Capítulo 4

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Cesar no parecía el típico criminal empedernido. Era bajo, delgado y sus rasgos juveniles le daban un aspecto infantil. Roier le dio dos repasos a la hoja la primera vez que se conocieron, convencido de que Cesar no era el mismo hombre en el archivo. Cesar sonrió con complicidad y se presentó como el asesino en serie con cara de niño.

Tenían la misma edad, apenas veintitrés años, pero Cesar había tomado un camino muy diferente en la vida. Se sentó en la silla frente a Roier. Se quitaba el esmalte con las uñas cada vez más molesto por no poder dejárselas totalmente limpias.

—¿Por qué no te limpias las uñas con quitaesmalte? —preguntó Roier.

Cesar miró hacia arriba y arqueó las cejas. —No me dejan tener quitaesmalte por si me lo bebo... o se lo pongo en la bebida a otra persona...

—Vaya.

—No me confían los productos químicos. Tengo que quitármelo solo.

Por lo que Roier había leído en el expediente de Cesar, tenían razón al no confiar en él. Tenía un talento, pero lo usaba para el mal, no para el bien.

—Voy a preguntarte sobre tu vida escolar.

Cesar miró hacia arriba, y un cariño se registró en sus rasgos.—Algunos de los mejores días de mi vida.

—¿Por qué?

—La mayoría de los niños odiaban ir a la escuela, pero a mí me encantaba. Me alejaba de mi mamá y mi papá. No tenía amigos, pero no importaba. El señor Piter creía en mí.

—¿Señor Piter?

—Mi profesor de química.

—¿Siempre te ha interesado la química?

Cesar asintió hacia el techo. —Él solía dejarme ayudar a preparar experimentos. Me gustaba la anticipación de ver reaccionar a los químicos. Los ácidos y los alcalinos. El señor Piter sabía que mis padres no tenían tiempo para mí y me dejaba quedarme después de la escuela en el laboratorio—.

—¿Te hacía sentir bien?

—La única felicidad que tuve en mi vida fueron esas pocas horas después de la escuela. El señor Piter me hablaba como a un igual. Sus padres nunca tuvieron tiempo para él y él sabía lo crueles que podían ser. Él entendía.

—¿El señor Piter... no actuó de manera inapropiada contigo?

—Eso es exactamente lo que mi papá pensó. No entendía por qué alguien sería amable conmigo sin recibir algo a cambio.

Roier bajó la mirada a la mesa. —Lo siento, sé que hubo una acusación, eso es todo.

—¿Te dice eso en el archivo?

—Sí.

—Empecé a quedarme hasta tarde todos los días. Los maestros le advirtieron al Señor Piter que no se acercara demasiado, pero a él no le importó. No estábamos haciendo nada malo. En todo caso, me estaba manteniendo lejos de cualquier daño. Mi papá se enteró de que me había quedado en la escuela con él y se volvió loco. Condujo hasta la escuela y atacó al señor Piter, lo metió en el hospital. Gritó a todo pulmón que era un pedófilo y les dijo a todos los demás padres que era peligroso.

—¿Qué paso después?

—El señor Piter se alejó. Ya no se me permitía quedarme después de la escuela, y los otros niños me señalaban y se reían de mí por ser una presa de un pedófilo. La escuela ya no era el santuario que alguna vez fue.

—Lo siento.

Cesar resopló. —No necesitas disculparte, no has hecho nada malo.

—¿Alguna vez trataste de encontrar al señor Piter?

PSICOPATA  [SPROIER] {ADAPTACION}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora