Decisiones

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El sol entraba débilmente a causa de las pesadas cortinas y de pronto sintió un 
agudo dolor en la cabeza, León recordó lo sucedido la noche anterior y con pesadez se obligo a 
levantarse. Necesitaba ir a la editorial y hablar con su editor. 
Con la rigidez de quién duerme en una posición incómoda el escritor se levantó, tenía reuniones importantes que pour desgracia no podía responder. Ya en su recámara se aseó y se lavó los dientes, no tenía tiempo ya de rasurarse, así que salió apurado para encontrarse con Artur ofreciéndole el desayuno. 
—Ahora no Artur, voy algo retrasado y tengo una cita con la editorial.
—Como ordene señor, el mayordomo aclaró su garganta, —Señor, el hombre miraba preocupado a León.
—¿Qué sucede Artur?
—Bueno la señorita Kimberly se ha negado a desayunar, hace poco más de una hora que despertó y se niega a salir de la cama, Beatriz 
ha insistido, pero sin éxito alguno. 
León suspiró visiblemente enfadado, —Artur no puedo solucionar eso ahora, 
tendrán que pedir ayuda a mi hermana. 
—La señorita Rose se retiró hace un momento a su estudio de diseño señor. 
León se aflojo ligeramente incómodo la corbata, hasta hacía unos segundos estaba vestido de manera impecable. —Por favor Artur que esto lo solucione Beatriz, es su trabajo, la voz de León ya no era amable. 
—Tiene razón señor, haciendo una ligera reverencia el mayordomo se retiraba 
para notificar la orden a la niñera.
En la editorial León platicó con ejecutivos, procurando llegar a acuerdos para la 
próxima publicación de su libro. Ya se retiraba de las oficinas cuando una llamada por teléfono lo alertó. 
—León, buenas tardes, oye que te parece si comemos hoy, ya supe lo de tu compromiso con Ariadna, nunca me imaginé que fuera con ella, pero después 
de todo era de esperarse ¿verdad? 
La voz familiar de Frederic amigo del escritor y su familia, quienes se conocían desde la infancia y habían estudiado juntos hasta que cada quien escogió su carrera, siendo la de León, licenciado en literatura y Frederik Licenciado en leyes, pero se seguían frecuentando y estaban al tanto de sus vidas, agradeció el respiro que esa invitación la daba, mirando su fino reloj León añadió —¿qué te parece en 30 minutos en el nuevo restaurante que está cerca de tu oficina?
—Me parece perfecto, Frederik sonaba animado como un buen soltero de treinta y tantos, —nos vemos ahí y platicamos de los pormenores de tu 
agitada vida, dijo divertido su amigo.
León suspirando respondió —me parece bien, aun que la vida más divertida la 
tienes tú, respondió León un poco celoso. 
—Vale, vale... Dijo a carcajadas Frederik, nos vemos ahí en treinta minutos. 
Caminando a paso lento llego hasta su lujoso automóvil deportivo y subió el 
maletín que llevaba consigo en la cajuela, ya que el auto era de dos plazas. 
Salió del estacionamiento dirigiéndose a una lujosa zona en donde estaban las 
oficinas más costosas y los restaurantes de moda, cerca de ahí había varias 
plazas comerciales de marcas exclusivas. Llegando al restaurante entrego al 
valet parking las llaves de su auto y se dirigió a la recepción en donde 
rápidamente al ser un personaje conocido le ofrecieron el mejor lugar.
El escritor sacó su tableta, mientras esperaba a Frederik bien podría adelantar algo de su obra, su migo llegó cinco minutos después. 
—Perdona, ya venía directo pero un cliente me llamó para unos detalles de un 
juicio mañana, Se excusó Frederik quien era un atractivo hombre de barba, rubio, de ojos color aceituna. 
Sentándose frente a León lo miró inquisitiva, —Supongo que todo salió bien con tu hermana y tú hija cuando les anunciaste tu compromiso con Ariadna  ¿no es así?, soltó Frederik con la confianza de los años para hablarle así a León quien suspiró cansado, pasando su mano masajeando el puente de 
su nariz.
—Frederik no estoy seguro de esto, pero Kim necesita una madre. Cada 
vez es más difícil lidiar con ella, la mirada cuestionadora de Frederik no hizo sentir mejor a León, —por ejemplo ahora se ha encerrado en su 
habitación, no quiso desayunar. Sus constantes berrinches y pataletas, aunado 
a... El castaño apretó tanto los puños que quedaron blancos. —Su ceguera, al decir esto se le quebró la voz. 
Frederik lo miraba intensamente, hasta que añadió —León, somos amigos de toda la vida. Fui padrino de tu boda, quise mucho a Claudett, cuando murió,bueno quedaste con una responsabilidad muy grande, pero debo admitir que el 
casarte con Ariadna no va a hacer más que complicarte las cosas con Kim. Ella 
odia a tu novia y bueno Ariadna te ha dejado en claro que no quiere hijos.
—Estoy desesperado, yo sé que no son las mejores condiciones pero ya no sé 
qué hacer.
—Vaya, León tu nunca tomas decisiones descuidadas pero creo que esto se te 
sale de las manos. 
Suspirando León miro a su amigo, —entonces dime, ¿qué crees tú qué debo hacer? 
Frederik miró severamente a su amigo, —Cuando Kim perdió la vista, el doctor 
Jhonson te recomendó una institución para terapias y aprendizaje, opción que 
rechazaste, dijo su amigo con tono recriminatorio, —tú alegaste que Kim debería llevar una vida normal. 
El escritor escuchaba a su amigo con el ceño fruncido, visiblemente incomodo, 
mientras este continuaba. 
—Recuérdame por favor cuántas niñeras han pasado por tu casa en estos dos años.

Los colores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora