7.

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El reloj marca las 3 y me pongo de pie para ir a comer, cojo mi bolso y lo abro para asegurarme de que llevo mi cartera, mi ceño se frunce cuando noto el sobre blanco, río y niego divertida mientras lo saco y abro.

"Querida Eliza...

Si estás leyendo esto y sigues en la oficina sin comer, ¡no te muevas!.

Si estás leyendo esto y no estás en la oficina.. ¡Regresa!

Pd: feliz primer día de trabajo abogada Menster.

Siempre orgullo y ansioso de verte. Brandon H. Cooper."

Muerdo mi labio y llaman a la puerta.

—Adelante -digo y la puerta se abre dejando entrar a un formal Brandon, —¿trabajaste? -Pregunto niega, —¿y el traje?.

—Sucede que voy a comer con una sexi abogada y no quería avergonzarla -señala y muerdo mi labio, —Salgamos de aquí o querré comenzar con el postre -murmura y toma mi mano para sacarme mientras suelto una carcajada.

Estamos en el restaurante y él habla acerca del cachorro ruidoso de su vecino, pero no puedo dejar de pensar en esto, en lo que tenemos, en lo que estamos haciendo, ¿Cuánto va a durar?.

—¿Cuándo te irás? -pregunto de golpe interrumpiéndolo, la sonrisa en sus labios se borra y suspira, toma un trago largo de su vino y me mira.

—¿a qué hora sales hoy?.

—Siete, pero no respondiste mi pregunta -le recuerdo y asiente.

—Tendremos esta conversación, pero no aquí, ni ahora - dice y frunzo el ceño.

—Vendré a recogerte esta noche y te llevaré al departamento... MI departamento, para que hablemos, ¿de acuerdo? -pregunta y asiento, asiente de vuelta y toma mi mano.

El resto de la tarde pasa de la forma más lenta posible, parecía que el tiempo simplemente planeo molestarme pues parecía que, no solamente no avanzaba, sino, retrocedía, cuando creí que no soportaría mal la incertidumbre de mi futura -próxima platica con Brandon, cuando finalmente el reloj marca las 7, el imponente hombre se presenta en la puerta de mi oficina y sonríe de lado, tomo mi bolso y me pongo de pie y camino hacia él, su mano entrelaza la mía y caminamos hasta su auto, ignorando las miradas de los curiosos, entro al auto cuando abre la puerta para mí y abrocho mi cinturón.

—¿imaginas como sería si estuviéramos en casa? -pregunto y me mira confundido, —las miradas -señalo y se encoge de hombros.

—Supongo que no les tomaría por sorpresa -dice con tranquilidad y frunzo el ceño, —el pobre maestro que es seducido por la sexi alumna -dramatiza y río con diversión.

—Cuanta imaginación Brandon -me burlo con diversión y sonríe, toma mi mano y la lleva a sus labios.

—A decir verdad Eliza, no me importa lo que puedan decir sobre esto, a mí me gusta estar contigo -asegura y sonrío.

—Me gusta que estés conmigo -afirmo y sonríe aun más.

Entramos al departamento y mis ojos se abren, entiendo entonces porque la obsesión con el espacio, su sala es incluso más grande que todo el lugar donde yo vivía.

—Vaya.... -susurro y se encoje de hombros como si no fuera la gran cosa.

—¿Quieres tomar algo? -pregunta y asiento, sonríe y besa mis labios antes de desaparecer, giro sobre mis talones recorriendo el lugar con la mirada, dos de las paredes que me rodean son de color azul fuerte, las otras dos son de un azul lo suficientemente claro, que podría pasar por blanco, los muebles son blancos, hay alfombras grises y algunas decoraciones negras, hay cuadros extraños pero elegantes y podría apostar, caros.

7 Noches de pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora