía con cada oportunidad perdida.

Un día, mientras caminaba por el parque, su mirada se posó en una pequeña librería en una esquina tranquila. Atraído por la calidez del lugar, entró con curiosidad. La campanilla sobre la puerta tintineó suavemente cuando entró. Los estantes estaban llenos de libros de todas las formas y tamaños, y el olor a papel y tinta llenaba el aire.

Un momento después, una voz amigable lo saludó desde el mostrador. "¡Bienvenido! Si necesitas ayuda con algo en particular, no dudes en preguntar", dijo la dueña de la tienda con una sonrisa genuina. Sus ojos brillaban con la clase de calidez que Evan había estado anhelando.

Evan comenzó a explorar los estantes, deteniéndose aquí y allá para hojear los libros. La dueña de la librería lo dejó a sus anchas, pero cada tanto intercambiaban algunas palabras. Con el tiempo, comenzaron a conversar más, compartiendo sus gustos literarios y sus pensamientos sobre la vida.

Un día, mientras charlaban, Evan sintió un impulso inusual. La presencia tranquila y comprensiva de la dueña lo hacía sentir seguro. Decidió hablar un poco sobre Gregory, sin revelar su nombre, pero sí compartiendo sus luchas para expresar sus sentimientos.

La dueña escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando. Luego, le habló sobre la importancia de ser honesto consigo mismo y sobre cómo expresar lo que sentía, incluso si eso significaba enfrentar el miedo al rechazo. Le sugirió que podría escribir una carta a esa persona especial, en la que pudiera plasmar sus emociones de manera sincera.

Evan quedó sorprendido por la sugerencia, pero a la vez intrigado. La idea de escribir una carta parecía menos intimidante que decir las palabras en persona. Se fue de la librería con una semilla de esperanza plantada en su corazón. Tal vez, con el tiempo, podría encontrar el coraje para expresar lo que sentía por Gregory.

One Shots (Gregory x Evan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora