4. Cinco cucharadas de azúcar

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Lo primero que le advirtieron y lo primero que hace

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Lo primero que le advirtieron y lo primero que hace.

Tenía al que se supone que era su destinado en su casa, sentado en el sofá muy cómodo a su parecer esperando pacientemente el café.

Aun tenía a Nori en brazos, mientras preparaba el café, pero como la pequeña ya estaba aprendiendo a caminar ya no le gustaba estar cargada así que se empezó a deslizarse hacia abajo pero él Omega la volvía a subir, pero en realidad se estaba cansando y el brazo se le estaba adormeciendo.

Pensó cual era peor si dejarla que fuera a la sala o que se quedara aquí y llorara, okey, era peor que llorara así que la bajo.

Oye Nori, no hagas que papá pase vergüenza si? Junto sus manos en forma de súplica.

¡Mmh! No sabía si eso era una afirmación pero vio como su hija gateaba rapido hacia la salida de la cocina y desapareció.

Ojalá que no le haga ninguna travesura al vecino.

Aun no había abierto el regalo, ya había puesto el café en la cafetera así que solo había que esperar;
tomo la bolsa que por alguna razón le recordaba al cabello de Nori y la abrió quitando los papeles que tenían encima, sacando las galletas.

Cuando las vio se quedó helado en su sitio, ósea esperaba de todo menos unas Oreos y para el colmo moradas, vaya que le gustaba el morado, bueno por lo menos ya sabía algo de el y aunque él no era muy fan de las galletas por que eran muy dulces a su parecer trataría de comerse algunas solo porque fue un regalo.

Miro atrás por la abertura que tenía la cocina y que daba hacía la sala lo que hacían aquellos dos.

Estaba sentado tranquilamente, viendo de vez en cuando el apartamento era bonito y sobretodo el olor que poseía él Omega estaba por todos lados y eso era aún más bonito

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Estaba sentado tranquilamente, viendo de vez en cuando el apartamento era bonito y sobretodo el olor que poseía él Omega estaba por todos lados y eso era aún más bonito.

Siguió viendo el apartamento hasta que sintió un jaloneo en su pantalón haciéndolo bajar su vista hacia abajo encontrándose con la bebé de su destinado.

¿Mi que? ¿Destinando? \ NagireoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora