11.

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—¿Qué sucede? –pregunta tomando mi mano y desvío la mirada de la ventana para verlo.

—Es solo que... vamos a llegar juntos –digo y sonríe.

—¿Nerviosa? –pregunta y asiento.

—Sabrán que estamos juntos –susurro y frunce el ceño.

—¿te avergüenza? –abro mis ojos esperando que luzca divertido, pero parece dolido.

—¿de qué me vean con el ex -profesor más caliente de la historia, el abogado con más renombre en el medio penal y posiblemente el segundo hombre más sexi en la tierra?, si, muy avergonzada –digo con sarcasmo y sonríe, entonces parece darse cuenta de lo que dije y frunce el ceño.

—¿el segundo? –asiento.

—David Beckham es el numero uno –aseguro y suelta una carcajada llamando la atención de algunos pasajeros que sonríen hacia nosotros.

—Voy a llevarte a casa... la casa de tu madre ahora, tengo que arreglar un par de asuntos pero, ¿nos vemos para cenar? –pregunta jugando con mis dedos.

—Mamá preparará la cena –me disculpo y asiente mirando hacia otro lado, sonrío y tomo su barbilla haciendo que me mire, —quiero que vengas conmigo –murmuro y sonríe.

—¿Cómo un invitado que no puede lavar los platos? –pregunta y sonrío.

—Como un novio que no puede lavar los trastes –aseguro y sus ojos brillan para después besarme, —podría acostumbrarme a esto –aseguro y ríe.

Bajamos del avión y caminamos de la mano hasta la dulcería porque, nota sobre Brandon, ama los dulces agrios.

—¿quieres algo? –pregunta y lo miro mordiendo mi labio, sonríe y toma uno de sus dulces llevándolo a mi boca, succiono su dedo y deja salir un gruñido que me hace estremecer, —no me provoques Eliza –reprende y me encojo de hombros haciendo que uno de los tirantes de su camisa resbale por mi hombro, él se acerca y besa mi hombro para después de manera lenta subirlo hasta su lugar, —hora de irnos –susurra y entrelaza nuestros dedos, caminos hacia la salida y me mira, —voy a ver si hay un taxi libre –informa y asiento, besa mis labios y se aleja, saco mi celular para indicarle a mamá que ya llegué y asegurarle a Rose que en unos momentos iré a visitar a su familia, cuando alzo el celular escucho mi nombre.

—¡Eliza! –saluda con efusivo entusiasmo Marta mientras besa ambas de mis mejillas, —tenía mucho sin verte –dice mi vecina y ex -compañera de clases.

—Estoy en Seattle ahora –le recuerdo aunque ambas sabemos que no lo a olvidado.

—¿enserio? –pregunta con fingida sorpresa y asiento.

—Trabajo en el Bufete del licenciado Bullock, de hecho él es mi jefe –presumo de la forma más casual que puedo y ella finge una sonrisa.

—Me alegra por ti –dice y sonrío, porque se que no lo hace, ella jamás se alegro por nada de las cosas buenas que me pasaban, ella me odiaba y a decir verdad, no era de mi total agrado.

—¿y tú? –pregunto y sonríe.

—Estoy por casarme con Hanx –dice y asiento.

—Eso escuche –digo y asiente.

—Ambos soñamos con casarnos en verano, así que... -dice y sonrío asintiendo, en realidad se casaban tan apresuradamente porque ella quedó embarazada, todo el mundo lo sabia gracias a su madre, —es un gran sujeto –dice y asiente, —y es más accesible –agrega con arrogancia y entiendo lo que hace, la universidad entera era consciente del embobamiento que el profesor ocasionaba, así como sabían que desde la fiesta, donde me hicieron confesar que me sentía atraída por él, ella había hecho todo lo posible por meterlo en su cama, —por cierto... hay un montón de rumores estúpidos corriendo en la ciudad –dice con voz burlona y sonrío preparada para atacar.

7 Noches de pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora