玉:DIECISÉIS(十六)

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Para alejar el dolor, quédate conmigo todos los días.


—Eugh, demonios —Gyuvin se quejó tan pronto despertó.

La cabeza le dolía como el demonio y se sentía muy abatido, además de que hacía mucho frío.

Gyuvin se dio cuenta de que había estado tirado en un frío suelo desigual y rocoso, por lo que todo su cuerpo estaba rígido y tenía la ropa sucia.

Se enderezó entre quejas y se frotó el rostro, se apoyó en una especie de pared, pero tuvo escalofríos al notar los zarpazos y rasguños marcados profundamente en la piedra, los cuales también se extendían al suelo y a otras paredes, realmente estuvo asustado de estar en la guarida de alguna bestia salvaje tan violenta como para crear semejantes estragos.

Incluso había rastros de sangre, aunque casi se estaban desvaneciendo.

Agitó la cabeza y buscó la procedencia de la única fuente de luz del lugar, la cual venía de un hueco en lo alto.

—¿Dónde carajo estoy?

Incluso el eco de su voz era escalofriante.

El joven alfa intentó ir a explorar y descubrir su ubicación, pero su cuerpo rebotó contra una barrera imperceptible.

Justo cuando estaba por despotricar, miró una silueta alta recostada en una pared rocosa afuera. No se había dado cuenta de la presencia de esa persona porque al parecer la barrera bloqueaba todo lo que había afuera.

—¿Quién está ahí?

La silueta dejó su lugar de descanso y se acercó, por lo que pronto Gyuvin pudo ver un rostro estoico y blanco.

—¡Park Gunwook! ¿Dónde estoy?

Gunwook lo miró con rostro inexpresivo.

—El Alfa ha ordenado que te castiguen con reclusión en las cuevas subterráneas de la manada por intimidar a un Omega en recuperación.

Gyuvin apretó los labios y se frotó los brazos intentando entrar en calor.

—¿Dónde está Ricky?

Ante la pregunta, Gunwook frunció el ceño en total desaprobación.

—Probablemente siendo amedrentado debido a ti. El Alfa estaba muy enojado por tu falta de disciplina.

Gyuvin resopló.

—¿Y qué haces aquí?

—¡Kim Gyuvin, eres de verdad inconsciente!

—Claro, seguramente escuchar tus malditos sermones también debe ser parte del castigo.

Gunwook perdió el buen temperamento y le gruñó con resentimiento desde el fondo de su corazón.

—¡De verdad no perteneces aquí! ¿Por qué no te das prisa y te largas?

Kim se rió entre dientes.

—¡¿Quién eres tu para decidir eso?!

—¡No haz hecho nada más que hacer problemas para el Capitán! ¡No tienes remedio! ¡Eres un desecho!

—Debes pensar mejor tus palabras, ¡No quiero escuchar eso de un zorro salvaje como tú!

—¡Si incluso un zorro salvaje como yo, es mejor que tu, entonces debes ser el que piense mejor sus palabras y sus acciones!

Gyuvin tembló de rabia por aquella declaración y una mueca torcida se apoderó de su rostro.

Ignorando cualquier tipo de precaución, Kim golpeó con ambos puños la barrera a la altura del rostro de Gunwook.

JADE (RYUVIN/GYUBRIK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora