El ascenso de una dama que provino de las estrellas

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XXIV



Siento sus manos acariciando mi espalda y es una sensación que me llena de calma. El cuerpo de Callisto es enorme y en sus brazos me siento tan pequeña que pienso que en cualquier momento mis huesos se partirán en dos de la forma más dolorosa posible. Pero su toque es delicado y sus palabras son como arrullos y pese a que fui yo quien le pidió que se quedara por miedo a verme sola por primera vez en un lugar desconocido ahora considero que tal vez hacerle aquel pedido no fue lo correcto. Porque yo también soy débil y mi corazón es traicionero y sé que ante cualquier petición de Callisto yo accederé sin dudarlo.

Ambos corremos el peligro de dejarnos llevar por este sentimiento que solo se acrecienta ante el paso del tiempo.

Puede que me arrepienta cuando el sol salga por el horizonte y la noche que nos cobija se vea remplazada por aquella mañana que todo lo revela. Pero justo ahora yo lo anhelo, lo necesito para apaciguar mi corazón y traer luz a mi oscuridad. Él que es el único que puede verme tal cual soy me desnuda con sus ojos que como dos flamas queman mi piel y me exponen, él que me toma entre sus brazos y hace que pueda oír la sinfonía de su pecho y su corazón es capaz de latir creando una sonata que evoca en mí apacibles y preciados momentos.

Mi querido tirano, mi dulce Callisto, el caballero que me rescato de un reino de lágrimas. Ahora son las tuyas las que contemplo y puedo ser capaz de sentir tu dolor. Y mi pecho se estremece y mis manos se mueven por si mismas hasta tocar sus mejillas como muchas veces él hizo conmigo, seco sus lágrimas y resisto el impulso de besar sus mejillas húmedas.

Incluso cuando si los años transcurren él siempre recordaría. Todo lo que tuvo que perder para estar aquí y sé que si Callisto tuviese la oportunidad de renunciar a todo con tal de poder recuperar el tiempo con sus padres lo haría sin dudarlo porque lo conozco y en sus ojos yo vi el infinito amor a su querida madre y el incontrolable dolor que sufrió al perderla.

―No tienes que revivirlo ―le digo aproximando mi rostro al de él ―. Si es tan doloroso no lo traigas de nuevo.

Y en ese momento anhele haberlo conocido mucho antes, tal vez, de ser así, todo hubiese resultado ser distinto. ¿Cuántas noches solitarias habría tenido que soportar? ¿Cuánto dolor tuvo que contener en su interior? En silencio valientemente lo ha soportado y eso me conmueve porque yo más que nadie sé lo que es llorar en silencio y anhelar el confortante y consolador toque de un abrazo.

Hablamos un poco más, es cómodo encontrarse así y cuando menos me lo espero mis ojos empiezan a cerrarse y mi cuerpo se siente en las nubes. Alguien besa mi frente, estoy segura que se trata de él y una pequeña sonrisa quiere brotar de mis labios más me encuentro tan agotada que siento como si todo empezase a desvanecer a mi alrededor y solo quedamos Callisto y yo.

Siento que me mezclo y floto, siento que toda superficie en donde me encuentro desaparece y estoy suspendida en los aires como si no poseyera peso alguno. Es extraño, mi mente empieza a divagar y el recuerdo de los últimos sucesos me asaltan. Es casi como si los estuviese viviendo una vez más.

Quiero alejarme y correr, quiero escapar con desesperación de mi destino y mi estigma. Intento hacerlo, muevo mi cuerpo buscando apartarme de las voces e imágenes que me rodean.

"Aléjense, déjenme en paz"

Pero como si se tratase un recordatorio de mi pasado una vez más mis antiguos pecados me atormentaban y me mostraban a la Selenia que había sido y la que me llevo a mi propia destrucción. Sé que nunca podría escapar de ella, porque en mi interior guardo una oscuridad a la que todos temen, a excepción de Callisto. Ahora mismo me encuentro nadando encontrar de la corriente.

La Balada De Las Sidereas (#dyjawards2024) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora