25➳ Verdad

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—¿Janne? —dijo una voz temblorosa—

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—¿Janne? —dijo una voz temblorosa—. ¿Santo Dios, eres tú?

Janne al instante retrocedió y comenzó a correr. Fue en vano, ya que Lina bajó apresurada y corrió a su dirección. Todo pasó demasiado rápido y el corto tramo que ella recorrió para escapar no sirvió de nada. Estaba cansada y para Lina fue fácil alcanzarla.

La chica la tomó con fuerza del brazo y la obligó a parar.

—Oh por Dios, ¿qué te pasó, hermana? —preguntó Lina—. No me dejaban verte y creí que no estabas bien, jamás pensé que estarías dando un paseo por el bosque.

—Solo salí a dar una vuelta —mintió Janne sin poder salir de su asombro—. Viniste a visitarme.

—Mira, no te molestaré más. Solo necesito que me digas dónde guardaba mamá la llave del cajón de su habitación. La he buscado por todos lados.

—El cajón de su habitación —repitió Janne en medio de sus dolores de cabeza—, ¿para qué quieres eso?

—No has cambiado nada con tus actitudes extrañas —suspiró—. Sucede que yo soy la heredera de todo ahora que papá y mamá murieron y en ese cajón están las escrituras, las necesito para vender la casa. Me iré a vivir con el tío Max y necesito el dinero.

Sus padres habían muerto. Quizá por esa razón jamás fue a visitarla. O tal vez sí, y no los dejaron entrar. Pero eso ya no importaba ahora, la tristeza de saber que sus padres ya no estaban solo era alimentada por el parloteo incesante de Lina.

—¿Solo por eso vienes a verme? ¿Por qué necesitas una maldita llave?

—Creí que lo entenderías. Espero que no pienses que tienes derecho a la herencia, no puedes reclamarla estando aquí.

—Lárgate —dijo Janne con rabia—, no quiero volver a saber de ti. —Al ver que su hermana no se movía y ponía expresión de fastidio, Janne la empujó con todas sus fuerzas para apartarla del camino y salió corriendo.

Las lágrimas amargas bajaban por su rostro y nublaban su vista, pero no le importó. Ya no tenía padres y no podía contar con la única familia que le quedaba. Pensó entonces en Josh y cómo ella lo había abandonado sin dar ninguna explicación o dejar una carta. ¿Él se había sentido igual que ella?, ¿solo y abandonado?

Su corazón se contrajo aún más y en medio del bosque tomó una decisión: regresaría con él y le contaría toda la verdad, absolutamente todo. Pediría su ayuda y esta vez sí acabaría con los demonios.

Comenzó a correr cuesta abajo hasta que la primera casa apareció y fue consciente de que encontrarlo sería más difícil de lo que pensaba.

Todo pareció complicarse más cuando las personas del mercado pasaron a su lado y se sintió acorralada. Ya no le era tan fácil moverse como en el bosque.

Respiró con dificultad al ver entre la multitud a la niña y anciana que la atormentaban. No tenía ningún crucifijo para defenderse y advertir a las demás personas. Estaba perdida.

Promesas De Un Traidor © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora