Caos y más Caos

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— ¿Cómo es posible que ese niño pueda evadirme y aguantarse?Además, han pasado dos putas semanas en las que no he podido desahogarme, con Ariadna después de descubrir que estaba todo marcado por los chupetones y mordidas de ese niño, me mando al carajo, —pensó León, cuyo estado de ánimo mostraba su creciente frustración, —claro que ella imagina que es una mujer quien lo hizo, y como es tan "casta" bueno, no lo pudo soportar, cuando yo muy bien sabía que hubo otros para ella aparte de mí.
León  había recibido la visita su amigo Frederik, necesitaba hablar o terminaría matando a media ciudad por lo ansioso y molesto que estaba.
Frederic miraba a su amigo de forma acusadora, —tú también le eras infiel y ustedes estaban sumergidos en una maldita relación malsana. —Tú, Frederik señalaba con el índice a León —por no estar solo, y ella por tenerte de "trofeo" y lo peor León, tenías que enredarte con el maestro de tu hijita, quien por cierto está discapacitado, me permito recordarte, dijo Frederik bastante serio, pues tan inverosímil como se escuchaba, no podía creer que ese tranquilo muchacho, haya casi violado al dominante León Brook, —seduciendo al chiquillo sólo para poder cogértelo en la clandestinidad como si fuera una puta. 

León suspiró cansado, él sabía muy bien que nadie en su propio juicio creería su relato y también estaba consciente de lo imbécil y urgido que se oía.
—Pero Fred, la verdad no he podido sacar de mi mente a ese maldito maestro, las manos de León se dirigieron a su cabeza y con ellas se haló con fuerza, en un intento tonto de mitigar su frustración. 
Frederik escuchaba a su angustiado y enfadado amigo, mientras con la mano se recargaba en el escritorio del escritor. 
—O sea me estás diciendo ¿qué ese chiquillo invidente casi te viola? y lo peor de todo es qué te ha gustado, Frederik parecía disfrutar lo que le había sucedido su amigo.
—Deja de reírte como un pendejo, Fred, y ten en cuenta que estaba con los ojos vendados y amordazado, bien pudo matarme y colgar mis intestinos en la pared como serpentinas. Y ahora gracias a él estoy como un maldito anciano impotente, y como un pinche adolescente lujurioso. ¿Y sabes lo peor?... El escritor miraba a su amigo con ojos penetrantes y furiosos resignado a no ser creído, —lo peor es que jodió mi relación con Ariadna quien antes de darme tres cachetadas y acusarme de infiel me grito que soy un maldito pervertido y que seguramente "ella" terminó peor que yo, por las marcas en mi cuerpo. 
León se pasaba la mano por el rostro mientras caminaba de un lado a otro detrás de su escritorio.
Frederik miró severamente a su amigo, —escucha León, ya no eres un niño, y creó que llevaste las cosas muy lejos con el maestro, pero él no es culpable del final de tu relación, ese eres tú. Claro que nunca imaginaste que el resultará más pervertido y mas inteligente de lo que creíste, o debo decir.... Más listo que tú, mi estimado. Frederik trataba de hallar la manera de calmar a su enojado amigo, sin lograrlo realmente, ya que el escritor encontraba la situación muy cómica, iverosimil y bastante ridícula. 

—Fred iré a hablar con ese maestro y lo amenazaré. León parecía decidido a hacer tal cosa. 
Frederik lo miró incrédulo, — ¡me estás jodiendo!, ¿Estás loco?...
No, haber espera, Frederik se recargaba en la silla mientras se frotaba la barba con la mano derecha. 
—Te has puesto a pensar qué lo que dices carece de sentido, —¿Qué le dirás?... Frederik imitaba una voz grave, —Trancy me quisiste violar y por eso si no me terminas lo que empezaste y me sacas de mi miseria te 
demandaré... ¿Eso pretendes hacer? 
¡Vaya que eres listo!... El tono irónico de Frederik molestó al castaño. 
León azotó la mano en el escritorio. —¡Fred creó que he sido sincero con todo esto!, Y la verdad no estoy bien, no logro concentrarme y tampoco quiero darle el gusto de ir a buscar a ese idiota. 
Frederik suspiró cansado, esta platica solo estaba rodando en círculos, —claro, él es el idiota, pues no entiendo de qué otra manera vas a solucionar esto. Y ya tengo que irme, quede en llevar a Rose a ver unas cosas. Ambos se despidieron dándose un abrazo, mientras Fred agradecia internamente el poder huir de aquella situación. 


Ya solo en su estudio, León permaneció encerrado sirviéndose brandy. Y sin darse cuenta casi se acababa la botella. 
Iba a necesitar valor para lo que iba a hacer...


