El rapto de la última estrella y una era de oscuridad

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XLVI



Muy temprano por la mañana las caravanas empezaron a formarse, y mientras las damas y lores disfrutaban de la hora del desayuno en sus cómodas y elegantes tiendas especialmente elaboradas para el confort de la aristocracia, en los campos de entrenamiento, muy por el contrario, los caballeros de cada facción y los jóvenes heredero que participarían en nombre de sus familias yacían en entrenamiento puliendo sus maniobras o simplemente dando una pequeña demostración de sus capacidades a los competidores rivales. La facción con más presas y victorias obtendría el derecho a presumir su superioridad por tal motivo aquello era una oportunidad que nadie podía dejar pasar.

El día era maravilloso y el sol en lo alto resplandeciendo orgullosamente solo dio señales de que el evento se desarrollaría sin problema y que se esperaba una magnífica cacería. Las risas de alegría eran como una sinfonía vespertina, las damas con sus grandes sombreros campestres bebían el té mientras charlaban agitando sus abanicos suavemente intentando refrescarse y contrarrestar el calor que empezaba a aumentar conforme las horas del día avanzaban. Los caballeros, en cambio, en un grupo apartado bebían vino y fumaban habanos mientras en un ambiente deportivo apostaban que caballero se haría con el mayor botín del torneo.

Los eventos de cacería son como un día de campo para los nobles cuya principal preocupación era lucir sus mejores prendas y presumir sus joyas mientras yacían al aire libre y siendo atendidos por sirvientes quienes aseguraban de cubrir las necesidades que estos pudiesen tener como lo era mantener sus copas llenas y la mesa repleta de aperitivos aun cuando no comiesen más que pocos bocados o los suficientes que el ajustado corsé pudiese permitir ingerir. Incluso yo, quien usualmente suelo evitar el uso de un artefacto tan torturador como ese, me he visto en la obligación, sin embargo, de hacer uso de aquel objeto diabólico, aunque a diferencia de otras damas el mio no se encuentra tan ajustado como hacer que simples acciones como caminar, respirar o incluso comer sean tareas sufribles.

En cuanto salgo de mi tienda en compañía de mi ama de llaves muchos me saludan haciendo una reverencia la cual yo correspondo, en el extremo opuesto, de la gran tienda que sobresale de entre todas las demás, el emperador también sale haciendo notar su presencia. Luce exactamente como se esperaría que se viera un emperador que está a punto de montar su caballo para ir al terreno en donde se daría inicio a la cacería de las bestias. Una gruesa capa de piel cubre sus hombros, su uniforme negro, muy diferente al que suele vestir en eventos protocolares, lo hace lucir peligroso y letal y en su cintura su espada reposaba a la espera de ser de utilidad a su señor. Por un segundo, impresionada por la imagen de Callisto se me ha olvidado ofrecerle mis respetos al emperador, por fortuna Annelise logra ponerme en aviso y antes de que alguien más lograse percatarse hago una reverencia al ver al sol del imperio ya listo para dar el discurso de inauguración y la orden para iniciar.

―Que los cielos lo bendigan en este sagrado día, sol del imperio ―digo.

―Que los cielos la bendigan en este sagrado día también a usted lady Sidérea, futura emperatriz ―fue su respuesta esbozando una sonrisa, aquella que solo me muestra cuando ambos nos encontramos en nuestra privacidad ―. Que los cielos bendigan al imperio en este día tan importante como es la fundación del imperio ―añadió a viva voz haciendo que todos los que se encontraban reunidos aplaudieran.

―Salve sol imperial, luz y ponente de nuestra nación ―dijeron todos.

―Honremos, pues, la memoria de nuestro primer padre imperial el emperador Lucius quien gracias a él, el día de hoy, podemos decir con orgullo que nacimos y formamos parte de este bendecido imperio de Regis. Lucius quien fue la primera luz que nos liberó de los oscuros días y desde entonces la sagrada flama de su legado ha ardido en el presente, con la misma intensidad y fuerza de hace 500 años atrás.

La Balada De Las Sidereas (#dyjawards2024) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora