26➳ Manada

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Tres lobos grises rodearon a Poppy y taparon toda posible vía de escape

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Tres lobos grises rodearon a Poppy y taparon toda posible vía de escape. Los gruñidos la hicieron retroceder hasta que quedó entre la pared y los animales. Quería gritar, algún vecino debía escucharla. Mientras tanto, el cuerpo inerte de su hermano se desangraba en el suelo y ella no podía hacer nada.

Uno de los lobos, el más grande y el que parecía ser el líder, le arañó parte del vestido con un rápido movimiento. Las uñas perforaron la tela hasta llegar a su piel y unas gotas de sangre cayeron, motivando a los demás a seguir. Poppy se tapó la cara con las manos mientras gritaba, con la esperanza de que alguien llegara a salvarla. Y así fue.

Un enorme lobo negro, mucho más grande que los tres que la atormentaban, salió de alguna parte de la casa y se lanzó sobre los animales. Los cuatro comenzaron una feroz pelea, lanzando mordiscos y arañazos sin piedad.

Poppy se quitó de en medio y se apresuró a llegar a la puerta para pedir ayuda. Cuando al fin estuvo afuera, todo era un caos. La gente corría de un lado a otro con escobas y antorchas. ¿Acaso el pueblo estaba siendo atacado por los lobos? No. La gente no tenía miedo, más bien parecía poseída y gritaban por justicia. Poco les importó la chica y sus súplicas para que alguien la ayudara, pasaron de largo, ignorándola por completo.

Entonces Poppy se percató de que ya no había ruido en la casa y asomó su cabeza con miedo. Los cuatro lobos habían desaparecido junto con su hermano.

A un lado de la posa de sangre, un rastro de gotas se esparcían hasta la ventana, como si su hermano se hubiera levantado y salido por esta. No tenía sentido, Charles estaba inconsciente y muy herido como para pararse por sí solo. En medio de su desconfianza, unos pasos en la entrada la alarmaron y se quedó quieta por el miedo.

—¿Poppy? —Luther entró a la casa y la abrazó con fuerza—. Tenemos que irnos.

—¿Dónde estabas? —preguntó ella entre lágrimas—. Unos lobos entraron a la casa, atacaron a Charles y...

—Van a regresar. No estamos seguros aquí.

Poppy aceptó su mano y juntos salieron corriendo rumbo al bosque. En la ciudad todo era un caos, la gente se organizaba en grandes grupos, mientras exigían la cabeza de la bruja.

Ella no comprendía nada, solo se dejó arrastrar por el sendero de tierra, tratando de seguir el ritmo de Luther.

—¿Qué está pasando? —preguntó con un hilo de voz.

—Ellos nos han encontrado.

—¿Los lobos? ¿Conoces a los lobos?

—Te explicaré todo cuando lleguemos con la manada. Aquí no es seguro.

¿Manada? Poppy cada vez entendía menos y ya estaba cansada de tantas mentiras. No tenía ni idea de a dónde iban y ni qué había pasado con su hermano. Sin pensarlo mucho, soltó la mano de Luther y paró de correr.

Promesas De Un Traidor © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora