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Había pasado una semana desde el ingreso de Rusia a la casa de USA.

—Hoy mi alma está de fiesta...—Se escuchaba un canto en la cocina— por sus lindos ojos verdes, hoy mi alma está de fiesta.

México aún no doblegaba su orgullo ante ninguna de las dos naciones, sin embargo, Rusia le trataba de manera decente. Luego de aquel baño de cereal, no se acercaba al latino sin que fuera necesario.

—¡Y cuando te hago el amor, mi amor! —seguia la melodia— Entiendo que jamás lo había hecho, el sexo es un impulso del cuerpo.

Por otro lado, Usa no trataba muy diferente es a México.

Ese dia, martes, Usa se encontraba fuera de la casa, y la voz de la cocina resonaba en toda la cocina. México camino hacia el lugar de la voz que llamaba su atención, pues la melodía era indudablemente de su territorio. ¿Hacia cuánto México no escuchaba a Julion Alvarez?

Al entrar a la cocina intentando no hacer ruido, se topo con Rusia cantando. La entonación no era completamente la correcta, sin embargo, seguia siendo un lindo canto.

—¡Que mi cielo lo ha pintado... Unos lindos ojos verdes!

México sonrió ampliamente, no conocía a nadie que le gustará la música mexicana.

—Creo que hay mejores cantantes. —Dijl México finalmente interrumpiendo al asiático.

Rusia volteo de manera rápida dejando caer la cuchara que usaba a manera de micrófono.

—¿Desde cuándo estás allí?

—Quiza desde que note que era Julion.

—No es la gran cosa —dijo Rusia —Todos dicen que tú y Chile son los mejores cantantes, así que no me queda otra cosa que cantar en la cocina.

México borró su sonrisa de inmediato.

—Al menos a mi me gusta como cantas.

—¿Bromeas? Debes ser experto en esto, de ti salió José José.

Eso hizo reír a México, quien se recargo en la orilla de la puerta mientras negaba con la cabeza.

—¿Podrías cantar algo? —pregunto Rusia — Nunca te he escuchado cantar en persona.

— A Usa no le gusta que cante.

—El no está aquí.

—¿Y eso que? —cuestiono México — ¿Vas a cantar conmigo?

—Solo si yo elijo la canción.

México miro retadoramente a Rusia, mientras que el nórdico tomaba su celular y colocaba la pista de la canción que más le gustaba del artista ya mencionado.

México sonrió nervioso, era la primera vez en mucho tiempo que cantaría para alguien.

—Amor como el nuevo no hay dos en la vida, por más que se busque, por más que se esconda. —Comenzo Rusia.

La voz del nórdico era tan profunda, podría herir al más feliz, hacer temblar al más fuerte.

—Pero todo pasa y a los sufrimientos, como a las palabras se las lleva el viento...

México no podía hablar, estaba embelesado ante la voz de su contrario. Sin embargo, no podía quedarse atrás.

—Por eso regreso borracho de angustia, te lleno de besos y caricias mustias. Pero estás dormida, no sientes caricias. Te abrazo a mi pecho, me duermo contigo... —Comenzo a entonar finalmente México. —Mas luego despierto, tu no estás conmigo, solo está mi almohada.

Poca Paciencia /Rusmex-Usamex/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora