Fijándose en detalles

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Ya cerca de las ocho de la noche era hora de cenar.
Kimberly y Trancy se habían pasado todo ese tiempo platicando y conociéndose. Kimberly quedó muy sorprendida al saber más de su instructor, quien era completamente autosuficiente.
El joven le platicó a la niña que él vivía muy aparte de su madre, y que se
desplazaba por las calles con libertad, pero con precaución.
Ambos rieron de anécdotas y situaciones muy familiares para ambos.
Estaban tan absortos que nunca se dieron cuenta de que el tiempo pasó tan
rápido, hasta que el mayordomo entró a anunciar la cena.
Trancy pudo percibir como la niña buscaba con el tacto la mano del instructor.
Sucede algo, pregunto Trancy de modo tranquilo.
-Es... Es hora de la cena, y eso quiere decir que estará mi papi con esa señora,
respondió la pequeña niña con cierto nerviosismo.
Trancy no comprendía a qué se refería la pequeña.
-¿A qué te refieres cuando dices "esa señora" Kim?
La niña retorció las manitas con la falda de su vestido.
-Bueno, la novia de mi papá es una mujer que no me agrada. Ella no será una buena mamá, y papi nos dijo hace unas noches a la tía Rose y a mí que se va a casar con ella, pero yo no quiero.
Trancy busco con su mano la carita de la niña, y ella no pudo detener el llanto
echándose a llorar abrazando la cintura del instructor.
Lloraba tanto que su pequeño cuerpo temblaba y se escuchaba como gemía
tratando de recuperar el aíre.
Trancy pasó conciliador la mano en la cabecita de la niña. -Kim tu papi tiene
que buscar una compañera. El amó a tu mami y estoy seguro que no la ha olvidado, pero probablemente él se sienta solito, dijo el chico tratando de
sonar comprensivo.
-Es que no lo entiendes tú tampoco, la niña hablaba con un tono triste de desasosiego,
-Ariadna no es la indicada para papi, ella es como las hermanastras de cenicienta, quiere ocupar el lugar de alguien importante para papá y para mí.
Trancy sintió mucha ternura cuando escuchó hablar a Kim, se sorprendió de la
convicción que tenía la pequeña con algo tan importante.
Suspirando el pelirrojo respondió,conciliador, -Entiendo cariño, entonces hay algo que debes saber, cuando dos personas están destinadas a estar juntas, no existe algo que las pueda separar y tarde o temprano se van a encontrar. Tomó en sus brazos a la niña mientras susurraba
-te lo aseguro.
Kimberly se tranquilizó y separándose busco con sus manitas el rostro del
maestro... Palpando recorrió con más calma pudo sentir unos rizos de cabello
suave en sus deditos, un par de cejas finas, unos ojos y pestañas, se dio
cuenta que el rostro de su amigo y maestro era delgado, su nariz pequeñita y
los labios se sentían esponjositos a juicio de la niña.
-Tienes labios de princesa, Kim reía inocente ante esa aseveración.
Trancy rió sonoramente, querrás decir de príncipe.
-Bueno, labios de prínceso. dijo la niña juguetona.
Trancy limpió las lágrimas que aún quedaban en la carita de la niña. -mejor vamos a lavarte y bajemos, o tu papi se preocupará.
La niña tomó con su pequeña mano a su maestro y lo dirigió a su baño.
Indicándole con las manos en donde estaban las llaves para el agua fría y caliente, las toallas, el jabón, el retrete y la ducha.
Al terminar ese minirecorrido limpió la carita de la niña. -Ahora sí, bajemos dijo
Trancy en una sonrisa.











-Así que ya tienes a un instructor que te ayude con tu hija, dijo Ariadna con
cierto tono de alivio mientras sonreía coquetamente. Se encontraban en el
despacho de León.
-Así es, es un chico bastante competente, a pesar de que parece un
adolescente es muy hábil, franco y directo.
-Debo estar agradecida y aliviada, ya que es un chico y no una hermosa
instructora.
León miró a la mujer y levantó una ceja, -debo suponer que eso te hubiera molestado, pero
puedes estar tranquila, es un chico nada más, aunque después de ver a aquel muchacho León ya no estaba seguro de nada. El solo observar ese rostro de niño
travieso, esos ojos tan grises como el acero y tan fríos y vacíos, esos labios
rojos y rellenos... Cerró sus ojos. ¿Qué puta madre le sucedía?
