Libro que sigue a LA SONRISA DEL MAL
Cuando el mal acecha; las personas débiles se esconden, los ángeles valientes luchan y los astutos demonios solo lo disfrutan.
La unión de Eunji con el perverso Yuntae, solo fue el comienzo de una batalla que se...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Recibo sus golpes que cada vez se hacen más rápidos. Trato de defenderme y atacar, pero solo termino perdiendo. Un último golpe me hace caer al suelo y él sin darme tiempo de nada enrolla sus piernas en mi torso y con sus brazos sujeta mi cuello haciendo una llave de la que no puedo liberarme. Por más que lucho y forcejeo no lo consigo.
Él me da un beso en la mejilla y luego me suelta. Me ayuda a poner de pie dando así por terminado el entrenamiento.
—No estás concentrada —me reclama Yohan en un tono dulce mientras me ayuda a poner de pie.
Agotada voy por la bebida extraña que preparé un poco antes. Noto que él me sigue, como si fuera un cachorrito detrás de su dueña.
—Solo tuve un mal día —murmuro bebiendo agua y secando con un trapo el sudor de mi cuerpo—. Ya verás que mañana te gano —le guiño un ojo y después tomo un trago de ese batido verde, por puesto sabe horrible así que hago una mueca de asco y desagrado. Esto lo hace reír.
Él se cruza de brazos y se pone frente a mí. El hecho de que siempre entrena sin camiseta me distrae así que no puedo dejar de mirar su torso tatuado. Como se tensionan los músculos de sus brazos al estar en esa posición.
—Qué eso que te tiene tan pensativa, en estos últimos días has estado muy rara, incluso te has desaparecido por varias horas —cuestiona quizás presintiendo que algo anda mal.
Él no sabe que he estado realizando misiones con el escuadrón. Al principio pensé que se trataba de un error pues él hace parte del equipo, pero ya van tres misiones y nunca le han avisado. Además, me advirtieron que no podía decirle nada respecto.
—Vante —menciono desviando sus intenciones de sacarme información—. Han pasado unos días y no ha dado señales de vida. Eso es extraño.
Yohan asiente. No me gusta mentirle pero que puedo hacer.
—Ya verás que pronto aparece. Debe estar metido en una bañera llena de hielo justo ahora —dice restándole importancia.
Yo suspiro y decido cambiar el tema a algo mucho más importante.
—¿Cómo va la mudanza?
—Genial, ya está todo terminado —Su emoción demuestra que ya falta poco.
—O sea que, ya pronto podremos irnos a vivir a allí.
Mi sonrisa se ensancha de la felicidad. Lo abrazo emocionada esperando que llegue rápido ese momento.
—Por qué siempre tienes que entrenar medio desnudo. No vez que eso no me ayuda —me quejo aun en medio del abrazo y pensando seriamente en cogérmelo.
—Solo lo hago para seducirte —Se ríe en mi oído así que lo alejo molesta.
Después de darnos una ducha juntos, nos vamos a trabajar a la empresa. El día trascurre con normalidad hasta que decido regresar al apartamento a descansar mientras Yohan va las fundaciones para reunirse con las directoras encargadas.