Encuentros

87 13 3
                                    

Sesshomaru se encontraba en el corazón de la ciudad, un lugar que siempre había evitado en la medida de lo posible debido a su aversión a las multitudes y el bullicio. Sin embargo, en ese día en particular, tenía un motivo especial para estar allí. Había recibido un mensaje de texto de su hermano, quien necesitaba que recogiera un paquete en una tienda cercana a la universidad.

A regañadientes, Sesshomaru aceptó la tarea y se dirigió a la ciudad. La brisa fresca de la tarde soplaba a través de las calles, y las luces de los letreros parpadeaban en una coreografía caótica y cautivadora. Mientras caminaba, su mente no podía evitar divagar hacia Rin y su inesperado encuentro en la universidad.

La imagen de Rin, con su sonrisa cálida y sus ojos llenos de vida, seguía rondando en su mente. No importaba cuánto intentara evitarlo, sus pensamientos se centraban en ella una y otra vez. Siendo consciente de su atracción, también se sentía culpable por estar interesado en la madre de su amiga Towa.

Finalmente, llegó a la tienda donde debía recoger el paquete. Mientras esperaba en la fila, su mirada vagó por los estantes y se posó en una tienda de arte cercana. Recordó que Towa le había mencionado que su madre era una talentosa artista. La curiosidad lo llevó a entrar a la tienda, donde se encontró rodeado de pinceles, lienzos y colores vibrantes.

Mientras exploraba la tienda, un cuadro en particular llamó su atención. Era una pintura de un paisaje marino, con olas rompiendo suavemente en la orilla y el cielo pintado con tonos dorados y rosados del atardecer. Sesshomaru se encontró absorto en la imagen, impresionado por la habilidad y la atención al detalle del artista.

—Es un cuadro hermoso, ¿verdad? —una voz familiar dijo detrás de él.

Sesshomaru se giró para encontrarse con Rin parada a pocos metros de distancia, una sonrisa suave en los labios. Se sorprendió al verla allí, pero no pudo evitar sentir un destello de alegría al encontrarse con ella nuevamente.

—Sí, es impresionante —respondió, su tono sorprendentemente cálido.

Rin se acercó al cuadro y lo observó con aprecio. —Me alegra que te guste. Fue un trabajo muy especial para mí.

Sesshomaru observó la pintura y luego a Rin. —¿Tú lo pintaste?

Rin asintió, su mirada perdida en la obra. —Sí, fue una de mis creaciones más recientes. Pintar es mi manera de escapar y expresarme.

Sesshomaru se sintió intrigado por las palabras de Rin y su pasión por el arte. —Deberías mostrar tus obras en algún lugar. Tienes un talento excepcional.

Rin le dirigió una mirada agradecida. —Eso significa mucho viniendo de ti.

Un momento de silencio cómodo llenó el aire entre ellos. A pesar de la sorpresa de su encuentro y la atracción que Sesshomaru sentía por Rin, había un sentido de conexión genuina que compartían. El bullicio de la ciudad parecía desvanecerse mientras conversaban, atrapados en su propia burbuja.

—Entonces, ¿qué te trae a la ciudad? —preguntó Rin, rompiendo el silencio.

Sesshomaru recordó el paquete que debía recoger y respondió con sinceridad. —Recoger un paquete para mi hermano. No es mi lugar favorito, pero... tenía que venir.

Rin asintió con una sonrisa comprensiva. —A veces, las circunstancias nos llevan a lugares que preferiríamos evitar. Pero a veces también descubrimos cosas inesperadas en el camino.

Sesshomaru asintió, reflexionando sobre las palabras de Rin. Había algo en su presencia que lo hacía sentir en paz, incluso en medio del caos de la ciudad. El sonido de la campana sobre la puerta de la tienda rompió el momento, recordándoles que estaban en un lugar público.

Temptations | Tentaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora