Secretos al descubierto

60 12 5
                                    

Después del evento, Riku se encargó de llevar a Towa a su casa en su auto, mientras Rin y Gojo volvían en silencio en el auto de este último. La noche avanzaba, y la tensión en el ambiente era palpable, casi como si la oscuridad envolviera más que solo la carretera.

—Cariño, ¿puedo preguntarte algo? —Rompió el silencio Rin con un semblante sombrío, manteniendo su mirada fija en la ventanilla, observando el paisaje nocturno que pasaba a toda velocidad.

Gojo, ligeramente inquieto, temiendo que su esposa sospechara algo, respondió con una sonrisa nerviosa. —Claro, cielo. —Dijo, sin apartar la vista de la carretera, aunque sus dedos se apretaron ligeramente contra el volante.

—¿Dónde estabas? —Rin no se movió, pero su voz había adquirido una frialdad inusual. —Por un momento te perdí de vista. Noté que volviste al salón acompañado de Karan y un muchacho. —Sus palabras flotaron en el aire, cargadas de una sutil acusación.

Gojo sintió un escalofrío recorrerle la espalda. —Oh, sí. —Se forzó a sonar casual, pero sabía que Rin lo conocía demasiado bien. —Karan quería hablar con un miembro del personal y me pidió que la acompañara. Ese joven que viste era uno de los mozos.

Rin finalmente giró su cabeza para mirarlo, sus ojos oscuros buscando respuestas en su expresión. —¿Y acaso Karan no podía ir sola? —Sus palabras eran cortantes, cada sílaba cargada de desconfianza. —¿O también necesita ayuda para hablar?

Una sonrisa divertida se dibujó en los labios de Gojo, aunque en su interior sentía el nerviosismo arremolinándose. Colocó su mano sobre la rodilla de Rin mientras conducía, su tono intentando ser tranquilizador. —Cielo, ¿estás celosa?

—No, solo pregunto. —La respuesta de Rin fue rápida, pero su voz no perdió la tensión.

—No deberías sentir celos de una niña, Rin. —Su mano empezó a moverse suavemente sobre la pierna de ella, en una caricia que tenía más intención de calmar que de seducir, aunque el roce de su piel provocó que un ligero escalofrío recorriera el cuerpo de Rin. —Ella es solo una simple estudiante que trabaja para mí. Tú eres mi mujer, Rin. Solo te deseo a ti. —Con esas palabras, su mano comenzó a subir lentamente por el muslo de Rin, desafiando la tensión del momento.

—Gojo... —Jadeó Rin, sintiendo cómo la tensión de la situación y el alcohol que había bebido nublaban su juicio, sus defensas debilitándose con cada caricia. La incertidumbre seguía presente, pero el deseo era un monstruo voraz que empezaba a despertar.

Gojo, consciente del efecto que tenía sobre ella, dejó que una sonrisa seductora se formara en su rostro mientras revisaba su celular rápidamente. —Nuestra hija aún no ha llegado a casa. —Sus ojos brillaron con un deseo renovado. —Tenemos algo de tiempo para estar solos.

En otro lugar, el ambiente era muy diferente. En el parque, Towa y Riku caminaban tomados de la mano, disfrutando de la fresca brisa nocturna. Las luces de los bares y restaurantes cercanos creaban una atmósfera vibrante, llena de vida.

—¿Te gustó la fiesta de mi padre? —preguntó Towa, mirando a Riku con curiosidad mientras jugaba con su mano, entrelazando sus dedos.

—Fue divertida. Tus padres son muy amables y tu madre… simplemente wow. —Riku sonrió con picardía, recibiendo un ligero golpe en el hombro de Towa.

—Oye, no seas insolente. —Ella sonrió, pero había un tono de advertencia en su voz.

—No es eso. —Riku levantó las manos en señal de rendición. —Es solo que ella parece demasiado joven para estar con alguien como tu padre. Sin ofender.

Towa suspiró, su mirada se oscureció ligeramente al recordar la historia de sus padres. —Bueno, ya sabes su historia.

—Sí, lo sé. —Riku se detuvo de repente, su expresión se volvió seria, haciendo que Towa lo mirara con preocupación.

Temptations | Tentaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora