six

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Gavi tiene el corazón suficientemente lastimado.

¿A qué se refería Morata? Sentía el sol brillar sobre él, pero seguía sin entender. ¿Gavi...? ¿Realmente le conocía? O quizás el sevillano no terminaba de confiar en él.

Sonrió algo triste, no podía juzgar a Gavi, él tampoco terminaba de contarle sus cosas al sevillano.

Pedri quiere pensar en lo que realmente siente...¿le gusta Gavi? ¿Por qué Morata reaccionó así? Sin darse cuenta, chocó con alguien.

Escuchó un suspiro cansado y unas pequeñas maldiciones salir de la boca contraria. Se estremeció al escuchar la voz, reconociendo la voz de Mario.

—¿Puedes fijarte por donde caminas? —Escupió de manera grosera.

—Tú también deberías, ¿no crees? No fui el único que se chocó.

Martín sonrió.

—Pedro, eh. Sigo sin entender qué ve Gavi en ti.

—¿A qué te refieres? —¿Hasta Mario sabía? Se le hacía demasiado ya, ¿Gavi no confía en él?

—Bueno, ya sabes. Es obvio que está enamorado de ti, pero tranquilo, yo haré que se desenamore de ti, bonito —Martín le pegó ligeramente en la mejilla con una sonrisa burlona.

¿Qué diablos?

Definitivamente Mario le caía cada vez peor, pero antes de todo, ¿quién se creía para decirle que haría que Gavi se desenamore de él? No le pidió eso, además, duda de la capacidad de Martín para eso.

(...)

—¡Me dijo eso! ¿¡Puedes creerlo!? —Le preguntó a Morata mientras hacían los ejercicios, en todo el entrenamiento había evitado a Gavi y esto parecía tenerlo ligeramente tenso. Le soltaba miradas disimuladas y notaba como el cuerpo del sevillano estaba tenso mientras hablaba con Ansu. Le recordaba hace unos días cuando él se desmayó, igual le había ignorado.

—Y si no sientes nada, ¿por qué te estás quejando? —Preguntó Morata un poco cansado, hace unos momentos Pedri le dijo que no le interesaba Gavi y ahora estaba haciéndole una escena de celos.

—¡Por que sí! No quiero que Gavi se fije en él, está bien viéndome a mí.

—¿No te has puesto a pensar que esos son celos? ¿Te gusta o no? —Preguntó mientras se masajeaba la cien, debería de cobrar extra.

—¿No...? ¡No lo sé! —Contestó inseguro y rojo.

Morata suspiró, debería de pedirle un aumento a Luis Enrique.

—Te lo dije en la habitación, no seré yo quien te lo diga —Recalcó Morata, un poco cansado, lo tenía que admitir. Estaba repitiéndole las mismas palabras a Pedri desde hace unos días y él no parecía entender.

—Pero...¡es que no sé! De verdad le quiero pero...me da miedo.

—¿Miedo a qué? No logras nada si no te arriesgas, ¿prefieres vivir arrepentido porque no lo intentaste o porque sí pasó? —Sin más, Morata se fue. Pedri se quedó pensando, luego de eso, recibió pequeños regaños de Luis Enrique por estas desconcentrado pero no le importó demasiado.

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