El era bisexual, pero eso había quedado en el pasado, Ariadna no tenía idea alguna de su orientación.
Por un momento se sintió molesto. No. Se sintió furioso.
-¿Sucede algo?... Parece que te duele algo o te pusiste de mal humor. Ariadna
observaba totalmente ajena a la diatriba mental que el escritor quien tenía los ojos fuertemente cerrados, acababa de tener consigo mismo.
León suspiro con pesadez, -Supongo que estoy cansado. El escritor miró su
reloj... -Es hora de que vayamos a cenar. levantándose ofreció su brazo para
que Ariadna lo tomara. Pero la mujer no se limitó.
Jalando a León hasta que este la tomo por la cintura, reposando una mano en
las nalgas de la mujer y está apoyando los pechos redondos en el tórax fuerte y ancho del hombre. Él besó con insistencia, abrió la boca para introducir su lengua dentro de la boca de la mujer que se le ofrecía sin ningún pudor. Ella acariciaba el pecho del
hombre con sus dos manos. León estaba actuando más por impulso,
necesitaba sentir algún contacto físico, cuando de pronto la imagen de cierto instructor lo encendió más. Logrando que tuviera una dolorosa erección.
La mujer se sorprendió al sentir lo apasionado que se ponía su prometido.
Tenía meses de no sentirlo así.
Agitada la mujer siguió besando, mientras el escritor fue consciente de ese
pensamiento y separó asustado a la mujer, para encontrarse con una mirada por demás confundida.
-¿Sucede algo?... Ariadna se veía increíblemente sexy pero no logró excitar a
León quien ya estaba algo frustrado.
Contrariado el castaño bajó la mirada y tomándola del brazo sonrió vamos a
cenar que ya nos deben estar esperando. Hoy Rose no cenará con nosotros,
salió con Frederik a cenar.
-Vaya ya era hora de que tu amigo invite a tu hermana a cenar. Es muy obvio
que se gustan y por alguna razón no se decidían.
El comentario burlón de la mujer incomodó a León, -bueno Frederik la veía más como una hermana pequeña...
Ariadna soltó una seductora carcajada. -Que incestuoso salió Frederic, eso
suena tan sexy.
León no sonrío, más bien le parecía raro que las dos personas más importantes
para el estuvieran enamoradas uno del otro.
Llegaron al enorme y lujoso comedor y Artur les sirvió Brandy a León y a Ariadna una copa de vino.
De pronto se escucharon la risa de Kim y otra que supuso eran del instructor.
Ambos llegan tomados de la mano, y era Kim quien lo dirigía. León observó a
su hijita, se miraba tan resuelta.
-Buenas noches, sonrió la niña quien con su manita jalaba su silla. El mayordomo de inmediato la acomodó. -Gracias Artur, Kimberly era una niña educada cuando quería, y en ese momento estaba tan feliz que animada presentó a su nuevo amigo, -Ariadna el es mi instructor.
Trancy sonrió y giró hasta quedar de frente a donde se suponía estaba la mujer que hizo ruido al aceptar su copa. -Buenas noches soy Trancy Davis. Dijo
el joven con una agradable sonrisa.
El mayordomo lo acomodó a lado de la pequeña.
-Vaya, tenías razón León, parece un chiquillo de preparatoria. Comentó Ariadna con cierto asombro y cero tacto, ¿Qué edad tienes?
-Tengo veinticuatro, dijo Trancy en tono tranquilo, -así que no se deje engañar por
mi apariencia, soy muy bueno en todo lo que hago.
León por poco se atraganta con su brandy al escuchar la subgerente respuesta.
-El joven Davis ha demostrado ser muy capaz en lo que hace. Prueba de ello es que a tan solo unas horas ha logrado tener una conexión con Kim ¿No es así cariño?, el escritor se sentía nervioso mientras observaba al
instructor. Quien sonreía y prestaba atención a lo que estaba a su alrededor
por medio del oído.
-Eres muy delicado para mi gusto, pero admito tu atractivo definitivamente. A pesar de tu condición, no te será difícil encontrar una joven chica o una experta mujer madura, sonrió Ariadna cínica.
León nunca la había escuchado hablar así y realmente se asombró, pues era
claro el mensaje y encima la mujer tenía una intención de poner en su lugar al
instructor.
