El amor esta en el aire

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Sesshomaru se despertó esa mañana con el sonido de un mensaje en su celular. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando la pantalla se iluminó y vio que era un mensaje de la persona que le gustaba.

"Buenos días Sessho. Voy a salir a correr al parque en este momento. ¿Te gustaría unirte? Si estás durmiendo, lo siento".

"No en absoluto, estaba desayunando. Nos vemos allí".

Se levantó de la cama de un salto, corrió a cepillarse los dientes y lavarse la cara. Se cambió de ropa. Vistió su atuendo deportivo y descendió rápidamente las escaleras, llamando la atención de Inuyasha, quien estaba en la cocina bebiendo su habitual batido proteico.

—¿Por qué tanta prisa?— preguntó mientras veía a su hermano menor servirse una taza de café y tomar unas tostadas calientes.

—Quedé en encontrarme con Rin.

—¿Qué? Hermano, eso es... bastante inusual.

Sesshomaru lo miró y frunció el ceño mientras negaba. — No seas insolente. Vamos a correr.

Inuyasha levantó las cejas con interés. —Vaya, quién diría que una mujer te convertiría en todo un atleta. — bromeó, recibiendo un suspiro exasperado de su hermano.

—Cierra la boca.

Finalmente, Sesshomaru se encontró con Rin en el parque, bajo el sol de la mañana. Era una mañana hermosa. La vio en una banca estirándose y no pudo evitar notar su figura, resaltando en su top deportivo. Pensó que era una mujer realmente tentadora.

Se aclaró la garganta, dejando de lado esos pensamientos y llamando la atención de ella.

Sesshomaru se acercó a Rin con una sonrisa en los labios. Ella lo miró con alegría al verlo llegar.

—¡Hola, Sessho! ¡Qué bueno verte aquí! —exclamó mientras dejaba de estirarse y se ponía de pie.

—Hola, Rin. Estoy listo para correr. ¿Ya estás preparada?—respondió Sesshomaru con un tono amigable.

—¡Sí, por supuesto! — afirmó ella, emocionada.— ¡Vamos a hacerlo genial hoy!

Ambos comenzaron a correr por el camino del parque, compartiendo conversaciones ligeras sobre sus planes para el día y algunas anécdotas divertidas. El ambiente estaba lleno de energía y risas mientras compartían este momento juntos.

Mientras corrían, Sesshomaru notó lo enérgica y positiva que era Rin. Se sintió atraído no solo por su apariencia, sino también por su personalidad y su entusiasmo por la vida. A medida que continuaban charlando, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y compartían intereses similares.

Después de un tiempo, decidieron tomarse un descanso y se sentaron en un banco a disfrutar de la vista del parque. Sesshomaru notó que Rin estaba un poco agitada, y sacó una botella de agua de su mochila y se la ofreció.

—Gracias. ¡Eres muy atento! —dijo Rin, aceptando la botella y bebiendo un poco de agua.

Sesshomaru sonrió, satisfecho por hacerla sentir cómoda. La conversación continuó fluyendo mientras compartían anécdotas de su infancia y hablaban sobre sus metas y sueños para el futuro.

—¿Puedo preguntarte algo?— dijo él.

—Claro, adelante.

—¿Por qué no te dedicas al arte? —preguntó.

Ella pareció reflexionar antes de responder.

—Cuando conocí a la pequeña Towa, sentí una conexión especial con ella. No sabría explicarlo con exactitud, pero desde el primer día la quería mucho y sentí la necesidad de protegerla cuando noté que su corazón estaba herido.

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