La vida comenzaba a parecer agradable en ciertos momentos. Rusia no era la persona más atenta, pero aquellos destellos de atención tales como sonreír sin razón de vez en cuando, acompañar a México a desayunar cuando Usa está fuera, hablar con el latino sobre intereses o incluso cantar de vez en cuando era suficiente.
Usa estaba muy lejos de sentir celos, sabía que México estaba enamorado de él, y no perdería el interés en dos semanas. Sin embargo, estados unidos comenzó a prestar atención a los detalles, por ejemplo, comenzó a darle los buenos días a México, le dedicaba ciertas miradas y preparaba su más grande movimiento.
—¿Hace cuánto no vez a Colombia? —Pregunto Usa, quien estaba sentado junto a México frente al televisor.
—Supongo que desde que salí de la casa de España.
—¿Enserio? —Dijo con una sonrisa —Escuche que Colombia hará una fiesta por su aniversario de independencia. Puerto Rico y Chile van a cantar.
México guardo silencio.
— Supongo que la mayoría de tus hermanos estarán allí.
—Yo no estoy invitando.
Usa volteo a ver al mexicano con seriedad.
—¿Seguro?
—Completamente.
—Bueno, le diré a Colombia que eso piensas, supongo que tampoco quieres ver tu invitación. —Dijo el americano mientras tomaba su celular.
Era la primera vez en doce años que México era invitado, por lo que le arrebato el teléfono a Usa y miro con sus propios ojos la invitación. Tenía su nombre, Colombia se había acordado.
—¡¿Por qué no me avisaste antes?! —Dijo México mientras se levantaba del sillón de un salto —¡La fiesta es en una hora! ¿Cómo se supone que iré vestido?
Usa reía a carcajadas al ver a México apurado.
—Bueno, la música será básicamente reggeatón y rock pop, así que dudo que debas ir formal.
—¡Genial! —Exclamo México mientras corría a su habitación — ¡Le diré a Rusia!
Aquello hizo que el Americano apretara dientes, pero no podía pedirle no invitarlo.
México busco en su closet aquel pantalón baddy holgado, se colocó una camisa negra que le quedaba al menos dos tallas más grande, pues aún que México no era el mejor bailarín cuando se reggeatón se trataba, quería bailar.
Al salir de la habitación, se topo con estados unidos vestido con un top negro y un pantalón similar al suyo, pero en color blanco. El abdomen plano del americano combinaba perfecto con el atuendo.
—¿Estoy bien así? —Dijo Rusia detrás de México, captando su atención.
Rusia por su parte, llevaba un short holgado amarillo que le llegaba casi a las rodillas y una camisa negra.
—Pareces una abeja. —Dijo México.
Rusia frunció el ceño, era la ropa más "reguetonera" que tenía.
Los tres países salieron de casa y tomaron la camioneta de Usa, pues este insistió en llevarlos. Al llegar a aquella casa, que a pesar de ser enorme parecía acogedora, notaron que el sonido de la música hacia rebotar las ventanas.
México reconocía la música. Era indudablemente Puerto Rico cantando "where she goes" de Bad Bunny.
"No me gusta perder, dime qué vamo' a ser..."
México solamente comenzó a sentir nervios al entrar por aquella enorme puerta de madera. Cómo de costumbre, la casa era un enorme lío. Los latinos bailaban sin parar, incluso Japón estaba intentando acoplarse al baile.
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Poca Paciencia /Rusmex-Usamex/
General FictionEl país latino jamás se había dado la oportunidad de sentirse carnalmente bien, pues su pasado le perseguirá toda la vida.