Con una tremenda sonrisa y mientras Trancy escuchaba respondió de manera
suspicaz y afilada, -No se preocupe señorita Ariadna, soy invidente pero no tonto. No soy del tipo que por soledad o urgencia se relaciona con cualquiera.
La mujer se sintió humillada ante tal respuesta y León quedó estupefacto sin
lograr decir algo más que pedir a Artur que sirviera la cena.
Kim y Trancy platicaban animadamente mientras la pareja compartía algunas
miradas y susurros.
Cuando iban a servir el postre León aprovecho para expresar lo feliz que estaba de ver a su hijita tan segura y desenvuelta.
-León tengo que retirarme, debo descansar pues temprano visitaré la nueva boutique para hablar sobre la campaña publicitaria.
Levantándose el escritor para despedirse le dio un beso en la mejilla, -Lamento
que tengas que irte tan rápido, te llamaré mañana.
Ariadna se despidió de todos en la mesa, era muy evidente que lo hacía más
por aparentar que por que los considerara realmente importantes.
Kim se sintió más relajada haciendo plática con su padre. -¡Oh papi! Trancy es
genial, el vive sólito y trabaja como maestro. Además estudio una carrera
universitaria y cursa una maestría los sábados.
Trancy reía al escuchar los comentarios de la niña.
-Estás alardeando mucho Kim, advirtió el maestro de manera divertida.
León los observaba, parecía que Trancy había nacido para encontrarse en la
vida de su hija... Y de él.
-Vaya, en serio es maravilloso que tu instructor sea alguien tan independiente Kim, ahora sabes que tú puedes hacer todo lo que te propongas muñeca, dijo León mientras acariciaba la manita de su hija.
Siguieron charlando por unos minutos más hasta que la niña expreso su
cansancio. Trancy se levantó y ya se retiraban cuando León tomó a Kim
cargándola. Te llevaré a tu recámara como si fueras una princesa.
La pequeña estaba complacida. Trancy los siguió pues poco a poco se iría
familiarizando con el entorno y su espacio.
-Papi, hace mucho que no me cargabas así dijo la niña emocionada mientras sus manitas cubrían el cuello de su padre.
-Es que cuando te pones a hacer berrinches no es fácil acercarse a ti mi niña,
respondió el hombre depositando un tierno beso en la mejilla de la niña.
Esta rió dándole la razón a su padre.
-Es verdad, parezco un ogro. La niña sonreía al decir eso.
Trancy venía detrás de ellos escuchando esa plática. como instructor se valía de la información que el mismo podía recibir de sus alumnos y de los padres.
Rápidamente dedujo que León se había distanciado de la niña, que no era muy
afectuoso y que Ariadna tampoco lo ayudaba a ser un buen padre.
Entendió que ese hombre amaba a la pequeña, pero no sabía cómo atenderla.

Llegaron a la habitación de la niña y Trancy se despidió. Kim se acercó a él y
se echó a sus brazos.
Con su manita busco el rostro del maestro y lo cubrió de besos, -gracias Trancy
y descansa.
Trancy estaba conmovido con las respuestas de la niña. esa pequeña solo queria
a alguien que le enseñara que ella era una princesa, y por sobre todo una personita capaz de muchas cosas y él se encargaría de hacer de esa niña tan necesitada, una persona con todas las habilidades para mejorar sus oportunidades.
-Buenas noches Kim. depositó un sonoro beso y la bajó al suelo.
La niña giró el picaporte y entró diciendo que quería que su papá la arrope.
León los observaba con interés. Había determinación en ellos dos, hasta que
su hijita entró a su recámara.
Trancy aprovechó que Kim entraba su habitación para hablar con León.
-Buenas noches señor Brooks y le ofrezco una disculpa por mi reacción con su
prometida durante la cena. Fui muy rudo pero odio cualquier tipo de discriminación, y soy muy enfático en eso.
El escritor sonrió, -supongo señor Davis que ella se lo buscó, pero debo admitir
que nunca imaginé una respuesta así.
Despidiéndose de manera cordial y agradeciendo por la hospitalidad el
instructor giró y se dirigió a su recámara.
León deseó conocer a ese enigmático maestro y descubrir todos sus misterios
y más de sus respuestas. Entonces decidió esforzarse por ser un buen papá...


Los colores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora