México se encontraba en el baño la mañana dos días luego de la fiesta cultural. Su apariencia había vuelto a la normalidad al igual que la de Rusia.El cuerpo de México recuperaba fuerzas rápidamente, sin embargo, nueve meses sin actividad sexual lo habían dejado completamente sediento de atención. No era capaz de insinuarle a Rusia, pues aún no pasaba la cuarentena recomendada por el doctor.
México mordía una de las camisas de Rusia, mientras que su mano derecha intentaba darle placer. Sus ojos lagrimeaban, el olor agrio a sudor de la camisa lo embriagaba, mientras que su abdomen se contraía con cada tacto propio.
Rusia no ignoraba la situación, pero no iba a tocar a México si no le daba alguna señal directa. Parado junto a la puerta del baño, enamorado de los pequeños jadeos que su pareja soltaba, no podía evitar entrar en calor.
Rusia tomo la manecilla con lentitud, estaba por abrir la puerta, pero el sonido de un gemido final por parte de México lo hizo retroceder. Dió vuelta al caminar pensando "Vaya, supongo que llegue tarde". Una vez más, un sonido llamo su atención, ¿Era lo que creía que era?
—Rusia... —Se escuchaba balbuceos por parte de la persona dentro del baño.
Rusia entro sin dudarlo, únicamente para encontrar a México recostado en la tina vacía y semidesnudo. México se cubrió la entrepierna con la camisa que tenía en la boca.
—¡No tocaste la puerta!
—¿Deberia tocarla? —Pregunto Rusia con sarcasmo en la voz.
México soltó un suspiro pesado y le hizo un espacio a Rusia en la tina. Rusia entro apenas terminó de despojarse de la ropa. Se colocó entre las piernas del mexicano, pero al echar por primera vez un vistazo al cuerpo de su esposo luego del parto noto lo lastimado que estaba. No quería lastimarlo, así que llevo dos dedos a su boca para mojarlos de saliva y luego los introdujo en México.
México cubrió su rostro con la camisa en sus manos. Sus boca era más honesta que su mente, pues era incapaz de quedarse callado cuando sentía a Rusia mover sus dedos dentro, estirando su cuerpo lentamente.
México llevo una de sus manos al cabello de Rusia, destapando únicamente sus ojos de la camisa. Rusia saco sus dedo al lograr dilatar suficiente al contrario. Se colocó en posición y entro de manera lenta. México mostró su mirada más entorpecida.
Rusia apenas podía mantener la calma. Daba todo de si mismo para no ser brusco.
—Rusia... —Susurro México.
—¿Si? —Pregunto Rusia.
México lanzo la camisa al otro lado del baño para poder abrazar a Rusia por el cuello.
—Quiero que me rompas, abreme en dos.
Rusia dió un trago de saliva.
—¿Estás seguro?
—Hazme gritar... Nueve meses sin ti fueron duros.
Rusia aún estaba inseguro de la idea, pero México se apresuró a morder el cuello del más alto, haciendo que Rusia finalmente entrara en la falta de cordura.
Rusia jalo a México de la cintura hasta su abdomen. Las estocadas fueron violentas, los besos eran únicamente una pausa para tomar aire, mientras que México arañaba por completo la espalda y cuello de su esposo.
Rusia también había extrañado a México, sin embargo, sus instintos eran menos fuertes. Un cambio rápido de posición hizo a México quedar sobre el Ruso dentro de la tina. Los pequeños saltos eran casi tan ruidosos como los gritos.
México decía toda clase de idioteces. Rusia balbuceaba mientras intentaba retrasar su orgasmo tanto como sea, no quería decepcionar a México.
"Santa madre Rusia"
"Desol va a tener hermanitos"
"Mirame a los ojos, eso me gusta"México apenas sabía lo que decía.
"México, por favor, un poco más lento"
"Eres mío, quiero oírte decirlo más alto"
"Si sigues moviendote así, no durante mucho"Rusia tampoco tenía coherencia.
México detuvo su movimiento al escuchar que una persona de la servidumbre tocaba la puerta.
—¿Que ocurre? —Pregunto Rusia.
—Argentina está de visita, señor. Trae un presente para Desol.
—Pasalo a la sala y ofrecele café o galletas.
Rusia tomo la cintura de México, y mientras terminaba de dar su orden, clavo con fuerza su miembro, recibiendo un estruendoso grito por parte de su pareja.
—¿Está todo bien, señor?
—No lo se, ¿Está todo bien, México?
México siguió dando saltitos felices.
—¡Todo está jodidamente perfecto, está todo muy bien, demasiado bien, joder, que bien que está!
El personal se alejo al notar que aquello no eran gritos, sino gemidos.
Rusia no quería terminar antes que México, pero la manera en que México cambiaba el movimiento de arriba a abajo, a un pequeño vaiben sobre el abdomen de Rusia lo sacaba de sus casillas.
Rusia dejo salir todo dentro de su esposo, y eso fue suficiente para que México logrará su propio orgasmo.
Si pecho se elevó, su espalda de arqueo en un escalofrío, sus glúteos y abdomen se contrajeron de inmediato. Quería gritar, pero su voz no salía, solamente respiros entrecortados.
Rusia contó los segundos en los que México expresaba su éxtasis, 30 segundos fueron su primer y nuevo récord.
—Dejaste salir bastante está vez.
México se levanto unos segundos luego de recobrar la respiración.
—¿No dirás nada al respecto? —Pregunto Rusia una vez más.
México estaba por salir del baño para arreglarse, pero el líquido corriendo por su pierna fue un golpe a su orgullo.
Rusia miro con una sonrisa como México limpiaba tan profundo como podía su interior, pero sus dedos jamás serían tan grandes como los de Rusia.
—¿No me vas a hablar? —Prengunto Rusia.
México lo volteo a ver con una mirada molesta. Fue entonces que Rusia noto el por qué de la molestia del latino.
México tenía una enorme marca de dientes en el área bajo su oreja, ni siquiera su cabello era suficiente para esconder el enrojecimiento.
Rusia se levanto de inmediato a revisar a México, en realidad, había muchas marcas de agresión en su cuerpo, Rusia estaba tan excitado que no recordaba haber mordido tantas veces a México.
—Si Argentina pregunta, fue solamente un accidente. No entres en detalles.
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Poca Paciencia /Rusmex-Usamex/
General FictionEl país latino jamás se había dado la oportunidad de sentirse carnalmente bien, pues su pasado le perseguirá toda la vida.