IV

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Llevamos un poco más de un mes en Melbourne, aunque a veces recordaba a mis amigas con nostalgia, no podía negar que todo marchaba mejor de lo esperado, por lo visto, sí nos quedaríamos el tiempo suficiente para terminar las clases.

En los últimos años nunca había tenido una rutina tan dinámica como la que creé en el último mes. Finalmente me había puesto al día con mis compañeros; mis prácticas de fútbol iban increíble, estábamos entrenando para la temporada de primavera; en la obra de teatro no hacía más que bromear con Chaed, aunque Irin se molestaba porque desconcentramos a los demás; los sábados iba a clases de boxeo con Richie y los domingos la pasamos en familia, escogemos una película y comemos juntos. Los días que no tenía entrenamiento salía con Irin a tomar milktea o comer algo, incluso habíamos ido dos veces al cine.

En cuanto a Richie y sus amigos, los saludaba en el almuerzo, Billy y Heng solían ir más a la casa a jugar play con Richie; las pocas veces que iban Freen y Nam, yo solía estar fuera de casa con mis amigos, pero a ellas dos las veía un poco más en los pasillos de la escuela, ambas estaban en el club de periodismo y solían realizar entrevistas o videos para las redes internas del colegio.

A pesar de llevar un poco más de un mes, aún no había podido disfrutar de la playa, podía pasar a diario frente a ella, pero siempre había un plan. Sin embargo, hoy sería el día, iría sola con el libro que comencé el domingo pasado, Las Ventajas de Ser Invisible.

Después del entrenamiento, me cambié al uniforme deportivo de invierno, pantalón y camiseta manga larga, ya había terminado las clases por hoy, así que no importaba cómo vistiera, solo quería ir cómoda. Tomé el bolso donde tenía mis cosas para la práctica y, además, mi mochila con libros.

Fui la última en salir de los vestuarios, me llevaba bien con mis compañeras de equipo, pero no había podido conectar con ellas como lo había hecho con Irin, Chead y Noey. Cada vez que salía de mis entrenamientos me quedaba sola esperando que mi mamá me buscara o, a veces, si Irin o Richie se quedaban hasta tarde, me iba a casa con ellos.

Para poder llegar a la playa que estaba cerca de la escuela, debía atravesar todo el campo de fútbol y las pistas de atletismo o rodear el área, luego de eso bajar una pequeña colina. La salida de los vestuarios llevaba hasta el medio de las gradas centrales de la cancha; así que mi opción más rápida sería cortar el camino pasando por el medio del campo, a esa hora no quedaba ningún equipo practicando, posiblemente ni siquiera hubiera alguien por ahí.

Pero mi suposición había fallado, a medida que salía de debajo de las gradas podía escuchar una voz familiar cada vez más cerca. No hablaba inglés, pero algo entendía, cuando estuve apunto de salir por completo de las gradas, la vi; Freen estaba en el peldaño más bajo haciendo videollamada con una mujer, asumí era su madre, ambas hablaban en tailades, Freen lucía consternada por algo y secaba sus lágrimas.

No era momento de aparecer como si nada, rápido me regresé un poco más abajo y quedé por completo cubierta por las gradas, me recosté de ellas quedándome en completo silencio. Aún podía escuchar un poco de lo que hablaba Freen con su madre, pero no lo entendía todo, no quería ser entrometida, así que me alejé unos pasos más.

Estaba nerviosa, no quería que ella pensara que la estaba espiando, pero tampoco quería pasar a su lado e interrumpir el momento. No me dí cuenta, pero incluso estaba conteniendo mi aliento, cómo si ella fuera capaz de sentirme desde donde estaba. Suspiré ligeramente, ya no podía contener más la respiración, en ese momento logré escuchar un poco más claro cómo se despedían.

━━━ Susu na ka ━━━ escuché de la voz de la mujer.

━━━ Byebye ━━━ la voz de Freen era un poco más clara y animada.

El mar, el cielo y tú - Freenbecky AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora