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El grupo se encontraba caminando por el bosque. Siguiendo los pasos de Sesshomaru, que, aunque le preguntaban a donde se dirigían, él no les respondía.

—¿Dónde estaremos yendo? —preguntó Rin.

—Lo más probable que estemos yendo a buscar a Naraku —respondió Jaken, quien seguía determinadamente los pasos de su amo—. La furia del amo bonito incrementó desde el incidente que las involucró a ambas.

—¿Entonces lo hace por nosotras? —dijo Rin con emoción—. ¿Oíste eso, Hermana Himeko?

—¡No presumas tanto, tonta!

—¿De verdad lo busca por nosotras? —preguntó Himeko.

—Verás, el amo bonito es una persona orgullosa. Puede parecer que está calmado, pero después de toda esa locura.... Estoy seguro de que él está furioso por esa situación.

Jaken sintió un aura maligna cerca de él, por lo que inmediatamente volvió su mirada hacia Sesshomaru y al verlo ha podido ver su expresión de frialdad. Sesshomaru no tardó en darle un fuerte golpe, lo cual hizo que Jaken cayera al suelo y comprendiera que lo que acababa de mencionarle a Himeko y Rin era verdad.

—Alto —exigió Sesshomaru, ocasionando que los tres que lo seguían se detuvieran—. Ustedes quédense aquí.

—¡Eh, pero Rin y Himeko también quieren ir! —exclamó la niña.

—Más adelante hay veneno. Ustedes morirían en cosa de segundos —dijo Jaken.

—Lo entendemos —dijo Himeko, quien no tardó en acercarse a Sesshomaru—. Tenga mucho cuidado.

—¿Quién crees que soy?

—Sé que usted es alguien poderoso, pero, aun así, tenga cuidado y vuelva con nosotras.

Sesshomaru se mantuvo en silencio mirando fijamente a Himeko. Él la observó por unos segundos para luego mirar a Jaken y lanzarse una mirada fría, lo cual hizo que el pequeño demonio se tensara y entendiera lo que quería decirle con esa mirada. «No las pierdas de vista o tu cabeza terminará en ese báculo» Eso era lo que entendió Jaken y lo asustó demasiado, por lo que no pensaba apartar su mirada de las dos muchachas.

 «No las pierdas de vista o tu cabeza terminará en ese báculo» Eso era lo que entendió Jaken y lo asustó demasiado, por lo que no pensaba apartar su mirada de las dos muchachas

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Sesshomaru no había encontrado a Naraku, sino que se encontró con otra extensión de este y con el grupo de Inuyasha. Así que, como su objetivo principal, no se encontraba allí. Decidió regresar con Himeko, Rin y Jaken lo antes posible.

Solo tardó unos minutos en volver con ellos. Himeko y Rin lo recibieron con una sonrisa, mientras que Jaken lo recibió con alivio, pues su cabeza seguiría pegada a su cuello por un tiempo más.

—¿Dónde iremos ahora? —preguntó Rin cuando notó que Sesshomaru comenzaba de nuevo a caminar—. Pronto se hará de noche y tengo un poco de hambre.

—¿Por qué no descansamos un poco? —preguntó Himeko, al momento en que miraba a Sesshomaru—. Mientras caminábamos hacia aquí, he visto un pequeño lago. Tal vez podríamos buscar algo de agua y descansar cerca de allí.

El demonio pareció pensarlo un poco. No le desagradaba la idea de Himeko, pues el lago podría ayudarlo a quitarse aquel olor espantoso que le había dejado la extensión de Naraku al asesinarlo.

—Está bien.

Himeko sonrió ante la aprobación de Sesshomaru. Ella no tardó en guiarlos hasta el lago y así preparar un pequeño campamento para que Rin pudiera descansar.

Mientras tanto, Sesshomaru se alejó y se dirigió hacia el lago que Himeko les había mencionado. Allí él lo observó por unos segundos para luego comenzar a despojarse de su ropa y así sumergirse en este. El agua del lago era fresca y tranquilizante. Sesshomaru se sumergió por completo, dejando que el agua limpia y purificadora eliminara cualquier rastro del malévolo aroma de Naraku.

Y mientras se encontraba sumergido, no podía evitar pensar en la conversación que había tenido con Himeko antes. La mirada sincera de la joven le había conmovido de alguna manera, aunque no lo admitiera abiertamente.

—¿Señor Sesshomaru?

La voz de Himeko llamándolo lo hizo volver a la superficie. Fue entonces que sus ojos dorados se encontraron con los de la muchacha, los cuales parecían brillar ante el reflejo de la luz que todavía se encontraba sobre ellos.

Himeko fue la que rompió el contacto de sus miradas, pues se había sentido avergonzada de ver a Sesshomaru casi desnudo.

—¿Sucede algo? —preguntó el demonio sin importarle la presencia de la mujer.

—Yo... Yo solo venía a avisarle que ya está la comida —dijo entre balbuceos—. Lo lamento. No tenía idea de que usted estaba ocupado.

Sesshomaru salió del agua con la misma calma que lo caracterizaba, sin mostrar ninguna señal de incomodidad por la situación. El agua goteaba de su figura esbelta mientras se acercaba a su ropa e ignoraba la vergüenza que sentía Himeko.

—Está todo bien.

Himeko volvió a mirar a Sesshomaru cuando lo escuchó quejarse. Ella no tardó en acercarse y ayudarlo con su cabello que se había enredado entre unas ramas que había cerca de él.

—Permítame ayudarlo.

Sesshomaru permitió que Himeko desenredara su cabello con una expresión impasible en su rostro. Aunque no mostraba ninguna emoción visible, en su interior, una extraña sensación comenzaba a despertar. Era algo que no había experimentado, una especie de conexión que iba más allá de sus habituales interacciones con los demás.

Cuando Himeko terminó de desenredar su cabello, Sesshomaru se volvió hacia ella y la miró directamente a los ojos. Esta vez, no había distancia entre sus miradas. Podía ver la sinceridad y la bondad en los ojos de Himeko, algo que rara vez encontraba en el mundo demoníaco en el que vivía.

—Himeko —murmuró su nombre, y la voz de Sesshomaru sonó más suave de lo habitual.

Himeko sintió su cuerpo estremecer ante el sonido de su nombre en los labios del poderoso demonio. No sabía qué decir en ese momento, pero algo en su interior le decía que esta situación era única, que estaba presenciando un lado de Sesshomaru que pocos, tal vez nadie, tenía la oportunidad de ver.

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos y dorados. Era un momento magnifico para Sesshomaru y Himeko, quienes seguían mirándose el uno al otro, atrapados en un instante que parecía congelado en el tiempo.

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SOULMATE; Sesshomaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora