Muertes y asesinatos azotaban la ciudad de Seúl, aquella ciudad acogedora para varios coreanos dejó de ser segura. Personas inofensivas morían cada día, y lo peor de todo es que los oficiales aún no hallaban pistas ni rastros de aquel asesino seria...
Habían pasado algunos días investigando al chico ese Taehyung, no habían podido recolectar mucha información a pesar del tiempo y su arduo trabajo como equipo, solo cosas básicas como; "nombre completo, edad, su facultad y que estudiaba". Hubieron días en el qué, Jungkook solía acercársele a él, pero el contrario no mostraba mucho entusiasmo y eso le dejó mucho que decir al chico de pelos rojos.
Un día de esos, pudo acercarse a Jungkook luego de varios años sin ninguna interacción. Su corazón se sintió renovado y volvió a palpitar con el mismo fulgor que antes, solo que no sabía si era de rencor o amor, sus ojos se aguaron de forma simultánea pero, solo recibió una mirada de disgusto, al mismo tiempo una mirada tan tenebrosa que casi podía sentir como la misma traspasaba cada capa de piel que tenía su cuerpo y luego, siguió de largo. Sabía muy bien su significado, pero eso lo no iba a detener.
Su sueño mas frustrante desde joven era tener a Jungkook como novio, al mismo tiempo tenía unas amplias ganas de destrozarlo por todo el mal que le había provocado. Pero era imposible, por más que quisiera no podía hacer aquello, porque su corazón era tan débil ante él que sus planes se hacían añicos.
Jugando con una copa llena de vino se preguntó;
— ¿Qué debería de hacer realmente?— Se dijo así mismo mirando hacia un punto fijo. — Manipular o quizás tal vez.. ¿capturar?
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— ¡Taehyung, Taehyung!
El nombrado miró hacia la dirección de donde provenía su nombre y rodó sus ojos al ver de quien se trataba.
— ¿Se te ha perdido algo?, porque estoy seguro que lo que necesitas no lo tengo, así que déjame.
— ¿Por qué tan agresivo chiquito? Dejó soltar una pequeña risa socarrona. — Quiero probarte que no soy como me tienes fichado.
Y volvía nuevamente con eso, no necesitaba en lo absoluto sus explicaciones, no eran amigos ni si quiera llegaban a ser cercanos. No llegaba a entender porque tanta molestia en probar su inocencia.
— No necesitas probarme nada, no a mi.
De manera preventiva, el mayor tomó sus manos fuertemente y lo obligó a moverse hacia una dirección exacta. Una cafetería que se encontraba al frente de la universidad, era linda y los postres que se mostraban a través de la vitrina se veían realmente exquisitos. Por dentro era realmente impresionante, abundaban colores pasteles y era todo muy tierno. Muy a los gustos del mas menor de los dos.
Jungkook abrió la puerta del establecimiento haciendo sonar una campanita, la cual se encontraba en la parte superior de la puerta, ganando la atención de quienes trabajaban en dichoso lugar. Taehyung se sentó cerca de una ventana aún con su cara llena de ira, hubiera tomando esa oportunidad para irse, más sin embargo consideraba que era una pérdida de tiempo irse sin probar esos pastelillos los cuales les hacían babear. Jungkook, quien lo miraba atentamente fue directo hacia el mostrador.