Trancy y Kim comieron en el comedor, Artur les informó que el escritor no les acompañaría y que además había dado la orden de no molestar. 
—Papi debe estar muy ocupado, ¿verdad?... 
La niña estaba algo triste pues en el tiempo que Trancy estaba ahí, se había apegado más a su papá. 
El pelirrojo buscando con su mano la carita de la niña, respondió —Kim, tu padre necesita su espacio. Y tú el tuyo. No es sano acaparar su tiempo. Además el ha 
sido muy bueno contigo, no pasa una noche sin arroparte o sin salir a jugar contigo al Jardín. Eso antes no lo hacía. 
El maestro trataba de hacer consciente a la niña, de los grandes avances que tenía León con ella, y pareció funcionale. 
Más animada y removiéndose de su silla, tomó la mano de Trancy. 
—Tienes razón, soy feliz ahora. Y ¿Sabes?... Sé que tú podrías ser el amor verdadero de mi papi, es algo que siento. No puedo ver, pero puedo reconocer las intenciones de las 
personas, sé que el indicado eres tú. Yo te quiero como mi papá. 
En un arranque de efusividad la niña abrazó torpemente a su maestro.
Trancy acarició la cabezita de cabellera suave, siempre se sorprendía de lo maravilloso que es ser niño, sin prejuicios y límites.
—Kim, tu papi tiene a su prometida, pero yo siempre te querré. ¿Está bien?, y tal vez no sea tu papá, pero siempre seré un buen amigo. 

León no se fijó de cuánto tiempo había pasado, pero el alcohol ya había hecho efecto en su cuerpo, así que salió de su estudio y se dirigió escaleras arriba, se detuvo hasta estar 
frente a la puerta de Trancy, y ligeramente giró el picaporte abriéndose al instante. 
Observó todo oscuro, y lo vió ahí... En medio de su cama. Dormido con un semblante tan calmado, totalmente ajeno a las intenciones de León, quien entró sigilosamente, hasta estar frente a la cama de este, el escritor no pudiendo más se recostó al lado del pelirrojo y besándolo de forma violenta lo despertó, para sentir unos golpes, hasta que Trancy a manera de protección mordió a León en el labio, quien de manera totalmente inconsciente le dio una cachetada a Trancy. 
—¡joder niño! ¿es qué quieres arrancarme el labio?
El adormilado maestro reaccionó y se tranquilizó, pero sin dejar su postura defensiva, y sintiendo la mejilla donde recibió el golpe, arderle.
—¡Yo solo me he defendido señor Brooks!, gritaba Trancy con un tono bastante molesto y asustado. 
León tomándolo de las muñecas lo obligó a recostarse mientras el pelirrojo se revolvía sacudiéndose y forcejeando violentamente.
—Shhh, calma animalito, León acariciaba la cara a Trancy, la cual estaba roja por el coraje y por aquel golpe. Vas a despertar a Kim, y no creó que quieras explicar esta escena. 
El maestro sintió el aroma del licor en el aliento del escritor, deduciendo que este estaba algo ebrio así que se calmó. 

—¿No me diga qué viene para limpiar su honor por lo que pasó hace semanas?, preguntó Trancy cínicamente. 
León sintiéndose humillado apretó más las muñecas del maestro, quien ahogó un gemido de dolor. —Escúchame bien estúpido, el escritor siseaba de manera amenazante al oído del docente, parecía una hiena hambrienta. —Hace dos semanas que estoy jodido, dos semanas en las que ninguna puta me ha saciado, dos semanas en donde no he podido mantener una pinche erección sin que piense en ti. Ahora vas a ser un buen niño y vas a dejar que te coja, y yo voy a dominar aquí, dijo Leon mientras hacía más presión en las mejillas del pelirrojo, 
quien con la mirada distante sonrió de lado. 
—Así que... ¿esta es su tonta manera de hacer que yo termine lo que empecé? 
León apretó más el agarre a las muñecas del maestro quien esta vez se quejó de manera audible mientras arqueba el cuerpo por el trato rudo, sonido que excitó a León, el cual ya tenía una erección a causa del forcejeo y de tener sometido al chico.
Pasando su lengua por los tiernos labios de Trancy lo obligó a abrir la boca un poco más. León se sentía desesperado y algo mareado. 
Y como si fuera una broma macabra, perdió el sentido a causa del alcohol cayendo como un humillante costal de porquería... 

Con un intenso dolor de cabeza y la mirada desconcertada León al fin pudo recobrar el sentido, cayendo en la cuenta de donde se encontraba, empezó a respirar agitadamente solo para comprobar que estaba atado a la cama, con los ojos cubiertos y amordazado. Y por si eso fuera poco para semejante 
momento también tenía en la base de su pene dormido un anillo de goma que ejercía una presión molesta en este. 
El escritor se revolvía agitado como suplicando que lo soltaran. 
—Vaya, mi bello durmiente al fin despertó, Trancy rió de manera altanera mientras sentía el movimiento brusco de la cama. 
—Es hora de la diversión señor Brooks. 
Montándose sobre el escritor, Trancy empezó a recorrer con su lengua el cuello de León, recogiendo las delicadas gotas saladas.
Sip que esta vez él pelirrojo lo castigaría. ¿Por qué?.... 
Por simple diversión.

Los colores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora