Capítulo 1

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Roier soltó un suspiro lento, pero tuvo poco efecto para calmar su corazón desenfrenado. Se estudió las palmas de las manos, hizo una mueca ante el sudor y luego se las secó agresivamente en los muslos. Miró el reloj en la pared, luego movió su mirada hacia su reloj.

Ambos marcaban la hora, pero su reloj la marcaba mal. Ajustó el dial para que sus manos temblorosas tuvieran algo que hacer y luego se quedó mirando su reflejo en el pequeño cristal del reloj. Sus ojos castaños se veían temerosos, y su labio inferior se había hinchado debido a sus mordiscos obsesivos.

Apartó la mirada y alineó sus papeles por vigésima vez. -Contrólate.

El sudor nervioso hacía que le escociera la piel, así que tiró del cuello de su camisa, con la esperanza de ventilarse un poco. No funcionó.En cambio, su loción para después del afeitado se filtró hacia su nariz y estornudó.

-Salud.

Su corazón se apretó con fuerza en su pecho, y lanzó una mirada de sorpresa a la puerta.

El infame Spreen estaba de pie en la puerta de la oficina, con la cabeza ladeada y una leve sonrisa en los labios. Era más grande y ancho que las fotos policiales que Roier había visto. Su cabello negro brillaba y sus ojos estaban oscuros. En sus notas decía que eran marrones, pero Roier no pudo ver ningún indicio de color, solo negro. Se miraron el uno al otro durante unos segundos. Entonces el cerebro de Roier se puso a trabajar, se puso de pie y ofreció su mano humedecida. Spreen entró en la habitación y sus manos se conectaron en un apretón firme.

-Soy Roier. Toma asiento.

Spreen se miró la mano y se pasó el pulgar por la palma. -Estás nervioso.

Roier se humedeció los labios, pensó en negar la observación de Spreen,pero luego asintió. -Sí, es verdad. Eres Spreen Buhajeruk. Sería estúpido no estar nervioso.

Spreen frunció el ceño y miró por encima del hombro hacia el pasillo. -Has conocido a otros como yo.

-No hay dos criminales iguales.

-Asesinos seriales.

-Bueno, técnicamente no eres un asesino en serie.

-¿Y eso?

-Eres un asesino triple.

-¿De verdad? Tal vez aún no hayan encontrado los otros cuerpos.

Una opresión se apoderó de la garganta de Roier y tragó saliva.

Spreen puso los ojos en blanco. -Era una broma.

Caminó más adentro de la habitación y se sentó en la silla al otro lado de la mesa. No se metió debajo, sino que se encorvó con las piernas abiertas. Roier esperó un segundo y luego se sentó en su silla. La camiseta blanca de Spreen se extendía sobre su pecho musculoso, y sus jeans azules estaban apretados alrededor de sus muslos. Era enorme, musculoso y tenía una ventaja peligrosa que los otros participantes de Roier no tenían. Todos habían hecho cosas horribles, pero con Spreen, Roier podía sentir el aura oscura que lo rodeaba.

-Veo que tienes mi ficha policial. -Spreen murmuró-: La censurada.

A Roier le picó el cuello y la necesidad de correr se alzó en sucuerpo. Sabía exactamente lo que Spreen quería decir con censurada. La foto policial no fue la primera que tomó la policía, sino la segunda, una vez que le limpiaron la sangre de la cara.

-Pero debiste haberme visto en los periódicos antes de echarle un vistazo, ¿no?

-Por supuesto que sí, eres famoso.

PSICOPATA  [SPROIER] {ADAPTACION}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora