thirteen

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Ana observó como Pablo se iba y sintió que sus ojos empezaban a mojarse, se empezaron a llenar de lágrimas. Sí, quizás se había precipitado demasiado, pero amaba demasiado a Pablo. Recuerda cada pequeño momento con él, incluso si lo suyo no pudo ser, siempre permanecerá en su corazón con demasiado cariño.

Recuerda como Pablo le pidió ayuda con aquel examen de matemáticas, que fue el inicio de su pequeña y bonita historia de amor.

Ana estaba junto a un pequeño grupo de amigas en el colegio, estaban cursando secundaria; ahora se encontraban hablando de cualquier cosa, desde quejarse de sus compañeros de clase y profesores hasta hablar del tierno comportamiento de Pablo hacia Pelayo.

—¡Es demasiado tierno! Prácticamente solo le importas tú Ana, ¡te llevó de compras para tu cumpleaños! Quiere algo serio contigo, en serio lo digo —Afirmó Diana, amiga de clase de Ana. Su cabello era largo, tirando a rubio, pero quedándose en castaño. Sus ojos eran marrones, pero el color tan común no quitaba que eran preciosos.

—¿Tú dices? Es solo...Pablo me gusta demasiado —Ana estaba insegura respecto a lo que le decían de Pablo, no quería que la amistad con el sevillano se arruinara por un amor que no pudo ser.

—¡No puedo creer que preguntes eso, Ana! Esta loquísimo por ti, se le nota —Habló Sira, la que consideraba su mejor amiga. Ana se sonrojó, sin saber que decir al respecto.

—¡Ana! —Una voz masculina se hizo presente, era Pablo, el chico que la traía loca desde que inició el año.

—Pablo...—Murmuró con una sonrisa, la cual también estaba en el rostro del sevillano —¿Pasa algo? —Ana intentaba ignorar los murmullos de sus amigas detrás de ella, avergonzada por la obviedad con la que sus amigas hablaban sobre ellos, también notó que Pablo imitaba sus acciones respecto al grupo de cotillas que tenía como amigas.

—¿Puedes venir un momento? Necesito ayuda con algo —Preguntó Pablo con las mejillas un poco rojas, casi viéndose tímido. Nadie pensaría que este chico tímido es el mismo que jugando un partido retaría a alguien tres veces mayor que él.

—Claro, vamos —Accedió con una sonrisa mientras se levantaba de la mesa en la que se encontraba con sus amigas, se dio la vuelta y cambió su sonrisa por una cara amenazadora ante las miradas ¿coquetas? de sus amigas, la estaban molestando con la mirada —Ya regreso.

—Tardate lo que quieras, no te preocupes —Sira sonrió burlonamente mientras Ana fingía una sonrisa pequeña. Pablo la empezó a guiar a una mesa más alejada de la que se encontraba, en el camino hubieron pequeños roces entre sus brazos que enviaron pequeñas corrientes eléctricas por el cuerpo de Ana, haciendo que su corazón empezara a latir con más velocidad, como acostumbraba cuando se encontraba cerca de Pablo.

—Yo...ehm, digamos que me pierdo un poco en matemáticas, los números no son mi fuerte y necesito mejorar mi nota o me sacan del equipo. No sabía como pedirtelo, pero sé que eres buena en matemáticas y me daba vergüenza preguntarte. ¿Me enseñarías matemáticas? —Mientras Pablo hablaba se notaba su timidez y como la vergüenza se apoderaba de él progresivamente. Ana sonrió con ternura, sabía que los números y Pablo no tenían una muy buena relación, tendían a costarle, pero siempre se esforzaba en cada tarea, trabajo, examen y era tierno ver como su lengua chocaba con su mejilla cuando se encontraba muy concentrado.

—Claro, ven. Solo es cosa de tener paciencia, tomarlo con tranquilidad —Ana se rió ligeramente al ver la cara que hizo Pablo cuando le mencionó la paciencia —Sí, aunque no sea tu fuerte, es algo fundamental, Pablito.

El sevillano sintió que su corazón se aceleró ligeramente y sus mejillas se tornaron de un lindo color rojizo que no pasó desapercibido por Ana, quien decidió no mencionar nada al respecto debido a que sabe cómo es Pablo. Gavira no sabe si Ana siente lo mismo que él cuando pasando tiempo juntos, todo fluía de una manera que parecía ligero, irreal; le encantaba. Tampoco sabe que clase de magia tiene la sevillana, luego de un buen rato de ella explicandole matemáticas, pudo realizar varios ejercicios por su cuenta y tenerlos bien.

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