Capitulo 4 Una Tarde Perfecta

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Narra Octavio

Desperté antes de que la alarma sonara, me levanté de la cama y me duche, para después tomarme mi tiempo eligiendo que ponerme hoy y es que si bien antes me preocupaba por mi vestimente hoy era un día especial que ameritaba el mejor conjunto.

Finalmente me decidí por un pantalón negro, con una camisa verde olivo y unos zapatos negros recién boleados, me peiné y perfume antes de verme al espejo, ya con el outfit aprobado salí de la casa y caminé rumbo a la cafetería, llegué justo a tiempo antes de ella.

Me senté en una mesa que se encontraba del lado izquierdo de la cafetería, la mesera no tardó en venir y tomar mí pedido pero decidí esperar a que llegara aunque si sabía que iba a pedir no quise verme demasiado intenso.

Exactamente a las 8:30 TN cruzaba la puerta, llevaba puesto unos jeans azules, tenis blancos con una blusa blanca y un suéter rosa, se veía tan hermosa. Me levanté para que pudiera verme ya que me estaba buscando con la mirada por toda la cafetería y cuándo me encontró comenzó a  caminar hacía la mesa.

- Hola perdón por llegar tarde -

- Pero si llegaste justo a tiempo - dije ayudándole a sacar la silla para que pudiera sentarse -

- Gracias -

- Y bien ¿Ya sabés que ordenar? - dije sentandome enfrente suyo -

- Sí me gustaría un capuchino de vainilla y una rebanada de pastel de chocolate ¿Y a tí? -

- Tomaré un café americano con una rebanada de pay de zarzamora -

- Excelente elección, los pasteles en este lugar son increíbles -

La mesera se acercó para hacer nuestro pedido.

- Buenos dias, para la dama un capuchino de vainilla y una rebana de pastel de chocolate y para mí un café americano y una rebanada de pastel de zarzamora por favor -

- Claro que sí, enseguida sale su orden -

La mesera se fué dejándonos solos en silencio pero rápidamente ella habló para no comenzar a sentirnos incómodos.

- Me dijo que era científico ¿De que clase? -

- Háblame de tú por favor, si no me haces sentir más viejo de lo que ya soy -

- No diga eso, más bien no digas eso te vez muy bien -

Alce una ceja ante su comentario y un sonrojo se posó en sus mejillas, decidí no hablar más al respecto pero por dentro gritaba de emoción.

- Bueno respondiendo a tú pregunta yo estudio y trabajo con energía eléctrica, ese es mí campo ¿Y tú? No me has dicho a que te dedicas -

- Mi trabajo no es tan interesante cómo el tuyo, yo soy traductora a veces de textos o intérprete -

- Hey pero eso también es muy interesante ¿Qué idiomas hablas? -

- Chino, español, inglés e italiano -

- Valla esos son muchos idiomas ¿no te confundes a veces cuándo pasas de hablar de uno a otro? -

- Al principio sí me pasaba con frecuencia pero ahora ya no, se ha vuelto más fácil cada día -

- ¿Y no hay un idioma que te gustaría aprender? -

- Realmente quiero estudiar francés, adoro todo lo que tiene que ver con Francia, es mi sueño imposible poder visitar esa cuidad -

- ¿Porqué imposible? -

- Se necesitan muchos papeles además de dinero para poder viajar y yo no tengo ningúna de las dos, por eso es imposible -

- Claro que no lo es, estoy seguro de que un día visitaras París, recuerda que lo que es difícil de conseguir a veces parece imposible pero con el suficiente esfuerzo y dedicación cuándo menos lo esperes se volverá una meta cumplida -

No dijimos más ya que la mesera llegó con todo lo que habíamos pedido, lo dejó en la mesa y se marchó. Cada uno le dió un sorbo a su café y al bajar la taza TN tenía unos bigotes que le había dejado el café, verla me hizo sonreír, ella me miró y me devolvió el gesto.

- ¿Porqué te ríes? -

- Parece que ahora tienes bigotes - dije apuntando al café -

- Lo había olvidado - tomó su servilleta y se limpió - Ahora sí ¿Que clase de libros te gusta leer? -

Y así transcurrió el mejor desayuno que he tenido en mis nueve años de estadía aquí, junto a su lado charlando de nuestros trabajos, de literatura, la historia de este lugar y básicamente de cualquier tema posible. Ambos creímos que sólo iba a ser una charla corta pero en cambio hablamos por horas; me asombré al darme cuenta que TN era la misma que en mí realidad, tal parece que no había cambio alguno.

Cuándo miramos el reloj eran las doce y ambos nos sorprendimos ya que el tiempo pasó tan rápido y sinceramente ninguno quería irse pero era momento ya que la cafetería estaba a punto de cerrar. Así que resignados después de pagar tuvimos que salir de allí y me ofrecí a llevarla a su casa a lo que aceptó.

Sabía exactamente a dónde íbamos ya que la había acompañado tantas veces que recorrería este camino con los ojos vendados. No tardamos en llegar a la puerta de su casa deteniendonos frente a esta.

- De verdad disfruté el desayuno, muchas gracias por todo Octavio -

- No tienes nada que agradecer yo también disfruté la compañía - Dije haciendo una breve pausa - Que tengas un lindo día -

- Siempre voy a desayunar a esa cafetería - comentó haciéndo que me girara para verla - Y no me molestaría para nada compartir la mesa contigo, sólo lo menciono por si estás interesado -

- Gracias, de ser así nos vemos mañana entonces -

Me despedí y ella entró a su casa mientras yo me iba caminando con una felicidad tan inmensa que siemplemente no podía parar de sonreír en todo el camino hasta mí laboratorio ya que si bien había disfrutado la mañana, aún necesitaba trabajar.

Narra TN

Al entrar a mí casa me recargue en la puerta con una sonrisa boba en mi rostro, este había sido por mucho el mejor desayuno que he tenido en compañía de alguien, estaba rememorando todo lo que pasó hasta que el grito de mí mejor amiga me sacó de mis pensamientos y provocó que me sobresaltara.

- Oye me asustaste -

- Lo siento pero no pude evitarlo, dime ¿Quién era ese caballero que te acompañó? -

- ¿Estabas espiandome? -

- Claro que no, escuché ruido afuera creí que eras tú así que me levanté para asegurarme y los ví despidiéndose, por favor ya no la hagas de emoción y dime ¿Quién es? -

- Es sólo una persona que conocí en la cafetería - dije caminando al interior de la casa -

- Si claro, por eso te trajo hasta tú casa y cómo no es nadie por eso tienes esa sonrisa en la cara -

- Te estoy diciendo la verdad, apenas si lo conozco -

- Esta bien te creo pero al menos dime su nombre -

- Se llama Otto Octavio -

- Espera yo he escuchado ese nombre, no recuerdo en dónde pero estoy segura - dijo tratando de hacer memoria pero sin recordar - Ya me acordaré, parece ser buena onda -

- Es mucho más que eso, es muy inteligente y agradable, sabe demasiadas cosas -

- ¿Así que disfrutaste estar con él? - dijo alzando las cejas repetidamente -

- Claro que sí pero no en el sentido que piensas cochina, sólo charlamos y ya -

- Bueno bueno, pero prométeme que me contarás todo -

- Esta bien lo prometo, y ¿Qué te trae por aquí? -

Dije cambiando el tema pero en mi mente se repetían fragmentos de nuestra conversación y lo bien que la habíamos pasado. Sin duda alguna tenía muchas ilusiones de verlo nuevamente y charlar.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora